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Domingo, 9 de marzo de 2014
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A COMER EN LUGARES QUE SORPRENDEN

Por Rodolfo Reich

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN

No es una esquina linda, ni siquiera pintoresca: cercana a los talleres de Warnes, por la calle pasan decenas de autos camino a la vía del tren. El local es pequeño por dentro, la mayor parte de las mesas está sobre la vereda, bajo un techo de chapa. Los platos son de vidrio, el vino de la casa viene en pingüino de acero y se sirve en vasos. Un usuario de Foursquare la describe como una parrilla trash barrial, y tiene su cuota de razón. Pero Pito 4 va más allá de su apariencia.

El primer indicio de que se está frente a un lugar especial es su éxito: de lunes a lunes sus mesas se ocupan por familias y grupos de amigos. El segundo indicio es que reciben a los comensales con pan fresco y un rico escabeche de porotos y berenjena. El tercero y definitivo indicio lo da la pizarra con los platos del día: pechito de cerdo a la barbacoa, dorado a la parrilla, cordero, chivo, ranas a la provenzal y carpincho como parte de una posible lista.

“Ofrezco lo que me gusta comer a mí”, dice Daniel, alma mater desde hace 17 años de esta esquina de Paternal. Para lograrlo, Daniel emprende largos viajes por el interior del país en búsqueda de la mejor materia prima. “El surubí fui a comprarlo a una pescadería de La Paz, en Entre Ríos, donde lo desespinan por completo”. Sale a la parrilla o con una sabrosa salsa a base de verdeo, piel de limón y pepinillos.

Daniel fue por muchos años carnicero y certifica la calidad de las carnes que ofrece: bife de chorizo, vacío servido al punto pedido, chinchulines. Todo a precios muy amables, con porciones generosas, rondando los $ 80. Una parrillada para tres cuesta $ 180, la gaseosa sale por litro y medio y los vinos van de un López a $ 60 al pingüino de medio litro a $ 15.

Pito 4 (el nombre proviene de las fichas de dominó, el 1 y el 4 en la misma ficha, formando a su vez el 14, el borracho...) es algo trash, sí. Pero demuestra que una buena gastronomía no se hace con un decorador de interiores, sino a fuerza de pasión y trabajo. Todo, por $ 100 el cubierto. Billetera y estómago,contentos.

Pito 4 queda en Cucha Cucha 2601. Teléfono: 4583-2668. Horario de atención: de martes a domingos, mediodía y noche. Lunes, mediodía.


NEGOCIO PARA TODOS

La idea es simple e inteligente: la escuela Ott, pionera argentina en la enseñanza de hotelería y gastronomía, abrió un local a la calle para permitirles a sus graduados una rápida inmersión en la experiencia gastronómica. Un objetivo educativo que pronto se convirtió en un hit de Zona Norte, con fines de semana colmados de clientes en busca de la pastelería y panadería de la casa.

“Mi abuela abrió Ott abrió hace 50 años; la propuesta fue creciendo, con hotelería, gastronomía, turismo, relaciones públicas. Y hace unos meses abrimos este lugar, pensando en nuestros alumnos”, cuenta Adela Salzmann, hija de la actual directora del instituto. “También aprovechamos el espacio para cursos abiertos a todo público, desde ‘vino y canto’ a un ‘happy hour literario’”, continúa. Liderando el equipo se encuentra Luciano García, profesor a cargo de la cátedra de pastelería. Y los recién graduados pasan por áreas como panadería, pastelería, cocina, servicio y planificación del negocio.

La propuesta gastronómica incluye un plato del día (por ejemplo, una pasta seca al estilo tailandés con langostinos), bagels de salmón ($ 60), quiches (pequeñas tartas individuales, como la de puerro y panceta a $ 45), ensaladas y algunos etcéteras. Pero el best seller de la casa es la pastelería, de un pain au chocolat ($ 7) a las crocantes cookies de chocolate y naranja ($ 3), de los macarons parisinos a la tarta de peras especiadas y crema de almendras (porción a $ 30, entera a $ 150), pasando por una deliciosa mousse de limón con maracuyá y biscuit de frutos secos (porción a $ 35, entera $ 160). El salón es pequeño, perfecto para disfrutar un café Nespresso o una infusión de Scent & Zest ($ 20). O para pasar y llevar al hogar los dulces y los panes caseros que se elaboran día a día: Zeppelin de centeno ($ 40), baguette clásica ($ 6) y focaccia ($ 40), entre más opciones.

El combo cierra por todos lados: para los alumnos, para la escuela. Y especialmente, para los vecinos de Zona Norte, que sumaron al barrio una gran propuesta de pastelería y panadería casera.

Ott Almacén Gourmet queda en Eduardo Costa 848, Acassuso. Teléfono: 4793-3285. Horario de atención: de miércoles a domingos de 8.30 a 20.30. Para averiguar sobre los cursos: 4792-1958.


Mucho más que pizza

Con ya 30 años de historia —y con 13 en la esquina de Tagle y Libertador—, Pizza Cero rompe todos los estereotipos de pizzería porteña. Lejos de la popularidad de una cantina, ofrece un espacio amplio y muy elegante, con mesas bien vestidas, una impresionante araña imperial Chandler colgando del techo y cristalería y vajilla de lujo. En lugar de los consabidos moscato o cerveza, ofrece acompañar la pizza con alguno de los cuatro mil vinos de su cava seleccionados por la sommelier Silvina Jaime, o con los originales cócteles diseñados por el bartender Ezequiel Rodríguez. Y al plato tradicional de Italia sumó una carta de principales con ayuda del cocinero vasco Borja Blázquez, encargado de capacitar al personal de cocina. Grandes nombres para dejar algo bien en claro: Pizza Cero no es una pizzería más.

Al entrar, lo primero que llama la atención es la barra, de madera lustrada, rodeada por un botellero de bronce. De allí salen recetas como el Ruby Jack (Jack Daniel’s, vodka, mango, sandía y jugo de pomelo, $ 70) o el Italian Rose (Campari, menta, jugo de arándanos y espumante, $ 70).

Más allá de los cambios, la pizza sigue siendo emblema del lugar: delgada, sale bien crocante del horno a leña. Son varias las opciones: clásica, de anchoas, calabresa, fugazzeta o la de campo (rúcula y queso de cabra a $ 180), entre varias más. Pero la gran novedad de Pizza Cero es que amplió su gastronomía con un menú segmentado por países. De España, por ejemplo, tapeos como el pulpo a la vinagreta y los boquerones marinados. De Italia, entradas como la burrata o la polenta frita. Y de los Estados Unidos, una Caesar Salad o una hamburguesa casera (80 por ciento, carne de vaca; 20 por ciento, de cerdo). Además, pesca del día a la vasca, ravioles caseros gratinados, ojo de bife con papines. El cubierto promedio ronda los $ 200, sin bebidas, cifra acorde al barrio y a la elegancia que ofrece. A fin de cuentas, se trata de Pizza Cero: una pizzería lujosa, que poco tiene que ver con el común de las pizzerías.

Pizza Cero queda en Av. del Libertador 1800. Teléfono: 4803-3449. Horarios de atención: todos los días de 12 a 24.


Fotos: Xavier Martin

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