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Domingo, 18 de julio de 2004
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Lugares

Los desnudos y los muertos

Repleto de historias de inmigrantes, marginales y olvidados, productos de muertes que, por un motivo u otro, como criminales o v铆ctimas, atravesaron el mundo del crimen, el Museo de la Morgue es uno de los grandes secretos a voces de Buenos Aires. Radar ingres贸 y se pase贸 entre frascos, cuerpos cocidos a balazos, colecciones de h铆menes y hasta penes con dedicatorias.

Por Mar铆a Moreno
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Las ficciones nacionales se edifican sobre sus excluidos y no sobre modelos previos. As铆, la ficci贸n positivista de la Argentina, realizada en el tiempo de la consolidaci贸n del Estado, criminaliz贸 al inmigrante luego de haber dado cuenta del indio. El Museo es aquella instituci贸n que exhibe el bot铆n de guerra disfrazado de imagen pedag贸gica, como lo atestiguan los 300 cr谩neos coleccionados por Estanislao Zeballos y que subsisten a la protesta de la comunidad ind铆gena en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. El del cacique Mariano Rosas fue devuelto a su comunidad en el 2001, pero con el sello estampado a modo de indeleble 鈥減atrimonio cultural鈥. El Museo de la Morgue puede leerse como una historia colectiva del pobrer铆o que fue renovando sus 鈥減iezas鈥 de un siglo a otro. All铆 yace en su pecera de formol el joven polaco suicidado en un campamento junto al r铆o y expuesto, en su extra帽a belleza, como facs铆mil de un modelo de Benetton, el ciego mendigo que muri贸 en su cuartucho por las emanaciones de un brasero, el reci茅n nacido estrangulado en un rapto de desesperaci贸n, el accidentado de bajos recursos al que no lleg贸 la asistencia p煤blica. Abundan los italianos y los espa帽oles. La condici贸n para formar parte de ese ambiente de mobiliario lujoso como deb铆a serlo el antiguo Club del Progreso es haber pasado por el delito en alguna de sus figuras, la del criminal o la de la v铆ctima, pero tambi茅n por una ausencia de reclamos en la que no est谩n ausentes ni la soledad ni el temor a la ley.
Aqu铆 est谩 la retaguardia de los NN, no abarcable por la pol铆tica de derechos humanos ni por la de las comunidades 茅tnicas o la m谩s conseguible familia directa. Ser谩 por eso que, si bien el museo figura en las gu铆as tur铆sticas, el grabador o la c谩mara fotogr谩fica generan una alarma exagerada y constante en el hombre de guardapolvo banco que se propone como gu铆a por razones pedag贸gicas y reclama secreto. 驴Ser谩 porque la puesta en escena y la ambientaci贸n exceden el prop贸sito cient铆fico? Ni hablar de las licencias literarias de los ep铆grafes; por ejemplo, el de las piezas 296 y 298, seno y trozo de piel de una italiana de 34 a帽os muerta a balazos por su amante a quien se describe como 鈥渉ombre adinerado, de profesi贸n, constructor鈥 y donde la trayectoria de la bala parece requerir la voz acelerada de un periodista de f煤tbol: 鈥淧rimera herida. Penetra en el t贸rax fracturando la quinta costilla, entra al pericardio, atraviesa el coraz贸n por el ventr铆culo derecho y sale por el ventr铆culo izquierdo. Penetra en el l贸bulo inferior del pulm贸n izquierdo, choca en la altura del octavo espacio y cae en la cavidad pleural de donde se la extrae鈥.
Si una s煤bita aglomeraci贸n matizada por risas maliciosas delata a los estudiantes de medicina primerizos, seguramente ser谩 ante la pieza 566 que indica: 鈥淓ste preparado corresponde a un adulto de sexo masculino que fue intervenido quir煤rgicamente por un c谩ncer de pene. Al enterarse, su novia rompi贸 relaciones con 茅l. Su determinaci贸n hace que el individuo elimine a su ex novia y luego se suicide dispar谩ndose鈥.
El color cer煤leo de las piezas, los cabellos decolorados y los p谩rpados bajos no las hace diferentes de las de un Museo de Cera y la emoci贸n se frena ante esos muertos lejanos y desdichados que parecen mu帽ecos hiperrealistas.

