Cuando el alem谩n Felix Zwayer sopl贸 su pito esa noche de octubre en la capital lituana y al fin acab贸 con la espera, s贸lo una mitad de Bosnia estaba atenta al momento hist贸rico. Es que la salvaje guerra con la que se sell贸 la emancipaci贸n de la vieja Yugoslavia dej贸 para siempre expuestas las heridas m谩s dif铆ciles de cauterizar: las de la memoria. Desde entonces, los tres bandos entreverados en aquel latrocinio de muerte y espanto se miran de reojo en un pa铆s tan chico como Jujuy, cohabitado con las mismas diferencias que los empujaron a masacrarse sin tut铆as dos d茅cadas atr谩s.
Por eso, cuando Bosnia venci贸 a Lituania y clasific贸 por primera vez a un Mundial, s贸lo los musulmanes locales sintieron propio el triunfo. Los bosniocroatas y los serbiobosnios, de acervo cristiano, prefirieron mirar los partidos que en simult谩neo jugaban Croacia y Serbia, con suerte para uno y perjuicio para otro definidos mucho antes. Y eso que la selecci贸n no s贸lo la componen islamistas como el capit谩n Emir Spahic (del Bayern Leverkusen) o el entrenador Safet Susic (el 鈥渕ejor jugador bosnio鈥 de la historia) sino tambi茅n integrantes de las otras etnias: Mensur Mujdza (oriundo de Zagreb, hoy capital croata) o Miroslav Stevanovic (nacido en el l铆mite con Serbia). La balcanizaci贸n del f煤tbol en su m谩xima expresi贸n.
Mientras comenzaba una guerra que en tres a帽os dejar铆a un tendal de muertos y un mill贸n de exiliados, Bosnia-Herzegovina se constitu铆a como Estado independiente el 3 de febrero de 1992. A los pocos meses fue creada la federaci贸n de f煤tbol de la incipiente naci贸n y se impuso despojar al deporte de toda significaci贸n pol铆tica para asegurarse la simpat铆a de la FIFA, siempre paranoica de que los intereses dom茅sticos entorpezcan los propios. Por eso, recientemente rechazaron el convite de la selecci贸n de Catalunya, que siempre usa estos partidos como pretexto para reivindicar sus proclamas separatistas, y prefirieron cerrar el a帽o con un amistoso ante Argentina, que gan贸 con dos goles del Kun. No fue el primer choque: hay un antecedente en 1998, en C贸rdoba, con goleada 5-0 para los locales.
Como el h谩lito desgajado de un pasado espantoso, la 煤nica de las 32 selecciones de Brasil 2014 que nunca jug贸 un Mundial se construye con los escombros de Sarajevo, el tronar de los bombardeos de la OTAN y los recuerdos de las violaciones en masa que las tropas comet铆an al capturar una ciudad del bando adverso. Algunos padecieron el destierro, como Sead Kolasinac, que hizo su carrera en el Schalke 04 de Alemania, que lo asil贸, o Senad Lulic, defensor de la Lazio, refugiado originalmente en Suiza. Otros, como Boris Pandza o Toni Sunjic, se tutearon con la guerra en su Mostar natal, una de las ciudades bosnias m谩s arrasadas. Algo similar le sucedi贸 a Edin Dzeko, emblema de una selecci贸n a la que condujo al Mundial con su fuerza goleadora (la misma que sac贸 campeones al Werder Bremen y al Manchester City), despu茅s de haberse criado entre estruendos en Sarajevo.
Ninguno en la Premijer Liga, que a tono con las divisiones locales no cuenta con equipos serbiobosnios, nucleados en un min煤sculo campeonato propio. Pero a pesar de haberse criado futbol铆sticamente en otros lados (pudiendo representar a otros seleccionados m谩s s贸lidos y competitivos), los jugadores bosnios, que promedian los 24 a帽os, son atravesados por el mismo sentimiento de representar al pa铆s de sus padres. Y ser谩n los que, en nombre de ellos, entonen el himno cuando Bosnia busque reescribir su historia, el domingo 15 de junio ante Argentina, en el Estadio Maracan谩.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.