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Jueves, 9 de febrero de 2012
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Exclusivo: SE ESTRENA el servicio Taringa! Música este fin de semana

La nueva guía T!

El sitio de intercambio de contenidos lanza un servicio de streaming y apuesta a cambiar el modelo de negocio de la música en el país, de una buena vez por todas. Para usarlo, habrá que poner el número de documento. También hablan sobre el FBI, el cierre de Megaupload, la causa judicial y la idea de que Taringa! sería tan culpable como Google. Las primeras invitaciones se entregaran en el Cosquín Rock.

Por Luis Paz
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Tatu Estela, a cargo de Taringa! Música.

“El libro de Taringa! estaba alojado en Megaupload. A nosotros también nos dio de baja el FBI”, deja caer Matías Botbol, director de desarrollos de la conocidísima web argentina. Botbol lo hace ahora, aunque se ha cuidado durante toda la entrevista de no usar esos términos juntos en una frase (Taringa!, Megaupload y FBI). Es que estos nombres propios circulan juntos hace semanas, en torno del debate generado por los intentos de aprobar las leyes PIPA y SOPA en Estados Unidos, casos como los del cierre de Megaupload, el acoso a los creadores de The Pirate Bay y los ataques de Anonymous, y efemérides contemporáneas como el blackout de Internet del 18 de enero en respuesta a SOPA. Taringa! es el sitio de contenidos más visitado del país y el noveno en la general, detrás de Facebook, Google (el internacional, el argentino, Blogger y YouTube), Yahoo!, Microsoft (Windows Live) y MercadoLibre; y delante de Twitter y Wikipedia, siempre según datos del servicio de análisis web Alexa. Ocupa el puesto 168 entre los sitios más vistos en el mundo, con un volumen de tráfico de 70 millones de visitas mensuales. Por su modo de funcionar y la utilidad que le dan sus usuarios, este país en la nube –que bajo la carta magna de la “inteligencia colectiva” funciona como foro de discusión, entretenimiento y recomendación vía link de contenidos e informaciones– está relacionado en cuestiones como el trabajo colaborativo y las redes informativas, pero también en otros temas menos alegres, como un supuesto arreglo comercial con Megaupload y una acusación como “partícipes necesarios” de descargas ilegales de contenidos protegidos con derechos de autor, asentada en la Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, que originó un proceso legal (ver recuadro).

Hasta se dijo que Taringa! estaba en la mira del FBI y podía ser cerrado. Lo que ocurrió fue que esa entidad los mencionó entre los directorios web con más referencias a Megaupload. Pero desmienten tener a los federales detrás y el paso que está a punto de dar Taringa! pone en duda la posibilidad del pronto final: en las cómodas instalaciones del sitio en Buenos Aires, donde 35 personas trabajan en la ingeniería administrativa y comercial de Taringa!, Botbol y el músico y productor Tatu Estela le cuentan en exclusiva al NO cómo es su nuevo servicio, Taringa! Música –que será estrenado para el público y los artistas de la edición 2012 de Cosquín Rock, este fin de semana–, ideado para “cambiar el futuro de la música”.

Según le contaron a Página/12 en una entrevista de noviembre de 2008, Matías y Hernán Botbol y Alberto Nakayama le compraron en 2006 al joven Fernando Sanz (Cypher) un foro incipiente con 30 mil visitas diarias y la misma cantidad de posts, que era alojado por el servicio de hosting de los hermanos, mediante un acuerdo por publicidad para esa compañía fraternal, Wiroos, en el foro. Al momento de esa entrevista, en Taringa! trabajaban seis personas y había 1,2 millón de posts. Hoy, la cifra asciende a 13 millones de posts, aportados por más de 16 millones de usuarios. Según Alexa, la mayor parte son hombres en sus casas, de entre 18 y 34 años, solteros, sin hijos y con secundario completo.

