Página/12 :: no ::

Durante su reciente paso por la Argentina, Björk se hospedó en el Faena Hotel, donde es habitué Charly García. En un momento, se cruzaron: Björk vio a Charly que tomaba un whisky despatarrado en un sillón, lo miró y le sonrió. ¿Qué pasó después?

Hubo onda: fueron al estudio a escuchar Kill Gil, y Björk grabó unos solos de toc-toc relocos.
Hubo mucha onda: tanta que terminaron garchando entre gritos de “dale más fuerte”, “dale que me voy” o “tomá, trola”; pero en islandés.
No hubo onda: Charly se rayó y le revoleó a Björk un vaso de whisky por la cabeza.

Solución:
No hubo onda. Charly supuso que Björk lo había mirado mal y le revoleó el whisky. Por suerte, no pasó a mayores: el vaso rebotó en la pierna de la cantante, quien no le dio bola al incidente y siguió de largo. ¡Anoten ese vaso en la cuenta de García!

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