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Jueves, 31 de julio de 2014
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¿Quién carajos es William Onyeabor?

La historia negra del sintetizador

Compilados y un documental recuperan el cancionero psicodélico, montado a un afrofunk pesado, de este misterioso productor proto house nigeriano.

Por Yumber Vera Rojas
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Oído al tambor. La tribu hipster tiene nuevo ídolo: William Onyeabor. ¿Pero quién es este músico nigeriano por el que se desvive Damon Albarn, o cuyas canciones explotan en los sets de agitadores de las pistas de baile como Caribou o 2manydjs? Aunque parezca increíble en una época en la que no hay lugar para el secreto, poco y nada se sabe sobre él. Lo que evidencia el título del álbum compilatorio que lanzó en noviembre pasado el sello Luaka Bop acerca del exponente africano: Who is William Onyeabor? Si bien la discográfica fundada por David Byrne siempre se distinguió por su pelaje antropológico, pues cada una de sus producciones introduce al oyente en la trayectoria del artista y en el contexto en la que se explayó, en esta ocasión se vio obligada a hacer una excepción ante la propia negativa de su flamante estrella de brindarles esa información. “Yo sólo quiero hablar de Jesús”, respondió el cantante y tecladista desde su casa en la ciudad de Enugu –donde, tras abandonar su carrera a fines de los ‘80, pasa sus días sirviendo al cristianismo– luego de lo que lo llamaran de la oficina de la disquera, en Nueva York, para avisarle que habían contratado a un novelista local para que escribiera su biografía.

A pesar de que son muchas las leyendas que giran en torno al artífice nigeriano, la más verosímil apunta a que luego de recibirse como abogado en su país viajó a la Unión Soviética para estudiar cine. Al regresar, creó su propia productora, Wilfilms Limited, con la que filmó la película Crashes in Love. Pero a la banda de sonido le fue mejor que a la cinta, así que decidió llevar adelante una carrera musical. Después de ese debut discográfico, en 1977, Onyeabor publicó siete álbumes más (en eBay un ejemplar original está valuado en mil dólares). El último, de 1985, fue Anything you Sow, y el tema que le dio título fue un hit en Nigeria.

No obstante, si hay un rasgo que atraviesa a toda su obra, además de la autogestión, fue el haber llevado al sintetizador (un instrumento que en esa época significaba todo un lujo en una nación que aún padecía las secuelas de la guerra civil) hacia el umbral de la experimentación, lo que se manifiesta en su cancionero psicodélico y proto house. Por eso es que la recuperación de su heavy funk africano futurista y robótico, apeado a un mensaje político y religioso, lo encumbró al altar de los pioneros de la electrónica, al lado de Kraftwerk y Giorgio Moroder.

Antes de que Luaka Bop, que en 2014 celebró su primer cuarto de siglo, publicara Who is William Onyeabor?, al que le secundó en abril pasado el disco doble What? (un vinilo en el que Hot Chip, The Vaccines, Joakim y Scientis, entre otros de la actual avanzada indie y dance, lo remezclan y reversionan), el primer aviso al mundo occidental sobre el genio del nuevo icono africano lo dieron en 2001 los dueños de la disquera británica Strut, quienes incluyeron su tema Better Change your Mind en el compilado Nigeria 70. Eso llamó la atención de la disquera del ex Talking Heads, al punto de que replicó esa misma canción para su compilado Love’s a Real Thing - The Funky Fuzzy Sounds of West Africa (2005). Esto ocasionó que en 2009 el escritor y DJ nigeriano Uchenna Ikonne, creador del blog Comb & Razor (dedicado a difundir el heraldo funk de su país), se pusiera en contacto con ellos para preguntarles si les interesaría editar un disco de Onyeabor, pues podía ubicarlo. Respondieron que sí, sin imaginar que la negociación duraría tres años, ni que representaría varios viajes a su desteñido palacete en Enugu.

Esta fabulosa odisea está plasmada en Fantastic Man, documental dirigido por Jake Sumner, hijo de Sting, estrenado en febrero en Internet, a través del portal Noisey. Si bien su trama linda con la de Searching for Sugar Man (que en 2012 contó la historia de dos sudafricanos que se encuentran tras la pista del misterioso músico estadounidense Sixto Rodriguez), la diferencia entre ambas realizaciones es que una recoge el guante del reconocimiento, al tiempo que la otra lo rechaza. Sin embargo, Onyeabor, que hoy dirige una fábrica de harina y un cibercafé, pese a que se negó a ser entrevistado, aparece al final del mediometraje abriendo las puertas de su casa y saludando a cámara. De manera que a los de Luaka Bop no les quedó más remedio que capitalizar el enigma que gira en torno al artista africano asociándose con Moog (William era minorista de esa marca de teclados en Nigeria) para crear modelos inspirados en él, o incluso erigiendo Atomic Bomb!, un all star del indie capitaneado por David Byrne, y en el que participan miembros de Beastie Boys, Hot Chip, LCD Soundsystem y Bloc Party, para, ataviados con el sombrero de vaquero que lo distinguió, recrear en vivo la obra del secreto mejor guardado de Africa.

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