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Jueves, 31 de enero de 2013
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Chiches que chiflan

Moondawn, un álamo electrónico

¿Cómo pasar del folk naturista de Los Alamos a un proyecto basado en sampleos y exploración tecno? Pedro López rinde pleitesía a la electrónica vintage.

Por Julio Nusdeo

”Drone.” “Experimental folk.” “Rural psyché.” Desde Marsella, al sur de Francia, el ex Los Alamos Pedro López, repasa entre risas tipiadas las etiquetas que ya ha recibido su proyecto Moondawn. El tema venía ligado a los músicos que estimularon su placer por manipular sonidos y construir esas nubes trémulas de repeticiones en las que monta su toque sin púa (fingerpicking). “El phaser y el delay son los efectos que más usaban Lee Perry y King Tubby, grandes referentes para mí. Aunque no hago dub, aprendí mucho de esa música y creo que es la que más me ha inspirado”, admite. Viniendo de una escuela hardcore en su adolescencia, y con una seguidilla de proyectos como King Size Candy o Vicodine, hasta llegar al folk viajero de Los Alamos, donde primaba el sonido natural de los instrumentos, Peter nunca había imaginado usar máquinas para tocar en vivo. Sin embargo, Moondawn ahonda en la electrónica temprana: “Tengo referencias obvias en mi música, como el dúo neoyorquino Silver Apples: un baterista y un cantante que tocaba instrumentos electrónicos y osciladores fabricados por él mismo. Bastante adelantados, si vemos que su primer disco es de 1968. Ahora veo el uso de máquinas como medios que me permiten explorar más, sin encasillarme en géneros”.

Pedro muestra su armado en vivo: guitarra acústica, una Loop Station Boss, un filtro pasa-graves Moogerfooger, una pedalera Vox Tone Lab, que usa como rack de reverb, phaser, delay, trémolo, octavador y wah-wah, y una mixer Sunteck de 6 canales, desde donde maneja los niveles de cada cosa. También le saca jugo al Photosizer, un oscilador de célula fotosensible que le fabricó Juan Bordón (bajista de los recientemente extintos The Tandooris) y que permite grandes finales en vivo: “Cuando termina el show pido apagar las luces y se repudre, la gente alucina”, destaca. El ruteo de Moondawn jamás llega a un ampli de guitarra; Peter entrega una señal estéreo al operador de sonido para “no quemarle la bocha y sonar igual todas las noches”.

En 2011, López consiguió una residencia en un centro cultural de Marsella dedicado a la música experimental y avant garde. Le dieron una semana de estudio, con ingeniero de grabación incluido, y la aprovechó para registrar 25 temas; collages, bucles y canciones devenidos en los álbumes Neoliberalism destroy my life, Visiones de una iglesia en llamas, Death to Bono, back to mono y el compilado Repeat to infinitum.

En la foto, algo que parece un telefonito resulta ser un reproductor de MP3 desde el que Pedro manda diversos sonidos, voces, series de TV educativa, explosiones, un sonar, ruido de tránsito y lo que se conoce como grabaciones de campo. Usados como colchón de alguna canción, o entre tema y tema, el tipo procesa los tracks sobre la marcha, a veces los manda en reversa, panea de izquierda a derecha, y logra verdaderos experimentos sensoriales, como se ve en un video donde samplea a Lee Hazlewood. Ahora pasa más tiempo con esos chiches, que tocando la guitarra: “Sigo recurriendo a la acústica para componer canciones, pero ahora empiezo por crear la base con samplers, para lograr algo homogéneo sobre lo cual tocar o cantar”.

* Más sobre Moondawn en http://moondawn.bandcamp.com/

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