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Jueves, 4 de diciembre de 2014
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Deadpool, toda una misión cumplida

Ser el mejor en lo peor

Por Hernán Panessi

Si para algo sirve Internet es para echar luz sobre inventos que –si funcionan– serán canónicos. Por cinco, diez o quince minutos. O para siempre. En medio de la presentación del staff de Marvel Games durante la Comic-Con de San Diego de 2012, Deadpool les cortó el chorro a todos para anunciar la salida de su propio juego. Y esa aparición, que es video y, lógicamente, artefacto viral, contiene la semilla del éxito: funcionó y es canónico. Tal vez, a estas alturas, ya no sea una novedad para los lectores de historietas, pero hay un fenómeno que comienza a flotar más allá de la periferia nerd: el nuevo personaje bomba de los comics se llama Deadpool, es autoconsciente, era malo, maneja el humor negro, tiene estética de animé y –aquí gran parte de su gracia– rompe la cuarta pared. Les habla a los lectores. Interpela. Permaneció más de veinte años sin películas, ni videojuegos ni series ni nada, y hoy a los pibes les encanta.

Los caminos que conducen a la construcción de Deadpool como un personaje paradigmático son curiosos: fue creado como relleno en 1991, es una suerte de clon bastardo de Deathstroke (DC Comics), aparece en el film X-Men Origins: Wolverine y nadie le prestó atención. Y, hasta hace apenas un instante, no tenía película ni videojuego ni serie ni nada. Pero algo pasó. Entonces, con los botones prendidos fuego, los jugadores de los Marvel Ultimate Alliance se volvieron locos con él.

¿Qué onda? Deadpool sabe que es una historieta. Y su porte –que fue de loser y hoy es de campeón– es imitado hasta lo grotesco por el piberío cosplay: en la última Comic-Con local había una pila de pendejos disfrazados de Deadpool. Y hasta, incluso, hubo una liga de Deadpools, como unos cheerleaders de chiste. Y la cosa se volvió más profunda con un Deadpool mariachi. Claro, se toma para la joda y ahí es donde se disfraza de interesante.

Elegido por el público, Deadpool se convirtió en un personaje tan popular que hasta le hicieron su propia serie. Era miembro de los X-Factor, unos X-Men de mierda, y ahora mata al Universo Marvel. Y la demencia no para: este año entró a El libro Guinness de los Records con su tapa #27, por ser la que contiene más personajes en la historia. Así las cosas, es la nueva vaquita lechera de Marvel Comics a nivel mundial. Y mientras el diseño de la cosmogonía pop levita orgulloso con esta nueva creación, la FOX confirmó que en 2016 sacará su película.

Naturalmente, algo pasó. Y así, una caricatura que, hasta hace unos instantes, no tenía película ni videojuego ni serie ni nada, que fue relleno e ignorado, ahora –oh, las vueltas de las industrias culturales– se convierte en un dios que caga tinta, junta billetes y se viste de éxito.

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