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Jueves, 5 de junio de 2014
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A esa banda Yo La Tengo

“El término lo-fi siempre me pareció un sinsentido”

El bajista Jon McNew recuerda cuando había que darse maña porque no todo hogar era un estudio doméstico, y baja data fina de la nave rockera YLT.

Por Julio Nusdeo
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La voz de James McNew es pausada y tranquila, por más que diga estar de camino al aeropuerto, en medio del tránsito de Nueva York. Es martes y Yo La Tengo se dirige a Uruguay, donde dos días después descollará en La Trastienda de Montevideo y dejará indelebles recuerdos. El trío del que forma parte desde 1992 junto a Ira Kaplan y Georgia Hubley viene con mucha actividad de toque desde la salida de Fade, publicado a comienzos de 2013. “Ya va como año y medio de gira”, se da cuenta. “En estos meses estuvimos por Australia, Nueva Zelanda, Japón y con más shows en Estados Unidos, así que estamos aprovechando el tiempo cálido. Mucha diversión, los años pasan muy de prisa”, suelta, satisfecho. Y cuenta que no tuvo tiempo de más en los últimos años, pero como su vida se eleva alrededor del oficio de hacer música, cuando está en casa se pone a tocar: “Mayormente en mi departamento, no como objetivo o búsqueda, sino porque me hace feliz”.

Desde hace más o menos el mismo tiempo que lleva junto a Yo La Tengo, McNew mantiene en paralelo su proyecto Dump, en el que genera grabaciones ruidosas y caseras en portastudio, ya sea solo o en colaboración con sus compañeros y amigos. Su manera de componer en Dump también se diferencia del trabajo con sus camaradas de Nueva Jersey: “Con Yo La Tengo, la mayoría de las veces trabajamos juntos. Es muy especial la manera en la que los tres escribimos y componemos. No puedo compararlo con nada más. Siento que cuando escribo por mi cuenta estoy probando y experimentando, básicamente. Nada parecido a mí sentado frente a un escritorio, anotando poesía y luego componiendo música para esa letra. Me gusta ser mucho más espontáneo”.

Venís de la escuela de chicxs que en los ‘80 experimentaban y maximizaban la limitación de recursos, ¿cómo te llevás con el término lo-fi?

–Nunca creí en el lo-fi o lo que implicaba. El término siempre me pareció un sinsentido. Ahora la gente graba en sus casas; la tecnología es tal que podés hacer discos que suenan mejor que cualquier otra cosa en el mundo. Creo que es mucho más interesante lo que experimentás al tratar de bajar una idea sin tener los equipos necesarios para dar con una primera solución. Es mucho más interesante cuando encontrás la solución con lo que sea que tengas a mano; usar la imaginación. Si quiero dar con la línea de bajo de una canción que me gusta de alguien más, pero no sé cómo, intento, sale mal, pero es un agradable accidente, y tengo algo completamente nuevo.

El climático y adictivo Fade es el decimotercer álbum de Yo La Tengo y el primero después de un largo período con Roger Moutenot en la producción. En esta ocasión, viajaron a Chicago para trabajar con John McEntire (de Tortoise y The Sea and Cake). “Nos conocemos hace muchos años pero nunca habíamos trabajado juntos en un estudio. Nos encantan sus producciones, sus bandas, así que decidimos probar cosas completamente diferentes”, explica James, que al referirse a dichas incursiones habla de cosas como usar auriculares: “Eso fue muy nuevo para nosotros”. El trabajo de McEntire se centró no tanto en la dinámica grupal –algo sin duda bien aceitado– sino en la posibilidad de crear la ambientación adecuada que estas canciones necesitaban. “Fue una experiencia muy positiva, y lo amamos a ese tipo.”

Con respecto a las canciones de Fade, McNew considera que hay cosas bastante nuevas: “Nos sentimos felices al sentir que crecemos y probamos nuevas ideas. Siempre nos sentimos muy atraídos a hurgar en lo desconocido y descubrir más acerca de cómo tocar y qué tipo de canciones podemos escribir y encontrar”. Quizás algo de eso se palpe en I’ll Be Around, que abre la cara B del álbum, y lo tiene a James tocando fingerpicking la misma e hipnótica línea de bajo durante casi cinco minutos, mientras que Ira, sutil en la acústica, exhala un susurro tan melódico como sensible. The Point of It mantiene el mid-tempo acústico y recuerda al Neil Young de Harvest, pero esta vez McNew se calza una guitarra de doce cuerdas para acompañar los arreglos etéreos de Kaplan. Es Ohm el tema que abre el disco, juega con el concepto de impedancia y se vuelve hit instantáneo a dos guitarras: James al mando de una Rickenbacker repiqueteando la base para el remolino sónico de Kaplan y su Strato, y ese coro: “Resisting the flow”.

¿Cómo es la dinámica entre ustedes?

–Somos amigos (Ira y Georgia son pareja) y nos gusta pasar tiempo juntos. Casi siempre hablamos de películas, deportes o programas de televisión (N. de R.: James se confiesa fan de la serie canadiense How It’s Made, en donde explican cómo se hacen las cosas). No hablamos en términos de objetivos ni logros a largo plazo. Creo que hay una diversión natural cuando no lo planeamos. Pero claro, nuestro trabajo tiene que estar planeado de antemano, entonces es un balance entre seriedad y no seriedad.

Con una historia de más de veinte años como referentes del indie yanqui, ¿qué le dirías a la nueva generación de bandas independientes para mantenerse libres y honestos con lo que hacen?

–Creo que no diría nada. Las chicas y los chicos no quieren escuchar de gente mayor. Ellos saben lo que hacen; están bien. Sólo diría: “Hacé lo que te haga feliz”.

* Jueves 5 en Teatro Vorterix, Federico Lacroze y Alvarez Thomas. A las 21.

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