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Domingo, 12 de enero de 2014
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HASTA EN LA SOPA

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Con el seudónimo Fubirai se identifica Tsuyoshi Hourai, un aficionado a la fotografía que, en los últimos meses, ha visto cómo sus imágenes son levantadas a lo largo y ancho del mundo online. Aunque bonitas, no es la calidad estética lo que las ha convertido en un material ineludible, sino su tema. Un tópico con garras retráctiles y bigotes que, desde el principio de los tiempos —internetianos— apasiona a los usuarios: los gatos. Ocurre que, desde hace cinco años hasta la fecha, el oriental viene realizando viajes ocasionales a la isla de Fukuoka, en su Japón natal, documentando la cotidianidad de los felinos semisalvajes que viven en ella. Los miles y miles de felinos que la habitan, tan sobreabundantes que el sitio ha sido coloquialmente bautizado “Cielo de los gatos”.

“Si ellos son felices, las personas que los rodean también lo serán”, ofreció en una entrevista el mentado fotógrafo sobre su animal de mil amores, al que ha retratado caminando por las calles, corriendo por los techos, inmiscuyéndose en los barcos del pueblo pesquero, acomodándose plácidamente en los ingresos de las residencias de los lugareños, durmiendo, comiendo, etcétera. En fin, dominando la escena. Como también la dominan en otro “Cielo de los gatos” (sí, hay dos sitios nipones con el mismo mote): la isla de Tashirojima, con una población de apenas 100 personas pero muchos más ejemplares bigotudos. Allí han sido fabricadas casas emulando sus contornos y los pescadores interpretan sus acciones como predicciones del clima o de la marea. En resumidas cuentas, otro paraíso digno del retrato. ¿Para cuándo un viaje por esos pagos, Fubirai?

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