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Jueves, 19 de enero de 2012
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Clausuraron el ciclo Acapulco Club

Pileta pinchada

Según el organizador del encuentro en la Ciudad Cultural Konex, que ofrecía piscina, juegos acuáticos y bandas en vivo, el Gobierno de la Ciudad no permitió su realización por considerarlo “poco cultural” y riesgoso.

Por Facundo Enrique Soler
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“El Gobierno de la Ciudad nos clausuró porque, según ellos, lo que hacemos es poco cultural y riesgoso”, explica Hernán Hana, organizador de la fiesta Acapulco Club, puertas adentro de una Ciudad Cultural Konex vacía, bajo el sol que le regalaba al pasado sábado 14 una tarde hermosa. Ahí se debía festejar el ciclo veraniego diurno que incluye música en vivo, piletas inflables y juegos acuáticos infantiles para grandes y chicos. “La semana anterior clausuraron el lugar por no tener en regla una cuestión del personal de seguridad y porque el local no estaba apto para que hubiera gente bailando. Hice todo el papeleo burocrático para hoy (por el sábado) y un día antes nos volvieron a prohibir”, se queja Hana.

El organizador enumera una serie de razones que considera absurdas: la falta de un bañero que cuide que nadie se ahogue y exámenes químicos para determinar que el agua no presente ningún grado de contaminación. Pero lo que alarma es aquello de “poco cultural”. Las bandas que lideraban la cartelera en la fallida fiesta Acapulco Club del sábado eran Kumbia Queers y Barmitzmidis: un grupo de chicas que mezcla cumbia y punk mientras le canta a la diversidad de género y el libre pensamiento; y un cuarteto que le da un sentido electrónico fiestero a la más tradicional música judía.

La respuesta ante la clausura fue la realización de un recital mitad fiesta, mitad protesta. Las Kumbia Queers conectaron sus equipos en la vereda, adornaron la enorme reja del Konex con fajas de clausura que decían “escena del crimen, no pasar” y tocaron todos sus hits en formato acústico para despedir Living La Birra Loca Tour, la gira que las llevó por 13 países en los últimos tres años.

El público cortó la calle, armó baile, jugó a la guerra de agua, revoleó pelotas inflables y entonó cánticos anti-macristas. “Estamos acá en repudio al Gobierno de la Ciudad. Si eso no es tropipunk, ¿el tropipunk dónde está?”, gritó Pila Jackson, la guitarrista, en medio del mini-show. Puertas adentro de la C.C. Konex, los inspectores del gobierno miraban atónitos, como testigos de la música, la resistencia, la diversión y, lo más importante, la cultura.

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