Los raros
Feria de fen贸menos a los que la impuntualidad de la muerte natural los hizo aptos para sostener materialmente los preparados duraderos, el museo, aunque insista en ep铆grafes narrados con la ret贸rica del melodrama, no deja de tener el esp铆ritu de solfa de Club del Esqueleto evocado en tantas narraciones de Eduardito Wilde, ministro, higienista y jodedor. Proto rave macabra de estudiantes pobres, el club era una organizaci贸n juvenil quedaba fiestas de arriba con elementos de droguer铆a donde no hab铆a coc贸 ni morfina: tintura de ruibarbo tan embriagante como el tinto, aceite de h铆gado de bacalao excelente para fre铆r huevos salados con yoduro de potasio y dulces hechos con az煤car inflamable que predispon铆a a las ni帽as a que se las abrazara. Sin DJ puesto que no hab铆an nacido y al comp谩s de un piano alquilado y de la flauta ejecutada por su fundador, Sydney Tamayo, el club funcionaba en una sala de la calle San Juan, donde, en los d铆as de baile se sacaban las camas al patio, se alfombraba con las frazadas de los enfermos de la sala de cr贸nicos del hospital de hombres y se improvisaban sillas con om贸platos y tibias de los difuntos. El humor negro del que esgrime contra La Parca la ciencia positivista mientras se guarda uno de sus dientes para adornar su anillo, estalla aqu铆 y all谩 en los cartelitos instructivos de la Morgue en plan museo educativo. Si no pasen y vean: 鈥淧ene con tatuaje Para t铆. Suicidio. Cad谩ver 869. 56 a帽os. Soltero. Un autom贸vil colectivo lo hizo v铆ctima en una de las calles de la ciudad. Sujeto bien conformado de barba y bigote largo que une en conjunto de la cabeza un aspecto art铆stico, lo cual coincide con su profesi贸n de modelo. En el antebrazo hay un dibujo que simula una pantera avanzando en actitud rampante y en el antebrazo izquierdo una mujer desnuda en puntas de pie en tres cuartos perfil posterior y que cubre la parte anterior de su cuerpo con su velo a gasa. Estos dibujos son a dos colores, azul y rojo, y de una perfecci贸n singular鈥. Posible ejercicio pedag贸gico a sugerir al se帽or director: planilla con preguntas como 驴qui茅n tatu贸 la frase 鈥淧ara t铆鈥? 驴qu茅 sentido adjudicarle? 驴es una ofrenda de amor o la exigencia de otra persona?
Si la funci贸n del Museo es educativa, registra una curiosidad: la colecci贸n de h铆menes 鈥渃apturados鈥 en v铆ctimas de diversos cr铆menes, incluida la propia mano, a menos que de ese modo se quiera ense帽ar a los estudiantes de medicina que a esa reliquia s贸lo la encontrar谩n en las muertas. 鈥淓l himen se conserv贸 por hallarse el mismo intacto鈥, se aclara en cada caso, sin se帽alar el aspecto pedag贸gico de la pieza que, sin embargo, aunque intacta, cuenta en cada caso, una historia. Ejemplo: 鈥淗omicidio. Himen. Trece a帽os. Herida de bala de t贸rax. Corresponde a una mujer de trece a帽os de edad soltera. Suceso de 铆ndole pasional en el que perdieron la vida dos personas, la mujer y un hombre de veintitr茅s a帽os. Ambos j贸venes manten铆an relaciones amorosas a las que se opon铆a el padre de 茅sta. El d铆a del hecho ambos j贸venes se reunieron en una casa vecina y de acuerdo a las versiones recogidas en el lugar ambos de com煤n acuerdo se suicidaron鈥. Abunda el suicidio femenino que echa mano a la estricnina o al hormiguicida o el de la que la pluma forense ajusta a un relato de El铆as Castelnuovo: 鈥淯tero y feto. Corresponde esta pieza al cad谩ver de una mujer que durante el trabajo de parto experiment贸 una perturbaci贸n mental y dirigi茅ndose hacia uno de los balcones del s茅ptimo piso del hotel en que resid铆a en barrio central se precipit贸 al vac铆o falleciendo de inmediato. Obs茅rvese el 煤tero conteniendo un feto a t茅rmino que provoc贸 la dilataci贸n m谩xima del cuello y estaba en pleno per铆odo de expulsi贸n鈥.
La puesta del Museo no explica nada de las cabecitas miniaturizadas que se exponen en la parte superior de las vitrinas y que parecen dise帽adas para sostener esos sombreritos que, por la 茅poca en que seguramente fue construida la pieza, se llamaban 鈥渆scupideras鈥. 驴Mascarillas mortuorias? 驴Candorosos homenajes necrof铆licos a bellezas criminales de ambos sexos? Como la ni帽a que riega la albahaca, el hombre de guardapolvo blanco abre las tapas de los fanales y desliza desde una jarra el l铆quido rejuvenecedor, no vaya a marchitarse la melena de la occisa obtenida en el prost铆bulo y mostrada con el colorido foulard de las pecadoras flotando en armon铆a fashion en el formol y algo m谩s, que, en ausencia de l铆quido postvital, no vire el feto con aspecto de beb茅 Rayito de Sol a su destino evitado de carro帽a social. Dan risa los de la Pieza 204: 鈥淭res fetosadheridos a la placenta com煤n por los cordones... correspondientes a un aborto provocado en marzo de 1931鈥. Y si dan risa es por su posici贸n de bailarines de tip tap, seguramente un rapto est茅tico del preparador. Risa que podr铆a liberarse de su condici贸n de perversa si se tienen en cuenta que esos personajes dejaron de ser sin haber sido y nada son ahora, objetivados por la ciencia y trofeos ejemplares de la ley que proh铆be el aborto. Silencio del ep铆grafe sobre la probable y desesperada mujer que decidi贸 no sostener la progenie triplicada, pero que seguramente no pudo elegir. Su historia quiz谩s pueda conocerse por desplazamiento en la que acompa帽a la del feto que prueba el crimen de Cayetano Grossi, segunda estrella delictiva con que cuenta el Museo, luego del Pibe Cabeza limitado al torso y la emblem谩tica cabeza a la que el preparado ha dado la apariencia de que el cabello ha sido con hena.

