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Jueves, 25 de septiembre de 2014
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León Blanco no vuelve a la jaula

“Todos sabemos lo que queremos hacer y de qué manera”

El montevideano Leíto Blanco se acopló a un Kahunas, un Pelea de Gallos y un Satan Dealers para un combo de folk volador y blues punk.

Por Julio Nusdeo
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Durante los últimos diez años, Leonardo Bianco fue un componente activo de la escena subterránea de Montevideo: tocó en Culpables, Silverados, Septiembreonce, reemplazó a Gabriel Barbieri en Motosierra y fue el primer bajista de Hotel Paradise, la banda del chico eléctrico Nico Barcia. Una vez instalado en Buenos Aires, hace ya tres años, se incorporó como guitarrista a Banda de la Muerte, pero dejó todo para atender su proyecto personal, León Blanco: “La historia se remite cuatro años atrás, en un Montevideo muy aburrido, con una vida bastante mediocre. Sabía que podía hacer y dar algo, pero la ciudad no estaba dándome las herramientas para desarrollarme como artista”, dice Leíto. “Me había separado, estaba sin laburo, mucho alcohol, mucha porquería y una guitarra con la que exorcicé todos mis males. En ese momento de introspección necesitaba saber quién era. Ahí, averiguando me enteré de que Leonardo es ‘hijo del león’ y Bianco es un apellido que en la Edad Media se les ponía a huérfanos de la peste negra. La conjunción de las dos traducciones me resultaba muy atractiva.”

Tenía que ponerles nombre a esas canciones y ese nombre se transformó en proyecto colectivo “con otros animales iguales a uno”. Iván Caplan, de Estudios RPM, lo ayudó a mezclar y terminar de darles forma a algunos temas. Y de los gustos compartidos con el guitarrista Franco Morresi (Satan Dealers) apareció la chispa de retomar León Blanco. “Me gustaba mucho la onda, eran canciones bien cerradas”, recuerda Morresi. Se les unieron el baterista Alexis Bako (Los Kahunas) y el bajista Santiago Ortega Bianchi (Pelea de Gallos). “Terminé con un grupo de gente de la que soy admirador: me encantan las tres bandas”, reconoce Leíto.

La música de León Blanco carga un perfil oscuro, inspirado en bandas como Dead Moon, Gun Club, Napalm Beach, Fuzztones o los australianos Beast of Bourbon y The Scientists, que en los ‘80 echaron el ojo al garage y la psicodelia de los ‘60, y les sumaron densidad y espacialidad. “Las canciones abrazan un montón de estilos que me gustan: blues-punk, folk norteamericano.” Esa primera instancia individual de León Blanco se abrió a la colaboración grupal cuando Santiago trajo un tema con “la misma impronta y el mismo sentimiento” que Bianco les había puesto a las otras canciones: “Fue como un abrazo”.

En cuanto al espíritu de la banda, Alexis es bien claro: “Todos acá, que no somos ni demasiado jóvenes ni demasiado adultos, tenemos experiencia para saber lo que queremos hacer y de qué manera. Los cuatro sentimos respeto por lo que el otro hace y eso arma una buena convivencia, que muchas veces resulta lo más complejo en una banda”.

Leíto siente que por primera vez las cosas se encaminan solas: “La idea tomó rienda suelta y empezó a caminar. Poder terminar de mezclar los temas con Iván, mostrárselos a Pablo Hierro Dori, de Scatter Records, y que se cope en sacar un siete pulgadas para esta fecha, es impresionante y al mismo tiempo fue muy armónico”. Cada uno desde su lugar se muestra concentrado en exprimir el potencial de cada canción, al punto de que Santiago se muestra cebado con la idea de plasmar nuevo material y lo tira así como una bombita final incluso para sus compañeros: “Antes de fin de año, mataría grabar y sacar dos temas nuevos. Un regalito navideño para decir ‘tomen chicos, acá tienen’”.

* Viernes 26 en Music Is My Girlfriend, Salón Pueyrredón, Santa Fe 4560. Con Tumbas NN y Exage.

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