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Domingo, 26 de mayo de 2013
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Un músico elige su canción favorita: Ale Dolina e “In My Life”, de Lennon y McCartney

SIN MAQUILLAJE

Por Ale Dolina
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Los Beatles grabando Rubber Soul con George Martin.

Corrían los años noventa. Plena adolescencia. Estudiaba piano, me gustaba mucho la música, pero no pensaba en dedicarme a eso, ni a ninguna otra cosa, en verdad. No tenía banda favorita. No tenía canción favorita. Las estaba buscando. Decidí festejar mi cumpleaños. Aquel día me regalaron tres CD: The Oscar Peterson Trio at the Concertgebouw era uno; los otros dos eran el mismo: Rubber Soul, de Los Beatles. Uno de los que me lo regalaron era mi amigo Manuel Briante, hijo del escritor Miguel Briante; no recuerdo quién me regaló el otro.

A mí me gustaban Los Beatles, pero no tanto como hoy. Ahora me gustan como para saberme cada acorde de cada canción que hayan escrito.

Escuché Rubber Soul al otro día, de corrido. Había una canción mejor que otra. Me habían dicho que la más linda era “Norwegian Wood”, y podía serlo. Pero estaba también “Nowhere Man”, y “Michelle”, y “Girl”. Recuerdo que me había gustado mucho “You Won’t See Me” de McCartney y el sonido del fuzz bass de “Think For Yourself”, de Harrison.

Hasta que llegó el track número once. En sus dos primeros versos –“There are places I’ll remember, all my life though some have changed”– encontré todo lo que buscaba en una canción para hacerla mi favorita.

La armonía vocal del primer verso, con Lennon llevando la melodía y McCartney, como siempre, arriba. Justo después de eso, un acorde –un La séptima, para no ahondar en detalles de inversiones– apenas sugerido por el bajo. Y el segundo verso, cantado por Lennon, con Harrison y McCartney haciendo armonías de fondo. Justo esas armonías.

Los músicos, y en especial los de rock, son conocidos por sus adicciones a las sustancias, pero poco se dice de sus adicciones a determinados recursos musicales. A giros armónicos, por nombrar uno. Componer sólo para encontrar el momento de poner ese acorde que los obsesiona. Estoy convencido de que, por ejemplo, George Harrison era adicto al acorde de séptima disminuido.

Los acordes de los primeros versos de “In My Life” eran los que me obsesionaban entonces, y creo que aún hoy. Pero no era sólo aquello lo que hizo que me gustara tanto. A diferencia de otras canciones de Los Beatles, con arreglos más elaborados –pongamos como ejemplo “A Day In The Life” , “I Am The Walrus” o “Strawberry Fields For Ever”, por citar algunas–, acá basta con la batería, el bajo y las armonías vocales. La guitarra, salvo en el riff de la introducción, está tocada tímidamente, casi inaudible, como si la estuviera orejeando en el momento.

No se puede soslayar el solo de piano de George Martin. Ese contrapunto bachiano a dos voces que, cuenta la leyenda, fue grabado a la mitad de la velocidad y luego apurada con algún truco de estudio.

“In My Life” es una composición de Lennon, pero no hay dudas de que hay mucho de McCartney en ella también. De todos modos, en las canciones de Lennon siempre hay algo de McCartney y viceversa, aun cuando el otro no haya tenido participación alguna en el proceso compositivo. Estoy seguro de que tanto John como Paul trabajaban para que su canción fuera mejor que la del otro; una competencia permanente por meter la cara A del single que iba a vender millones. Así cualquiera compone bien.

Es una buena letra la de “In My Life”. De todas maneras, considero que pedirle vuelo poético a una letra es una demanda exagerada; basta con que no sea demasiado estúpida o pretenciosa, que es más o menos lo mismo. Las letras beatle, sacadas del contexto de la canción, no suelen producirme gran cosa. Pero creo más en el sonido que una letra le pueda brindar a la canción. La elección de las vocales y consonantes para cada momento es, a mi entender, más importante que lo que se está diciendo. El verso “I know I’ll often stop and think about them” suena fantástico en las voces de John, George y Paul; no me interesa mucho qué significa.

Creo que no hay buenas versiones de “In My Life” más allá de la original. Es posible que el encanto de la versión beatle radique en su instrumentación despojada, de la que hablaba antes; es una canción que no tolera maquillajes.

Me gusta decir que decidí dedicarme a la música después de escuchar “In My Life”. Es posible que esto no sea del todo cierto, pero no encuentro una canción que lo justifique mejor.


Conformado por Marcos Lozano, Patricio Witis, Manuel Moreira, Ale Dolina, Diego Pietropaolo y Pol González, el sexteto vocal Cabernet está presentando en vivo su cuarto disco, ¡Bombo!, que incluye un repertorio de música argentina y latinoamericana, con zambas, vidalas, huaynos, cuecas, y valsecitos. La próxima presentación será este viernes, 31 de mayo, a las 21, en el CAFF (Club Atlético Fernández Fierro), Sánchez de Bustamante 764, Informes y reservas: [email protected]. Entradas anticipadas a $80 en Musetta Café (Billinghurst 984). Más información en: www.facebook.com/cabernetvocal.www.youtube.com/cabernetvocal y www.cabernetvocal.com.ar

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