“Al ser Taringa! tan popular, siempre va a haber gente a la que le guste como funciona y gente a la que no. Sabemos que son las reglas del juego: trabajamos en Internet hace años”, aclara Botbol. Por eso, dice, los representantes del sitio prefieren “no entrar en discusiones filosóficas”. Se limita a opinar, de espaldas a un modesto ventanal antiguo, aquejado por todo lo que ha circulado y nervioso por las insistencias, que “la manera de combatir las descargas no es prohibiéndolas sino buscando modelos mejores. Si se lograra, las descargas quedarían obsoletas. También ésa es la idea de Taringa! Música como servicio online”. Y dirá sobre el affaire presunto con el FBI y el servicio de alojamiento de archivos que manejaba Kim “Dotcom” Schmitz, cuyo desarrollo Megaupload también preparaba un servicio similar a Taringa! Música, de alcance mundial: “Con el FBI no pasa nada y no existe ninguna relación. Y con el otro tema no hay más que desmentir una información sobre el tráfico de Megaupload originado desde Taringa! (que algunos implicaron a un acuerdo comercial entre ambos): nunca tuvimos relación de partnership ni nada”.

–La interpretación de algunos usuarios de Taringa! fue que tenían un arreglo comercial con Megaupload porque denegaron la utilización de links a otros servicios de hospedaje de archivos...

Botbol: –De ningún modo. También se dijo que nos bajó el tráfico la clausura de Megaupload, y no. Ocurrió que existían servicios de alojamiento de archivos que pagaban a los usuarios por cada descarga de su cuenta y había gente haciendo plata subiendo cosas con derechos de autor, películas, programas, juegos y discos. Tratamos de que no ocurra; pero es incontrolable detener lo que postean los usuarios, por más moderadores que pongamos. Lo que hicimos para resolverlo fue bloquear hostings que pagaran por subir contenido y eso perjudicó el negocio de mucha gente, que hizo videos y blogs contra Taringa!

Estela: –Se critica si bajar está bien o no, pero lo que habría que analizar es de qué modo se está consumiendo música, por qué la compra digital funciona afuera y acá no, por qué bajar ya es algo obsoleto y todo va hacia la nube. Y si esa nube es la nube de cada uno o es la nube de todos. Por eso este portal en base a streamings (reproducciones online) que será un medio horizontal en el que van a estar los sellos, los medios, los productores comerciales y los artísticos. Hay intención de unir los mundos del mainstream y del underground, y de hacerlos fluir. Nos damos cuenta de que al que más le duele que no haya una costumbre de comprar música digital es al artista chiquitito: los grandes artistas y grupos siguen siendo muy grandes, mientras que de los chicos no han asomado muchos.

Botbol: –Antes se consumía música en objetos y ahora se lo hace en servicios. Hoy coleccionar CDs es tener plásticos con un papel doblado con reverso en blanco, perdió el valor. La música pasó de ser arte puesta en un objeto a ser un servicio, y ese cambio en la manera de consumir rompió los esquemas anteriores y generó una situación rara que no se termina de enfocar ni de acomodar para que lo offline y lo online convivan. Taringa! Música busca achicar el espacio entre los extremistas que quieren todo offline y los otros, que quieren todo digital y “abajo el copyright”. Hay un choque muy grande entre ambos y nuestra idea es ponernos en el medio con un buen servicio online y legal.

Aunque a grandes rasgos el novel servicio parece un sucedáneo de Bandcamp o Spotify, Estela señala que no lo es: “La situación con esos servicios es rara. A Spotify en Argentina no lo abren, mientras en muchos países lo unen a Facebook. Y para escuchar o comprar en Bandcamp, tenés que ir al portal específico de una banda”. El plus de Taringa! Música, propone, es su plataforma social: “Estar dentro de Taringa! implica 70 millones de visitas al mes. Al músico le sirve esa temperatura”. Al pasar, interpreta que esa temperatura ya no está en los circuitos industriales tradicionales: “Hay cosas que hacen los sellos que son una falta de respeto. Como ser ediciones de discos re lindos con librito en blanco. Ya no nos venden shows sino una obra de teatro, un espectáculo musical. Se han puesto a vender pochoclo y eso alejó el calor de la gente. Basta de pochoclo”, pide a ningún mozo.

