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Jueves, 18 de junio de 2015
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Sebastián Salvador descubre El árbol secreto

“Me cansé un poco del rock”

El ex Interama indaga en el diseño de interiores emocionales.

Por Julia González
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sA los 8 años, Sebastián Salvador emigró junto a su familia de Entre Ríos a Buenos Aires. Para eso, su padre debió vender todo, incluso los instrumentos que tocaba. Fue empezar de cero y apostar fuerte a una nueva vida en el cemento. Pero años después, no bien tuvo una guitarra, Sebastián supo que ése era su destino. Y también su presente, teniendo en cuenta el contenido de El poder del ahora, el best-seller internacional de Eckhart Tolle y favorito del ex Interama, que trata de estar en el hoy.

El árbol secreto es el tercer disco solista de Sebastián, en el que conviven cristales, semillas de suerte, arcilla, ricas melodías y un buen audio. “Las letras hablan del descubrimiento interior, del camino de la vida, la conciencia, de aprender a ser mejor persona y apreciar la naturaleza”, dice Salvador en cuanto a la imagen de ese árbol íntimo, una analogía al descubrimiento de la sabiduría que anida en el interior de cada uno. “Me gustó la imagen, porque el árbol es sabio y a veces no sabemos que tenemos sabiduría”, dice. Bajo los destellos del pop y con apenas algunos toques folclóricos se integra este disco. “Me cansé un poco del rock, hace un par de años volví a estudiar música, vi mucho folclore y me copé con eso.”

Con su corazón adolescente en aquel nuevo rock argentino de los ‘90, se dejó influir por lo que estaba pasando en esos sónicos años y formó Electra. Compartió escenario con Peligrosos Gorriones, Los Brujos, Demonios de Tasmania y Menos que Cero. Después transitó los 2000 con Interama, con fuertes influencias de Radiohead, Spinetta y Cerati, y tras editar cinco discos, se disolvió. Así Sebastián emprendió el camino solista con Pastillas de aire, un EP acústico, cuyas únicas cien copias vendió en el norte durante unas vacaciones. En paralelo, y frente a la negativa de abandonar por completo la idea de banda, fundó Mil Pájaros. “Estuvimos un año, hicimos un EP pero en definitiva me di cuenta de que tenía que poner la energía en una sola cosa. El tiempo de la democracia de la banda hacía que cada decisión tomada en conjunto fuera muy lenta”, dice, y confirma que ya era tiempo de tomar sus propias decisiones.

Entonces llegó Como una niebla de cristales, su segundo disco grabado y editado artesanalmente. “Este tercero es más maduro, me hago más cargo de todo, armé una banda y creo que me encuentra mejor parado”, cuenta y deja de manifiesto su crecimiento con sólo escuchar el sonido de esas recónditas ramas.

* Jueves 18 en La Oreja Negra, Uriarte 1271. A las 20.

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