Domingo, 13 de junio de 2004
MĂșsica
Darse cuerda
Son dos violines, una viola y un cello. Hacen temas de Eduardo Mateo, Los Beatles, Bob Marley, Jimi Hendrix y los Redonditos de Ricota. Se llaman El Club de Tobi, son la Ășltima rareza de la escena musical uruguaya y este mes debutan en Buenos Aires con un primer disco bajo el brazo: Anselmo.

Por MartĂn PĂ©rez
Para los memoriosos lectores de aquellas viejas revistas de historietas publicadas por la editorial mexicana Novaro, el nombre de El Club de Tobi remite inmediatamente a las historietas de La Pequeña LulĂș, aquella niñita creada en forma de tira diaria, allĂĄ por los años â30, por una tal Marjorie Hernderson Buell. Pero las bizarras historias para las revistas que llegaron a estas costas las escribĂa John Stanle y las dibujaba Irving Tripp, responsables, seguramente, de imaginar el Club de Tobi, instituciĂłn socioinfantil armada con cajas, estrictamente masculina, que lideraba Tubby, como originalmente se llamaba el niño que coprotagonizaba la tira con LulĂș.
âYa nadie lee esas historietasâ, aseguran los integrantes de El Club de Tobi uruguayo, que reconocen haber cedido a esa inspiraciĂłn al bautizar su grupo. Pero el nombre âaclaranâ tiene menos que ver con el club en particular, al que las niñas tenĂan vedado el acceso, como con el hecho de que el Tobi de la historieta tocaba el violĂn. Aunque no era precisamente un virtuoso. âTobi tocaba el violĂn muy malâ, dice entre risas Mario, uno de los miembros fundadores del grupo. âMe acuerdo de que habĂa veces que estaban todos los niños jugando en la calle y Tobi, mientras tanto, estaba encerrado estudiando violĂn en su casa. Por eso bautizamos el grupo en honor a Ă©l.â Y eso no es todo: en su pĂĄgina oficial de Internet (www.elclubdetobi.com.uy) aclaran que a todos los jĂłvenes violinistas que comienzan a estudiar con ese âingrato instrumentoâ se les suele llamar, familiarmente, Tobi.
VENGAN JUNTOS
Los integrantes de El Club de Tobi son cuatro; sus instrumentos, dos violines, una viola y un cello. Todos ellos fueron Tobis alguna vez: jĂłvenes estudiantes de conservatorio que, al final de toda una jornada de estudios, todavĂa eran capaces de quedarse hablando de este disco o aquel grupo en la puerta. âÂżPor quĂ© estudiĂĄbamos en el conservatorio si lo que nos gustaba era otra mĂșsica? Porque Ă©se es el Ășnico lugar donde podĂ©s aprender a tocar esta clase de instrumentosâ, explican casi a coro los integrantes del grupo. A la hora de explicar por quĂ© se acercaron precisamente a esos instrumentos, sin embargo, cada uno tiene su propia historia. El fundador Mario viene de una familia de instrumentistas clĂĄsicos, asĂ que siempre tuvo un violĂn cerca. El otro fundador, Fernando, arrancĂł tocando la guitarra elĂ©ctrica y reciĂ©n despuĂ©s llegĂł al violĂn. Y asĂ con todos.
