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Domingo, 9 de marzo de 2014
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EN LO PROFUNDO

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De las distintas maneras de tejer, el formato de punto acaba de sumar una nueva subcategoría. Todo gracias a una joven artista australiana, Casey Jenkins, que el pasado noviembre revolucionó a los medios anglosajones con su performance Vaginal Knitting (o Casting Off My Womb), realizada en la Darwin Visual Arts Gallery de su país de origen. Como el nombre bien acusa, el asunto era de lo más simplón: la chica tejía prendas —en especial, bufandas— usando un ovillo de lana... que había introducido previamente en su vagina y que, con cada tirón, cedía una hebra, y otra, y otra, etcétera. El colmo de la ocurrencia se completa al observarse (hay un clip en YouTube que ya superó ampliamente los cuatro millones de visionados) que ni la menstruación detuvo el proceso creativo... ¿Tintura natural?

Activista y defensora del craftvist (uso de técnicas artesanales que tienen como meta la concientización social de manera pacífica), la mujer de 34 años trabajó durante 28 días en la pieza, cambiando los ovillos cada 24 horas para evitar potenciales infecciones. “No es demasiado incómodo, aunque menstruar dificulta la tarea porque la lana se humedece y se hincha. Con todo, aunque a veces es levemente molesto, otras es excitante, estimulante”, declaró la dama a The Mirrow. Y a los críticos que tacharon el proyecto de “desagradable”, les recordó su intentona: “Si le echás un buen vistazo a la vulva, te vas a dar cuenta de que es solo una parte más del cuerpo. No hay nada aterrorizante allí; nada va a salir corriendo y te va a comer entero”. Salvo que ese algo sea un ovillo de lana. Aunque, a sabiendas de que no está vivo, no hay motivo para inquietarse.

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