Un smartphone, iPad, tal vez una Kindle e incluso la mism铆sima laptop han cambiado nuestra forma de relacionarnos, pensar, trabajar, divertirnos e incluso de comprar. Este nuevo mercado es uno de los t贸picos que ocupa al Sinca, un centro de estad铆sticas que naci贸 hace tres a帽os para saber c贸mo act煤an las industrias culturales en el total de la econom铆a argentina. Este Indec cultural hace foco en el consumo de m煤sica, libros y medios de comunicaci贸n en soportes tradicionales y formato online. 鈥淐on el Censo 2010 podemos ver que la brecha digital entre la Ciudad de Buenos Aires y el resto del pa铆s es enorme鈥, dice la soci贸loga Natalia Calcagno, quien se preocupa por ver c贸mo cambia el mercado en cada provincia.
La producci贸n de la industria cultural se concentra en Buenos Aires. M谩s del 80 por ciento de las editoriales, el 90 por ciento de los sellos musicales, est谩n en esta ciudad. Con los diarios pasa lo mismo: los grandes diarios est谩n en Buenos Aires y despu茅s hay mucho diario provincial, municipal, barrial. 鈥淓l digital aparece en todas las provincias, no se puede creer c贸mo crecen en pueblitos chiquitos. Pero, l贸gico, son de una escala m铆nima鈥, reconoce Natalia Calcagno, quien cree que 鈥渉ay que federalizar la producci贸n de contenidos鈥.
La conexi贸n en el interior asoma con n煤meros muy bajos, mientras que el 90 por ciento de los hogares en la zona metropolitana tiene banda ancha, 鈥渓o cual es un par谩metro europeo, porque hay pocas ciudades en la regi贸n que tengan ese nivel鈥, se entusiasma Calcagno. 鈥淓l acceso a una conexi贸n modifica mucho el panorama, porque de lo contrario la cultura perder铆a tanto en distribuci贸n como producci贸n鈥, apunta la titular del Indec Cultural, quien al mismo tiempo se帽ala que una de esas modificaciones est谩 vinculada con el consumo de libros, discos, diarios y cine en nuevos formatos; y aclara que el caso de la m煤sica es, de todos, el m谩s complejo.
Mientras crece la descarga de mp3 para escuchar en computadoras, tabletas y celulares, m谩s crece por otra parte la venta de libros en papel. Lo que subraya Calcagno es que 鈥渓os distintos servicios que ofrecen las industrias culturales convergen en una pantalla, ya sea de computadora o de un tel茅fono celular鈥, y que 鈥渆so es tremendamente revolucionario鈥. Explica, entonces, que 鈥渟e est谩 cambiando la cultura desde el principio hasta el final鈥, y que 鈥渘o se sabe qu茅 forma va tomar porque va muy r谩pido y todav铆a no termin贸鈥. 鈥淟a circulaci贸n, comercializaci贸n, el marketing y el consumo est谩n cambiando much铆simo. Tenemos que empezar a pensar que la cultura digital no implica s贸lo velocidad y multiplicidad, es mucho m谩s que eso: est谩 cambiando la forma en que transmitimos鈥, dice la soci贸loga, quien asegura: 鈥淓l esquema fonogr谩fico tradicional no est谩 m谩s. Est谩 tendiendo a desaparecer. Y el recital en vivo se convierte en la vedette de recaudaci贸n tanto para la banda grande y las bandas m谩s chicas. Ahora hacen el disco para promocionar el recital, antes era al rev茅s鈥, plantea Calcagno.
La cultura incide con un 3,5 por ciento en el PIB. Es casi la mitad del sector m谩s fuerte (la construcci贸n, con 8 por ciento) y supera a otros que se suponen facturan millones (la miner铆a no llega ni al 2 por ciento).
En la Ciudad de Buenos Aires se editan m谩s de 15 mil libros al a帽o, lo que representa un 67,5 por ciento del total. El distrito que m谩s se le acerca es el resto la provincia de Buenos Aires, con un 10 por ciento.
Mientras los brasile帽os invierten un 4,4 por ciento de su presupuesto familiar para 鈥渆sparcimiento y cultura鈥, los argentinos s贸lo gastan un 3,1 por ciento del sueldo. Aun as铆 destinamos el 43 por ciento en canasta b谩sica, mientras ellos gastan menos de la mitad.
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