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Domingo, 14 de agosto de 2011
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Un músico elige su canción favorita: Roy Quiroga y “No te busques ya en el umbral”, de Spinetta Jade

¿Y esto de dónde salió?

Por Roy Quiroga
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Imagen de tapa de Los niños que escriben en el cielo, de Spinetta Jade

Me gusta una bocha de canciones de Spinetta, pero mi preferida es “No te busques ya en el umbral”. Para mí, es simplemente “Umbral”. La escuché por primera vez apenas salió Los niños que escriben en el cielo, de Spinetta Jade. Me acuerdo que lo compré en una disquería que hay en Liniers, Vida Musical, que todavía existe. Y, con el tiempo, cada vez me fue gustando más, porque se me fue metiendo adentro.

Me compré el disco de vinilo y, cuando lo puse, me partió el marote. “Umbral” es una canción muy seductora: tiene un ritmo lento que te va atrapando. Y la melodía también: El Flaco tiene unas melodías muy copadas. La letra es increíble, una frase tras otra te van martillando el cerebro. Por ejemplo, esa parte que dice: “Apocalypse/ de aire, de aire/ termina todo ese oro/ en tus bolsillos”. Y con esas frases te va matando, de a poco. O en esa otra parte: “Estás perdiendo el tiempo/ pensando, pensando/ y estás fuera de la vida/ jugando y perdiendo”. Je. ¡Tremendo! “Comes tu conciencia/ manzano en la nada/ y qué dirán las sombras/ de todo tu regreso/ Tu ser sin querer se abrirá de la luz/ se irá sin saber que lo amaban”. Es genial.

Cada vez que la escuchaba le encontraba un nuevo sentido. Y ahora mismo que la leo me pasa eso. Con el tiempo, la lectura que uno hace de la letra cambia. Una canción tiene eso: el que la escucha se adueña de lo que parece que quiere decir. Porque, en realidad, salvo que sea una definición muy exacta, cada cual lo interpreta como quiere. Y además, a medida que van pasando los años, a una canción que te gusta mucho le vas descubriendo nuevos rollos. Y un día la ves de una manera y al siguiente de otra. A veces mejor, otras no tanto. A “Umbral” la veo siempre mejor.

El Flaco hace unas canciones que, a medida que pasa el tiempo, te pegan más. Al principio, me costó meterme en el disco. La primera vez que escuché Los niños que escriben en el cielo me pareció un poco raro, porque es bastante jazzeado. Están Juan Del Barrio y Diego Rapoport en teclados, el bajista es Beto Satragni. Y, a medida que lo escuchaba, me daba más cuenta por dónde iba la historia. No es un disco “difícil”, no es ésa la palabra, sino que es cerrado para entrarle. Hasta que se abre algo, te deja pasar y empezás a meterte en las canciones. “La herida de París” es otro tema increíble.

Por eso, en realidad, tardé en descubrir “Umbral”. Habrán pasado, no sé, cuatro o cinco años. A mí me pasa de estar sentado en cualquier lugar y, de la nada, me viene a la cabeza una melodía. “¿Y esto de dónde salió?” Bueno, así fue con “Umbral”. Me puse a cantar la letra entera sin haberla leído nunca. Eso fue re-loco. Y no me pasó con muchas canciones. Tengo recuerdos de estar caminando por la calle y empezar con eso de: “Estás perdiendo el tiempo/ pensando, pensando”. La canción llegó y se adueñó de mí. Una cosa rara.

No me ponía a pensar qué quería decir la letra. No me interesaba hacerlo. Ahora, en cambio, a cada frase le encuentro un significado especial, algo que tiene que ver conmigo. Y eso me pasa mucho con Spinetta, porque lo que escribe tiene capas de lecturas que, a medida que las vas atravesando, es cada vez más jugosa. Me gusta la música de muchos otros artistas, pero en general no me quedo pegado con una letra como con las de Spinetta. Por ahí me pasa con alguna de Los Gatos, como “Sueña y corre” y otras de mi adolescencia.

Esa época de Spinetta Jade en vivo me la perdí, porque me había ido a vivir a Córdoba y, cuando volví, al toque empezamos con los Ratones Paranoicos. Y dejé de curtir los shows. Pero sí había visto la etapa de Invisible, de Pescado Rabioso, de Almendra. Lo escuché tocar “Umbral” en uno de esos shows que se hacían en las Barrancas de Belgrano, con la vuelta de la democracia. No sé qué mambo tenían entre el sonido y las luces, no podían seguir con toda la banda. Y El Flaco se puso a tocar ese tema con el Mono Fontana, solos. Y para mí fue un momento de piel erizada desde los pies hasta la cabeza. Eso que pasa con la música: emoción pura, algo que ni siquiera sabés de qué se trata.

Al Flaco lo escucho desde siempre: nací prácticamente con su música y, aunque soy un poco más joven, vivimos los mismos momentos en distintos lugares. El tocaba y yo escuchaba. Después yo empecé con Ratones. Pero somos de la misma época: escuchábamos la misma música, vivíamos las mismas historias, curtíamos la misma onda. Varias veces hablé con él, pero nunca le pude decir lo que me producen sus canciones. Quizá por timidez, o para no molestarlo. Capaz que le gusta si se entera. Algún día se lo diré, por supuesto.

El Flaco es un creador nato, y directamente extraterrestre. Si escuchás su obra, te das cuenta que el 90 por ciento o más es alucinante, desde sus comienzos hasta ahora. Para mí, como artista, no tiene nada que envidiarle a ningún músico de ningún lugar del planeta. Al contrario, muchos tendrían que aprender de él.


Roy Quiroga toca el jueves 18 con Jazz Paranoico, el cuarteto que completan Pablo Memi (contrabajo), Germán Wiedemer (piano) y Pablo Fortuna (saxo) en Boris Club
(Gorriti 5568). Contacto: www.facebook.com/jazz.paranoico

Con su nuevo proyecto, Los Rolls Royce,
versiona temas de Spinetta (de Almendra, Pescado Rabioso e Invisible) en Mr. Jones, Ramos Mejía, el viernes 19.

También conduce el programa Rock and Roy, que se emite los miércoles a las 22
en la radio online Shhh!
El sitio web es: www.shhhradio.com.

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