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Domingo, 27 de marzo de 2016
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PASTELES Y ZAPATOS,

LA NUEVA COMBINACION INSTAGRAM

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Tal Spiegel tiene 32 años, es oriundo de Tel Aviv, estudió diseño gráfico y vive en París, donde se desempeña como pâtissier de la petite firma Gérard Mulot. Ducho en las bondades de las ricuras y las visuales, el hombre recientemente se ha vuelto sensación viral en redes, amén de una cuenta Instagram –Desserted in Paris– donde mixtura sus dos grandes placeres: zapatos y dulces. Finalmente, no conforme con tomar imágenes de las creaciones pasteleras más guapas del planeta, el muchacho incluye en cada fotografía su calzado, siempre en composé con la propuesta gourmet. Lo cual, dicho sea de paso, no hace sino confirmar varias cuestiones; entre ellas: que el varón dispone de una nutrida colección de zapatos/zapatillas; que el azúcar es un invento maravilloso; que los franceses son dioses del Olimpo pâtisserie, nada tímidos al momento de insertar color a sus creaciones divinas (para el paladar, más no fuera). Por ejemplo: oh là là, eclair de té matcha verde con soufflé de arroz; c’est formidable, tartaleta de merengue de limón; jamais je t’oublierai, torta de mousse de vainilla, chocolate, compota de lima y frutas de pasión. Jamás de los jamases. Oh, el calzado, muy bonito.

Consultado respecto a si este fue el modo que encontró de proveer de sugerencias a turistas dulzómanos, respondió Spiegel: “No realmente; dio la casualidad de que mis zapas entraron en una foto, la gente se entusiasmó, et voilá propuesta”. Un eureka por demás simpático, que incluye datos y direcciones peligrosas… para los niveles de glucosa y el bolsillo, de más está aclarar. Por lo demás (bis), ¿tiene algún sueño el pastelero de los planos cenitales? “Pues, porque mi primer amor fue el diseño, ¡me encantaría hacer una colaboración con una empresa de calzado! Quizá algún día también escriba un libro compartiendo mis hallazgos de dulces por el mundo ¡Ese es el próximo paso!”, exclama el treintañero. Que, de concretar la meta última, necesitará más botas, borceguíes, alpargatas, chilenas, sandalias y, por qué no, alguna que otra chinela. Todo sea por el arte.

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