Jueves, 23 de diciembre de 2010

Por Javier Aguirre

El triunfo de Paul McCartney en el rubro Mejor Show Internacional de la encuesta anual del NO de este año resultó tan abrumador (duplicó los votos del concierto que quedó segundo tras el escrutinio) que enciende las alarmas del under. ¿Acaso los 26 votos cosechados por el ex beatle deben ser leídos como un giro hacia el pop en la escena rocker, la tan temida “popización” del electorado rocker? ¿Llega la hora en que la escena rockera saluda a los “candidatos moderados” como el siempre simpático Sir Paul? ¿Se trata de una señal para llevar tranquilidad a los mercados, que reciben con beneplácito los conciertos “serios”, “hiperprofesionales” y hasta “previsibles” de un cantautor sexagenario que ya lleva casi cinco décadas como capitán de la industria discográfica?

Mmhhh... no parece que los músicos encuestados este año hayan suavizado sus preferencias. En realidad, la cuestión es que Paul McCartney —como John Lennon, como Los Beatles— está más allá de todo, es un clásico entre los clásicos, acaso el más poronga de todas las glorias vivas de la música popular británica (¡un saludo a Keith y a Mick!), y un personaje protagónico y de alta gama en la historia del rock. Paul ya rockeaba y ya cambiaba el mundo cuando el hombre no había llegado a la Luna, cuando no había nacido Andrés Calamaro, cuando Villa Gesell era un lugar agreste, cuando existía la Unión Soviética, cuando los CDs no habían sido inventados, y cuando las computadoras eran armatostes tan grandes como un departamento de cuatro ambientes con balcón, dos baños y cocina con lavadero. Advertencia: el voto-Paul no debe entenderse sólo como un saludo a una trayectoria imposible, ya que el presente del ex beatle no deja en pie ni un “pero”. Su paso por River, este año, fue demoledor, conmovedor y rocker: hasta terminó tocando “Helter Skelter”. ¡Helter Skelter, carajo!

A no dudarlo, la “rockeridad” del electorado del NO goza de excelente salud. Y el argumento que mejor lo demuestra lo da, como siempre, el soberano; ya que los dos conciertos que siguieron al de Paul en la lista de los más votados echan por la borda toda posibilidad de que la comunidad rocker ahora prefiera los candidatos “moderados”. El segundo puesto (13 votos) fue para los regresados Pixies, que van al límite desde lo sonoro, y el tercer lugar (9 sufragios), para los Rage Against The Machine, que van al límite desde el discurso combativo. Más lejos en las preferencias, pero marcando su lugar en el cuarto oscuro, aparecen votos por otras visitas, todas bien rockeras, como Primus, Pavement, Anthrax, Queens of the Stone Age, Incubus o Yo La Tengo.

Es decir, el triunfo de Paul no marca una tendencia, pero sí demuestra que el rock no olvida a sus mayores. Y que sus mayores, muchas veces, pueden rockear como si tuvieran 50, 52 años menos.

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