Domingo, 14 de noviembre de 2004
Volteando pesos pesados
Ojo al jopo
Un clásico: vuelven los cargos de colaboracionista contra Hergé, el creador de TintÃn.

No es una novedad, pero cada tanto alguien exhuma los restos de investigaciones previas y reorganiza las hipótesis o incluso presenta nuevas pruebas, acaso sabiendo que la popularidad y vigencia del personaje garantizan la atención de aficionados y recién llegados. El tema son las tesis que señalan a Georges Rémi –alias Hergé, el famoso creador de TintÃn– como kollaborateur. Esta vez es el historiador Xavier Casals quien vuelve sobre las huellas de la filiación fascista del historietista belga en un artÃculo publicado en la revista española ClÃo. Bajo el tÃtulo nada sutil de "¿Era TintÃn fascista?", se describe la vinculación entre el dibujante y su compatriota León Degrelle, lÃder de un movimiento católico de ultraderecha conocido como rexismo, quien alguna vez se vanaglorió de haber inspirado, con sus viajes americanos, al famoso personaje del jopo. "La cronologÃa de la historieta desmiente tal fanfarronada", dice Casals, pero no asà el vÃnculo personal entre el nazi y Hergé. Lo cierto es que ambos se conocieron trabajando para el periódico Vingtième siècle, bajo el ala protectora del clérigo anticomunista y antisemita (y simpatizante de Mussolini) Norbert Wallez.
Casals rescata algunas pruebas, tales como la tapa de un libro del lÃder rexista, Historia de la guerra escolar, ilustrada por Hergé, o las páginas de la publicación infantil Le Petit Vintiegme en las que Hergé y su amigo Paul Jamin escribÃan (bajo el pseudónimo compartido de Oncle Jo) sus diatribas contra "el uso corruptor del cine por los judÃos, los Isaac, los Felsenberg y los Levy que se enriquecen envenenando al mundo dulcemente, dirigiéndose sobre todo a la juventud".
Éste, como se sabe, no es el primer artÃculo sobre el tema: en "IdeologÃa con jopito", publicado por la revista Fierro en 1987, el chileno Miguel Rojas Mix retomaba la polémica planteada en la revista Gulliver doce años antes, donde se citaba un diario de la resistencia belga que en octubre de 1944 publicó "TintÃn y Milú en el paÃs de los nazis" (en alusión al comic TintÃn en el paÃs de los soviets) y señalaba las reescrituras y reediciones emprendidas por Hergé para borrar las marcas del antisemitismo primario de sus primeros álbumes.
Por su parte, la defensa de Hergé siempre fue débil y dudosa; habló de "pecados de juventud" y confesó que en su momento no vio en la invasión alemana a Bélgica más que "una gran oportunidad profesional" para imponerse sobre la competencia francesa. El dibujante fue consciente de que su notoriedad pública le valdrÃa una condena por colaboracionismo: "Ya estoy catalogado entre los traidores por haber publicado mis dibujos en Le Soir, por lo que seré fusilado o ahorcado", llegó a decir, mientras las ventas de sus álbumes pasaban de 34 mil ejemplares en 1939 a 320 mil en 1945. Y si una vez terminada la guerra siguió publicando fue gracias a un "certificado de civismo" que le consiguió Raymond Leblanc, un personaje del sector monárquico y anticomunista de la resistencia con intereses en el negocio editorial.
"Es verdad que no estoy orgulloso de algunos dibujos; de haber sabido la naturaleza de las persecuciones y la solución final, no los habrÃa hecho", concedió en alguna ocasión. Pero se sabe que la memoria de Georges Rémi ha sido bastante selectiva en lo que respecta a aquellos años.
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