Cuando cumplà quince años, mis padres me dieron dos alternativas: celebrarlo con la tÃpica fiesta, o viajar a Europa con ellos. HacÃa tiempo que planeaban ir, mi papá es italiano aunque se nacionalizó argentino, y hacÃa más de treinta años que no volvÃa. CorrÃan los años ‘80 y yo preferà viajar. Asà que conocà Italia en el mismo momento en que vivà el reencuentro de mi padre con sus familiares que quedaban vivos después de la guerra.
Un dÃa, estando en Venecia, hacÃa tanto frÃo que nos metimos en un cine. Estaban dando All that Jazz de Bob Fosse, que acababa de estrenarse. Quedé impactada de una manera tremenda, a mà siempre me habÃa gustado actuar, bailar y cantar, y con esa pelÃcula me di cuenta de que con esas tres disciplinas se podÃan contar historias de mucho peso. No sé si era consciente en ese momento de cómo Bob Fosse marcó una escuela nueva en lo coreográfico, en la manera de narrar, pero sà me fascinó la crudeza, la ironÃa y el humor insólito que tuvo para poder filmar sus minutos previos a morir. Por eso creo que la imagen que más me quedó de la pelÃcula es cuando él finalmente muere, lo meten en esa bolsa de plástico negro y se escucha el sonido del cierre. Cómo el tipo te muestra eso. La escena me despertó de alguna manera la conciencia de que todos vamos a terminar, o por lo menos nuestro cuerpo, en una bolsa parecida. Y eso abre muchas preguntas sobre cuáles son los caminos para que la vida sea realmente un tránsito de aprendizaje, de trascendencia, de dejar obra, asà como lo hace el personaje en la pelÃcula. Imaginate igual en el marco en el que la estaba viendo, al estar en la tierra natal de mi padre, que habÃa vivido la Segunda Guerra. En ese mismo viaje, cuando fuimos a Bologna, él nos mostró dónde habÃa estado su casa: obviamente habÃa sido bombardeada y sólo quedaban cenizas.
Mis padres adoran la música y siempre me incentivaron en mi camino artÃstico. Asà que esa noche los tres salimos eufóricos del cine. Se supone que el cumpleaños de quince es una suerte de rito de iniciación para las mujeres, el paso de la pubertad a la vida adulta. Y para mà eso estuvo dado por All that Jazz. Incluso en sus escenas de un bello grado de erotismo. Cuando volvà a Buenos Aires empecé a tomar cases de danza jazz, tejà sweaters para poder bancarlas incluso, y ahà realmente empezó mi historia.
Después de que terminé de escribir Dijeron de mà me di cuenta de que aquello que me habÃa impresionado quedó en mi cabeza mucho más de lo que creÃa, porque la obra también fantasea sobre los minutos previos a morir en la vida de Tita Merello y va y viene en el tiempo. Bob Fosse me hizo reflexionar y dejó una obra conmovedora; Tita Merello también, es como que la cadena continúa.
Y sin dudas el sonido del cierre es lo que más me impactó. Aunque creo que la vida no cierra cuando se cierra ese cierre. Pero no me preguntes cómo sigue, ¿eh?
Se puede ver a Virgina Innocenti en Dijeron de mÃ, que pasa a la sala mayor del Maipo por sólo cuatro semanas. Jueves a sábados a las 21 y domingos a las 20 hs. Esmeralda 443. Entradas desde $ 70.
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