Lucas vomita con ganas, justo ac谩 al lado. Viene desde Quilmes, tiene unos veintitr茅s a帽os, cara de nene, piel p谩lida y un cuerpo desgarbado. Minutos antes de colapsar por los nervios, y por una milanesa con queso y huevo que se trag贸 a los apurones antes de llegar a la terminal, hab铆a asegurado que esto del bondi no le gustaba ni un poco: el traqueteo, la incomodidad y las 23 horas en soledad hasta Bariloche para encontrarse con un primo y dos amigos que lo esperan para acampar. Pero ahora, despu茅s de retorcer el est贸mago como una toalla, las cosas marchan bastante peor: la gente se abre r谩pido creando un c铆rculo de desprecio y el nauseabundo de Lucas tiene que balbucear algo parecido a un 鈥減erd贸n鈥. Vaya manera de empezar las vacaciones...
Pasar la noche completa de un d铆a de cambio de quincena veraniega (como ser谩n este viernes y s谩bado) en la terminal de Retiro parece un plan m谩s emparentado con el masoquismo que con alguna especie de apetito viajero. Retiro, en estos momentos del a帽o, es una canilla libre de gente inc贸moda que carga con exceso de peso y de ansiedad. Y, obviamente, las postales dan para todo: padres cuidas que abrazan a sus hijas como si estuviesen a punto de entrar a la casa de Gran Hermano, novios cargados de inseguridad que dejan ir a sus chicas pensando en ese galancito que se va a pasar de listo en la playa, y hasta grupos de melenudos lookeados como para irse a la sabana africana, cuando en realidad su boleto acusa Mina Clavero.
En el 煤ltimo cambio de quincena, Retiro fue un calvario mucho m谩s ardiente para los que intentaban fugarse y se encontraron con una protesta de la Uni贸n de Conductores de la Rep煤blica Argentina (UCRA), que bloque贸 la salida de veh铆culos en reclamo de la reincorporaci贸n de trabajadores y la implementaci贸n de un control efectivo de las horas de trabajo. Hoy las cosas est谩n m谩s tranquilas, sin cortes, aunque con algunas cifras oficiales que pueden resultar de muy mal gusto si uno las conoce a punto de embarcarse: el 53 por ciento de los veh铆culos inspeccionados ese fin de semana estaba en infracci贸n, algunos demorados por falta de descanso de los conductores, otros con casos m谩s extremos, como el control positivo de alcoholemia de un chofer que hab铆a seguido derecho desde una fiesta de 15.
Los s谩bados en temporada, con 2400 servicios operando al palo 鈥600 贸mnibus m谩s de los que salen y entran habitualmente鈥, Retiro vive sus noches de gala. Mientras cualquier s谩bado vulgar del a帽o, a estas horas de la noche te la har铆an dif铆cil hasta para conseguir un alfajor, hoy se puede todo. 驴Comprar un souvenir? 驴Un bolso? 驴Un buzo? 驴Una camisa? 驴Una valija? 驴Un poster? 驴Cortarse de pelo? 鈥淪铆, papi, ac谩 se trabaja muy bien鈥, aclaran dos carnosas morenas con las tijeras en reposo. 鈥淟as chicas que no tuvieron tiempo para cortarse el pelo o ponerse color, vienen a hac茅rselo antes de irse de vacaciones.鈥 No mienten: minutos despu茅s hay dos v铆ctimas con la cabeza h煤meda y el cuello r铆gido.
El flujo en la terminal es insoportable. Las caras largas y arrebatadas de sol de los arribados se entremezclan con las p谩lidas de ansiedad y excitaci贸n de los que esperan irse. Justo como las de ese grupo de chicas鈥揵ien de Hurlingham que espera a los gritos su colectivo con destino a San Mart铆n de los Andes. Tienen apiladas sobre el asfalto una monta帽a de mochilas que les doblan su contextura f铆sica y que obligan la pregunta:
鈥揗ir谩, te voy a ser sincera 鈥揹ice Luz, una veintea帽era de rulos dorados鈥-. Eso no es problema para nosotras. Los hombres en auto te ven con esta mochilota y te llevan adonde quieras. Adem谩s, de paso conocemos chicos...
鈥揝铆, muy... est谩 hace veinte d铆as en Brasil y no me llam贸 ni una vez.
No m谩s preguntas. Quince minutos m谩s tarde, este pelot贸n de chicas copa el fondo de un doble piso y se olvida de todo. Benditos c贸digos de verano. Pero a no decepcionarse: en Retiro tambi茅n hay amor verdadero. Ya son las cuatro de la ma帽ana y Jeff y Allie, una pareja de californianos que est谩 compartiendo su primera visita a la Argentina, se fuman el smog de estos veh铆culos con catarro mientras esperan, pegoteados y felices, el suyo con destino a Mendoza. Ya recorrieron Buenos Aires y ahora est谩n dispuestos a hacerse una pasada por La Ruta del Vino. 鈥淎rgentina es un pa铆s muy lindo, la gente es muy agradable. Pero lo mejor que tiene es la carne鈥, dice Jeff en tono buenazo. Pero la termina embarrando con sonrisita a lo Benny Hill: 鈥溌ero la carne femenina!鈥.
Cuando el sol reaparece, la terminal de Retiro deja de ser ese lugar tan hostil e irritante. Ya son las seis de la ma帽ana de un domingo de verano y todo parece algo m谩s calmo y familiar. Los canillitas acomodan sus puestos, los mozos lustran las mesas y brota un olor parecido a caf茅 y medialunas. Pero entre eso se plasma una imagen imborrable: Lucas, el pibe que se hab铆a secado la boca contando lo fastidioso que le resultaba esto de las 23 horas hasta Bariloche, est谩 durmiendo acurrucado sobre un banco. Se lo ve tranquilo y sin culpa, con la satisfacci贸n de haberse salido con la suya.
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