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Mientras que las megaestrellas de rock acumulan fortunas, cambian de Maserati como de adicci贸n, limpian sus v贸mitos con billetes de cien euros y visten tapados de visones reci茅n nacidos; existe otro rock. Es la escena under, donde miles de artistas abnegados esquivan la b煤squeda de fama, de r茅dito econ贸mico y de productos musicales bien acabados. Sin embargo, pocos han mostrado tanta convicci贸n como el quinteto de rock stone U.N.D.E.R., sigla que significa Uni贸n de Nuevos, Desconocidos y Entusiastas Rockers.
Ellos no ven al circuito del underground como un trampol铆n al crecimiento sino como un objetivo en s铆. Sus canciones conforman un manifiesto contra el 茅xito comercial, como el blues Hijos de mil Puntas del Este que postula: 鈥淒ecimos, a mucha honra:/ 鈥樎ivan los grupos ignotos!鈥/ Aunque no nos saquen fotos/ en el casino del Conrad;/ entre tantos rockers-PAMI./ Aunque no tengamos groupies,/ ni dinero para el chupi/ o para comprar un Grammy鈥.
Su obra, toscas ediciones en CDs gen茅ricos, consta de dos discos 鈥揑gual no se escucha nada (2004) y Al lado de esta pocilga, Cemento era el Sheraton (2005)鈥, cuyo centro de inspiraci贸n est谩 en la cr铆tica a la industria musical, al mainstream y al rock entendido como salida laboral. Ellos repudian el 鈥渆xceso de pretensi贸n art铆stica鈥 del rock; y aseguran que 鈥渕asterizar un disco, afinar, o meterle efectos a una guitarra, son mariconadas鈥.
Acaso a su pesar, alcanzan gran sensibilidad art铆stica en su himno confesional La balada de la pifia y el acople, que afirma, entre inseguros riffs: 鈥淓n los boliches peores,/ con mal sonido, sin luces,/ y ante poqu铆sima gente;/ all铆 elegimos tocar./ Los pobres espectadores/ se esconden como avestruces:/ nuestro show hace evidente/ que somos de no ensayar鈥.
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