Soy uno de los fundadores de la cultura joven de la Bond, de los que parábamos y generábamos una movida nueva, alternativa y hardcore, que no habÃa en Buenos Aires. A finales de los ‘80, en el piso de abajo se instalaron diseñadoras independientes, pendejas que estudiaban diseño de indumentaria, y de ahà salieron marcas como las de Miuki Madelaire, que hacÃa sombreros, o Patra, que fue la primera diseñadora de accesorios de rock, glam y punk. También Bikini y Culebra. En ese momento, la moda era adulta o careta, y esto era el semillero de lo raro y alternativo.
También habÃa salas de ensayo, donde a principios de los ‘90 tocaba Hermética. Yo paraba en el local de Patra, y ahà caÃan Marcelo Pocavida y Manuel Moralez (histórico vestuarista, estilista y diseñador de Soda Stereo). En ese momento yo lo gastaba, le decÃa que le interesaba más la estética y los looks que el rock en sà mismo. Lo condenaba porque le gustaban las ropas, las camperas, las botas y las vinchas. Finalmente me tapó la boca, se terminó dedicando a eso.
La planta baja fue el eje conceptual de la Bond, con el skate, el tattoo, el piercing y la música. Arriba habÃa un local medio porno y otro que vendÃa cosas de electrónica. No habÃa más que eso, hasta que en un momento los pioneros le quisimos dar vida al piso de arriba. Ahà me mandé el Museo del Skate Argentino La Rata, sin fines de lucro. Fue por una cuestión cultural. Tengo la colección argentina más grande de skates y colgué más de cien tablas en la pared.
En realidad, con la Bond primero me vinculé como habitué, después como proveedor y más tarde por los locales: llegué a tener tres. Cuando me mudé de Capital puse un taller de serigrafÃa y empezamos a fabricar las primeras remeras de rock argentinas en colores. Las comprábamos clandestinamente, de contrabando, en un lugar que hoy es conocido como La Salada. HacÃamos remeras de bandas que no solÃa haber acá, de NOFX, Sonic Youth y Rage Against The Machine. Asà me convertà en proveedor de un local. Al poco tiempo decidà poner uno propio: la disquerÃa La Lupita, de discos importados de punk y derivados. Ahà ejercà mi pasión por la melomanÃa.
La Bond es el paso obligado de las bandas alternativas que vienen a Buenos Aires: Social Distortion, Agnostic Front, incluso Die Toten Hosen, que son unos caballeros re-divinos, vienen a comprar sus propias remeras. Como no se las queremos vender, se las regalamos y compran otras cosas. Igual hay otras bandas que son bravÃsimas con el merchandising oficial, como Millencolin. Los yanquis, en general, son re-legalistas y burocráticos.
* Cantante de Massacre.
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