Llegar al pueblo no es f谩cil: sea por el este o el oeste hay que atravesar largos kil贸metros de ripio flojo a la vera del lago que le da nombre. Parejitas y grupos de amigos se encolumnan en procesi贸n por la ruta 65 con pesadas mochilas, mantas, ollas y todo tipo de petates. Varios camiones trepan dificultosamente las cuestas pronunciadas de los accesos y dejan a su paso pedos de polvo seco que entran como cal viva en los pulmones de quienes hacen dedo. No es el final del viaje. Al contrario: ah铆 comienza todo.
Como buen pueblo, le faltan cosas que en la ciudad abundan. Entonces, casi con naturalidad, uno busca procurarse lo que no tiene. Lo que no lleva consigo. Lo indispensable para unas buenas vacaciones. Eso que nunca puede faltar. Aflora una pregunta urgente pero disimulada: 鈥溌縎ab茅s d贸nde puedo encontrar?鈥, se le consulta al primer parroquiano que se considera digno de confianza. 鈥淎c谩 es dif铆cil. Pero andate a la zona del muelle. Ah铆 suelen ir los pibes que necesitan鈥, revela la recepcionista del hotel, se帽alando con el dedo un lugar m谩s all谩 de todo.
La caminata se desanda al ritmo de los latidos. 鈥淭uctuc-tuctuc鈥, sincopa el coraz贸n con ansiedad. La adrenalina de lo oculto, lo dif铆cil, lo que todos buscan pero pocos tienen galopa el rumbo mientras el lago que domina al pueblo se tornasola entre azules lunares y verdes rub铆. De fondo, el bosque patag贸nico se pierde entre monta帽as con picos desnudos de nieve, filigranados por el viento de los tiempos. Todo se vuelve poes铆a cuando uno est谩 cerca de obtener lo que desea. Sobre todo si el deseo es prohibido, indecible, indescifrable.
A lo lejos se distingue un amarradero paralelo a la costa y a las monta帽as que la enfrentan. Algunas lanchitas atadas a un muellecito de madera crujen cuando el oleaje cansino del anochecer las hamaca. Marineros tiran sogas a unos postes o hunden anclas en el agua con desgano de rutina. Y grupitos de pibes se desparraman como si estuvieran ah铆 de casualidad. Pero nadie est谩 ah铆 porque s铆. Todos est谩n buscando lo mismo. Aunque las caras no son alentadoras. Fastidioso, un muchacho le cuenta a otro: 鈥淢e dijeron que el muelle era el 煤nico lugar donde pod铆a conseguir, porque en el pueblo no tienen. Ac谩 est谩 el 煤nico punto de abastecimiento de todo el lugar. Pero la calidad es p茅sima. No puedo subir nada con esto. No puedo conectar. 隆Nunca en mi vida me conect茅 a un WiFi tan espantoso!鈥.
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