Botbol arriesga una futura posibilidad de realizar algún servicio similar con la literatura: “Hay miles de poetas, cuentistas y novelistas que escriben en su casa y no muestran su arte, la dejan guardada en un cajón o en su disco rígido. Es una posibilidad a futuro darles un servicio similar”. Justamente las editoriales Astrea, La Ley, Rubinsal y Asociados, Ediciones de la Flor SRL, Ediciones La Rocca SRL, Editorial Universidad SRL y Gradi SA son las que apoyaron la denuncia de la Cámara Argentina del Libro contra Taringa!, que generó que el 6 de mayo del año pasado se los procesase (se los sometiera a una investigación penal que puede derivar o no en un juicio) como “partícipes necesarios” de la violación a la propiedad intelectual de contenidos protegidos. “Si bien los autores del hecho finalmente serían aquellos que subieron la obra al website y los que ‘la bajan’, lo cierto es que el encuentro de ambos obedece a la utilización de la página Taringa!, siendo sus responsables al menos partícipes necesarios de la maniobra y además claros conocedores de su ilicitud, por lo que el convenio que exhiben para pretender exonerarse de responsabilidad no podrá ser tenido en cuenta”, se concluye en la causa. Sin embargo, Botbol opone que “Taringa! es sólo una base de datos, un indexador de contenidos internos que ante una búsqueda trae resultados de los posts que hacen los usuarios”. Bajo esa definición, Taringa! sería tan culpable como Google al listar blogs y sitios desde los que se puede descargar música, cine, software y entretenimiento protegido.

Por estos días, el gigante buscador está reformando sus políticas de privacidad y condiciones de uso. El de la privacidad es un tema candente, sobre todo a partir de la explosión de Facebook y de Twitter. En ese marco, resulta picante que en el formulario para la inscripción de músicos al nuevo servicio de Taringa! se solicite un número legal de identificación, como ser el del DNI. “Se pide para que nadie pueda subir música ajena y nadie lo use para hacer estupideces”, empieza Estela. “Si firmaste y le sacaste la foto a tu DNI, estás dando la cara. Si te mandás el moco de subir algo que no es tuyo y que está protegido por derechos de autor, se sabe que sos vos y no una dirección IP. No vamos a hacer una caza de brujas, pero de alguna manera necesitamos un respaldo para que no se suban discos ajenos”, le suma Botbol. “De última, los usuarios de Facebook ponen allí un montón de datos privados y ni se detienen a preguntarse qué están contando”, cierra su compañero.

–Y además de la difusión, del analítico de estadísticas y de la base de plataforma social, ¿habrá rédito para los músicos? Porque por Taringa! Música les entrará dinero de publicidad...

Botbol: –Estamos tratando de organizar un sistema para que de los ingresos del canal de música, un porcentaje no definido, ni cómo ni cuándo, se distribuya entre los usuarios mediante un cálculo proporcional a las reproducciones. Tanto ingresos por publicidad como si buscamos otros modelos de ingresos, como algún sistema premium con mejor audio o prestaciones especiales. Pero la idea es hacer una repartición que cubra parte del agujero que quedó por la falta de venta de música en CD.

Estela: –Obviamente, se va a pagar Sadaic. No pensamos en un negocio para los que hacemos Taringa! sino en un servicio para los músicos, los productores, los sellos, los locales y los medios. Y entendemos que hoy la manera más directa de monetización del músico es el show en vivo. Por eso, si se busca una banda de Córdoba para un show, que pueda encontrarse en un directorio por lugares que estamos armando. Si necesita un productor en Quilmes, qué sepa cuál tiene buena reputación.

Botbol: –Nuestra idea es una plataforma en la que un músico pueda hacer su carrera completa. La idea es dar apoyo para que puedan grabar discos y hacer shows con las bandas de Taringa! Música, y arreglos con medios para que los difundan con reseñas y con entrevistas. Queremos ayudarlos. Lo que sí, lo haremos etapa por etapa, despacio, por una limitación: para todo esto, en necesidades de infraestructura estamos más cerca de Facebook, Twitter o YouTube que de un sitio web de un diario.

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