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Domingo, 25 de noviembre de 2012
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Vale decir

Cara de botox

En los tiempos que corren, para poner “cara de poker” hace falta una manito del cirujano. Al menos, ésa es la propuesta del doctor Jack Berdy, especialista en estética, que acaba de lanzar “Pokertox”, un programa de botox y llenado facial diseñado especialmente para los aficionados a las cartas. “Hay personas que reciben una carta y, según le guste o no, levantan sus cejas. Si ésa es su reacción habitual, podemos aplicar botox en ciertas áreas para minimizarla”, explica el médico sobre una propuesta que aspira a ocultar cualquier emoción ocasionada por buenas o malas manos. Para que el rostro no delate inconscientemente al jugador, Berdy explica que, además de esconder gestos, “Pokertox” también puede pensarse para engañar al contrincante, “otorgándole al jugador un tic perfectamente vacío, que en realidad, no simboliza nada”.

Según el profesional, la novedad combina sus dos mayores pasiones: el juego y su trabajo. Mientras se frota las manos esperando forrarse gracias a su original invención, Jack aclara que la aplicación apenas dura entre tres y cuatro meses y luego requiere varias nuevas aplicaciones para mantener las apariencias. ¿Nace un mercado cautivo? Difícil saberlo aún. Por el momento, ningún jugador profesional se ha mostrado interesado. Josh Jale, por ejemplo, competidor del World Poker Tour, se mostró escéptico y declaró que el “Pokertox” llega quince años tarde. “El juego ya no se basa en bluffs; es mucho más analítico hoy en día. Aunque parezca que miramos lo que dice el rostro, observamos más los patrones de las apuestas y su tamaño”, aseguró. Para Jay Melancon, otro jugador, la conclusión es sencilla: “Si no podés ocultar tus expresiones, dedicate a otra cosa”.

Viejos son los trapos

Con un look símil traje espacial, el nuevo proyecto del instituto alemán Meyer Hentschel (realizado en conjunto con el centro geriátrico berlinés Evangelical) lleva el nombre de Age Man Suit (Traje de la Edad) o Age Explorer (Explorador de la Edad) y sus funciones poco tienen que ver con volar por la estratósfera. La idea de la prenda es lograr que los jóvenes se pongan en el lugar de la gente mayor, emulando la pérdida de capacidades, el abandono de la fuerza física y el inevitable cansancio y desgaste de músculos y miembros.

¿El objetivo de tamaño experimento? Que la juventud logre algún nivel de empatía y un mayor entendimiento de lo que significa hacerse viejo. Por ejemplo: el casco distorsiona los estímulos sonoros y nubla la visión; mientras que unas pesas cuidadosamente distribuidas en la prenda hacen que los movimientos sea lentos y torpes y gruesos guantes dificultan la interacción con objetos de todo calibre.

Pensado específicamente para estudiantes de Medicina cuyas especialidades implicarán trato cotidiano con hombres y mujeres de avanzada edad, el Age Man Suit ya fue puesto a prueba. Varios de los conejillos de Indias seleccionados para la experiencia la calificaron de claustrofóbica y agobiante, ya que incluso cuando el trajecito no afecta la destreza mental, impide que la maquinaria corporal le alcance el ritmo.

Caliente sobre frio

Por “violar la paz de los muertos”, una mujer del suroeste de Suecia podría pasar dos años en prisión. La señora de 37 años –cuya identidad ha sido preservada– fue acusada de necrófila la semana pasada, después de que la policía fuera alertada de un tiro disparado en su departamento, fuese a chequear qué había ocurrido y encontrase, de casualidad, más de cien huesos de distintos esqueletos. ¿Qué fue lo que llevó a los agentes de seguridad a sospechar el uso sexual que la mujer les daba a las partes, y luego al tribunal de Gotenburgo a iniciarle una causa por dicho uso? Ni más ni menos que la evidencia: entre sus pertenencias, la mujer tenía un CD titulado “Mi necrofilia”, donde recopilaba imágenes subidas de tono en situaciones comprometidas con los pícaros huesos.

Aunque la sueca niega los cargos, las pruebas complican su caso. Como la fotografía que la eterniza lamiendo una calavera, la cantidad de imágenes de morgues y capillas, los documentos hallados que detallan cómo tener sexo con personas que acaban de fallecer (con perdón por la expresión) y otros cuerpos que llevan más tiempo descomponiéndose, además de las bolsas para cadáveres, el taladro, etcétera. “En el apartado confidencial de la investigación, el material que hemos recolectado indica que la mujer usó los huesos en situaciones sexuales”, aseguró la fiscal Kristina Ehrenborg–Staffas a la agencia de noticias local TT. La detenida sigue sosteniendo que recopilaba las partes por interés histórico, que es inocente, que no ha violado la paz de los muertos, pero todo indica que nada la calienta tanto como un cuerpo bien frío.

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