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Jueves, 15 de enero de 2009
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Acá también hay rock sub-16

Los chicos sólo quieren divertirse

Por Facundo Gari
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Mini Cooper

Papá médico + mamá médica = hija médica. Sí, la fórmula sigue dando el mismo resultado en el seno de muchas familias argentinas, incluso en las que los padres fueron o aún son músicos. No hace falta remontarse a los Kuryaki para encontrar ejemplos: hace poco el NO entrevistó a Astor Cianciarulo, todavía en la primaria, que comparte con papá Flavio el trío Misterio. Pero los casos son tantos —aunque algunos de los chicos ya estén bien creciditos— que no cuesta imaginar así el clásico reclamo maternal por los deberes en la familiar rockera: “Hijo, ¿practicaste Escalera al cielo en la cítara?”. En ese tono alecciona Laura Goldar, manager de Rock Shock, una banda hard sub-19 de Belgrano, y madre de su blonda cantante, Lucila (hija del violero Marcelo Roascio), de 16 años. “No es sólo ‘me cuelgo la guitarra’ y ya está”, reta la mujer. Afortunadamente, “los chicos del grupo tienen ese fuego con el que nacen todos los músicos y, por eso, lo toman con la responsabilidad de un profesional”, apunta. Durante la semana, la joven frontgirl, el baterista Agustín Leiva (15) y los guitarristas Mauro Varela (19) y Candela Glikin (16) van al colegio e intercalan clases de música con “cosas de adolescente”: se juntan con amigos, juegan con la compu y miran tele. Pero cuando llega el fin de semana, las horas pasan entre ensayos, reuniones creativas y presentaciones. “Casi todos los chicos que componen la banda tienen padres músicos, entonces es natural que sigan por ese camino”, justifica Laura.

Lo mismo aduce Sandra Renni, cuyos hijos Francisco (13) y Agustín Leiva (15) tocan, respectivamente, guitarra y batería en Mini Cooper, agrupación junior capitalina que se presentó en la última edición del Pepsi Music y grabó junto a Litto Nebbia en una de las canciones del homenaje Una celebración del rock argentino. “La banda tomó forma de una manera muy orgánica, porque estar en contacto con los instrumentos despierta la curiosidad, una posibilidad que no todos los niños tienen”, lamenta Sandra. Julia Serafini (14) en el bajo, Ayelén Díaz (15) en la voz y Vladimir Favrot (15) en la viola completan el quinteto que, así como Rock Shock, destina los fines de semana a prácticas y shows. “Para los chicos es un placer tocar, la pasan fenómeno”, asegura Sandra, que luego advierte: “Desde que empezaron con los recitales hubo ofertas de gente que se acercó para que firmen algo, pero la idea no es que laburen. Todavía son niños y eso ya sería otra cosa”. Por el momento, según ambas madres, lo único que importa es que los pequeños se diviertan. De yapa, papás y mamás, chochos.

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