Desgracias
Si existe una pieza vedette en el Museo es una a la que se ha descuartizado en castigo post mortem por llevar las ropas y la vida del sexo opuesto. Sin nombre, junto a la colecci贸n de h铆menes, es una figura que no instruye sobre ning煤n delito, deber铆a ser reclamada como cad谩ver emblem谩tico por la comunidad Glttb (Gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales). Su cartelito reza: 鈥淯ruguaya, 48 a帽os, casada, empleada. Desde hac铆a veinticinco a帽os figuraba como empleado en la repartici贸n Nacional. Un hombre que se caracterizaba por su car谩cter en茅rgico. Beb铆a y jugaba hasta con exceso: hab铆a contra铆do enlace separ谩ndose de su esposa al cabo de dos a帽os. En la actualidad viv铆a en la compa帽铆a de una mujer de m谩s o menos o menos cuarenta y cinco, cincuenta a帽os con la cual divid铆a los gastos de la vivienda. Una ma帽ana sufri贸 un s铆ncope en el patio de la casa falleciendo en el hospital adonde se le hab铆a conducido, constat谩ndose su verdadero sexo. En la autopsia se comprob贸 que la muerte no correspond铆a a hecho delictuoso. Obs茅rvese los senos desfigurados por excesiva compresi贸n a la que fueron sometidos durante tantos a帽os. El 煤tero tiene de interesante su caracter铆stico aspecto de regresi贸n en relaci贸n con la edad constituyendo un bloque informe que contrasta con otros 煤teros que se exhiben en este museo y en plena vitalidad. Piezas 30, 31 y 32: senos, vulva, ano, 煤tero y anexos鈥. Bot铆n de guerra de la heterosexualidad triunfante, ese oriental mereci贸 ser cantado por Borges junto a Juan Mura帽a.
Familiar del Antiguo Palacio de las Novedades, el Museo de la Morgue 鈥搇a cr铆tica a la p谩ge lo sabe-., desplazado a una bienal internacional de arte, se llevar铆a el primer premio y dejar铆a como zonceras a los plastificados de tejidos org谩nicos de Gunther von Hagens, el a帽o de menstruaciones exhibido por Chen Lingyang en simplones pa帽itos y la ingenua obra Posici贸n de lectura para una quemadura de segundo grado para la que Dennis Oppenheim se achicharr贸 al sol.

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