Jueves, 18 de abril de 2002
Un hombre silencioso
En sus dos discos (Entroducing... y Preemptive Strike), DJ Shadow se revela como el Miguel Angel de las bandejas, combinando elementos de la música clásica, el soul y el tecno para dar con una síntesis refinada de hip hop instrumental. Criado en Hayward, un suburbio de San Francisco de clase media baja, Josh Davis trabajó como plomo para Public Enemy, Ultramagnetic y Eric B. & Rakim. Con ellos aprendió las primeras armas del oficio. A principios de los ‘90 se mudó al norte de California para asistir a la universidad y allí crear el sellito Solesides, a través del cual editó “Entropy”, una pieza de hip hop sinfónico de 17 minutos. Más tarde llegarían sus discos, su asociación al sello londinense Mo’Wax (propiedad de James Lavelle) y sus días de productor prestigioso: Blackalicious, The Quannum Project y UNKLE, el proyecto del que participaron Thom Yorke (Radiohead), Richard Ashcroft y Mike D (Beastie Boys), entre otros. La entrevista que le hace Doug Pray para Scratch sucede en el sótano de su disquería favorita, en el norte de California, en donde Josh –muchachito apocado metido en un gorro– se pasa horas rastreando entre cientos de miles de vinilos (literalmente) apilados sin ninguna clase de orden. La imagen genera más asfixia que envidia. “Este es mi nirvana”, dice Shadow. Doug Pray recuerda el momento de la entrevista: “Fue increíble. El es tranquilo y así es su música, al igual que ese sótano silencioso. Fue una toma memorable. En mi vida había visto tantos discos juntos”.
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