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HThe Guardian, uno de los diarios británicos más importantes, publicó una lista llamada “50 de los mejores jóvenes talentos del fútbol mundial”. Esos ránkings alcanzan gran difusión en todo el mundo futbolístico, pero... ¿existe un método científico que valide y consagre este tipo de selecciones? Claro que no. Por eso The Guardian aclara que no releva a los mejores, sino a algunos de ellos.
Para los curiosos del fulbo, esta media centena de aspirantes a crack resulta un interesante muestrario. Pero, antes que eso, es un catálogo por el cual pelean representantes de todo el mundo, que quieren incluir a sus representados. Es una vidriera desde la que se muestra lo mejor que cada uno de los cazatalentos tiene en stock. Invisibilizada queda, en cambio, la rosca que se teje por detrás. Así funciona el mercado del fútbol: instalando productos.
En la lista aparece, por ejemplo, un tal Felix Passlack, al que a sus 17 años ya le enchufaron en Alemania la responsabilidad de ser “el nuevo Mario Götze”. Europa domina la nómina y Francia, con cuatro, es el que más aporta de todo el planeta. El dato de color lo aporta la inclusión de hijos de viejas glorias como Zinedine Zidane o el rumano George Hagi (“el Maradona de los Cárpatos”). De África seleccionaron talentos marroquíes, malienses y sudafricanos. Y sorprende la falta de nigerianos, flamantes campeones mundiales sub 17. Hay, además, un iraní, un turco y un israelí. Está el colombiano Jesús Marimón, a quien llaman “el Yaya Touré cafetero” para rosquear un supuesto interés del Manchester City. Hay también tres brasileños. Y dos argentinos, ambos delanteros.
Uno es Franco López, a quien el DT Marcelo Gallardo ya dio minutos en la primera de River. Lo comparan con Ronaldinho y en su descripción se destaca “un gol al Real Madrid y otro al Milan en la Copa Al Klass”. Se trata de un pequeño torneo de juveniles hecho de Qatar que no le interesa a nadie más que a los pibes que lo juegan y a los buscadores de talentos que se acomodan en las tribunas vacías. Triste postal para el lugar en el que brilló la primera gran selección juvenil de Pekerman, en 1995.
El otro argentino destacado por The Guardian en su lista anual es el patagónico Tomás Conechny, capitán de la sub 17. En su perfil dice que la única lesión sufrida fue tras caer contra una ventana mientras jugaba a la Play. Y que “su ambición es jugar en Inglaterra”. ¿Un toque de atención para colocar a un jugador en la liga del país donde la lista fue producida? No hay por qué ser malpensados.
El ránking acumula cientos de comentarios en la web, entre ellos, uno que propone “republicar estas nóminas un año después y verificar si esos niños cumplieron con lo predicho o si todo fue una farsa”, ya que “a la mayoría de los grandes jugadores nunca la vemos en este tipo de listados”.
Federico Valverde es otro de los sudamericanos del listado. Acaba de debutar en Peñarol y el Real Madrid ya puso 5 millones por él. Poco tiempo atrás, el NO dio cuenta de una maniobra parecida con el brasileño Lucas, al que quisieron inflar con operaciones de prensa porque nadie lo conocía y el Madrid terminó descartándolo seis meses después. Triste y solitario final para su fugaz carrera. En algún rincón de Montevideo, el botija Valverde debe estar rezando por una mejor estrella que la de los faroleros que los manejan.
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