Lo cierto es que la esencia fundacional del grupo es tocar la mĂșsica que les gusta con los instrumentos que tienen a mano. Tocan, por ejemplo, âGurisitoâ de Daniel Viglietti, âCome togetherâ de Los Beatles, âCanciĂłn para renacerâ de Eduardo Mateo. Pero el gran monumento nacional del Club es âLa bestia popâ de los Redondos. âFue el primer tema que hicimos con el grupo, allĂĄ por 1996. Y desde aquella vez hasta ahora, nunca le cambiamos el arreglo. QuedĂł como lo tocamos aquella primera vez.â
LA BESTIA ROCK
AdemĂĄs de âLa bestia popâ, El Club de Tobi incluye en su repertorio otros clĂĄsicos de los Redondos como âMasacre en el Puticlubâ. Pero nunca llegan a ser como Apocalyptica, aquel cuarteto de cuerdas que sĂłlo tocaba temas de Metallica. âNo somos fanĂĄticos de los Redondos, pero nos sacamos el sombrero ante ellosâ, dicen los chicos del Club, cuyas versiones âaseguranâ recibieron la bendiciĂłn del mismĂsimo Skay Beilinson. Sin embargo, cuando tocan âLa bestia popâ, gran parte del pĂșblico montevideano suele estallar en el cantito de guerra de los fans del grupo: âVamoâ lo redoââ. âNosotros ahĂ cantamos âVamoâ el Club de Tobiâ, porque los que tocamos somos nosotrosâ, aclaran.
Aunque al principio retomaron toda clase de temas musicales ya incorporados al inconsciente colectivo âmĂșsica de dibujos animados, por ejemploâ, con el correr del tiempo los integrantes del Club se pusieronmĂĄs selectivos. âUno estĂĄ diciendo algo con cada canciĂłn que elige. No es lo mismo los Redondos o Viglietti que MambrĂșâ, explica Fernando. Un recorrido por el archivo musical del Club permitirĂa reconocer los mĂĄrgenes de la cultura rocker rioplatense de los fanĂĄticos de treinta y pico. De Hendrix a Mateo, de Viglietti a Los Beatles, de Marley a los Redondos, El Club de Tobi hace un claro recorte de ese acervo comĂșn y sus aledaños: van a lo bĂĄsico, pero no dejan afuera la nacionalidad ni la mĂșsica de culto, esquivan el virtuosismo y al mismo tiempo completan, con sus elecciones ideolĂłgico-musicales inconscientes, un repertorio que no puede disgustar a nadie. âTodas son buenas canciones. Nuestro pĂșblico es bastante diverso: incluye de niños a abuelos, y todos ellos disfrutan con âLa bestia popâ, aun sin saber que es un tema de los Redondosâ.
EL LADO B
Tal vez diga mĂĄs sobre El Club de Tobi la clase de temas que su repertorio no incluye que los que sĂ. No hay tangos, por ejemplo. Ni mĂșsica brasilera. Y tampoco, salvo los Redondos, mĂșsica de los â80. âAlguna vez tocamos Deep Purple, por ejemplo. Y tambiĂ©n ensayamos a morir âEspĂritus en el mundo materialâ de The Police. Pero lo dejamos de lado cuando nos dimos cuenta de que estĂĄbamos tratando de imitar al original. Porque otra de nuestras caracterĂsticas es que no vamos a lo fĂĄcil. Si vos nos pedĂs un tema, no vamos a hacer el que nos pedĂs sino el que estĂĄ al lado. El lado B, digamosâ.
AsĂ como arrancaron tocando en la calle, El Club de Tobi ya tiene su lugar propio dentro de la escena musical montevideana. âNos han invitado muchos cantantes a tocar con ellos, pero no siempre aceptamosâ, aclara Mario, que apunta con orgullo que aceptaron sin dudar la invitaciĂłn de El PrĂncipe, Gustavo Pena, oscuro mito musical montevideano que parece seguir el mismo destino trĂĄgico de Mateo. Y tambiĂ©n tocaron con la murga Contrafarsa y en el futuro disco de Carlos Casacuberta, un ex Peyote Asesino.
En sus shows porteños, el Club recorre principalmente su ĂĄlbum debut Anselmo, reciĂ©n editado de este lado del rĂo, asĂ como su elenco completo de temas de los Redondos. Pero sus mejores momentos llegan con las melodĂas de Viglietti o Mateo y con el clĂĄsico âEleanor Rigbyâ, que viaja de Liverpool a Montevideo y, rematando su destino portuario, ahora estĂĄ de visita por estas orillas porteñas. Por un rato, al menos.
El Club de Tobi se presenta todos los såbados de junio, después de la medianoche, en Ghandi/Notorious, Corrientes 1743.
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