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Domingo, 21 de agosto de 2005
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Música > Presentamos a La Costa Brava

La costa más cercana

Vaya uno a saber si alguna vez sus canciones cruzarán oficialmente el océano, pero estos sobrevivientes de la escena alternativa española de los ’90 son lo mejor que está sucediendo en el universo musical de la madre patria. Con cuatro discos en dos años, son una orilla pop desde donde tararear un verano eterno.

Por Martín Pérez
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Para más información sobre La Costa Brava, se puede visitar su site oficial: www.lacostabrava.tk. O el blog de Fran Fernández: www.20six.co.uk/francisconixon

Aunque por estas costas muy pocos se enteraron, hubo una época en que el pop español tuvo su furor indie. Bueno, así como en los ‘80 todo rock nacional que se precie de tal tuvo su propio The Police, en los ‘90 todos fueron alternativos. Y en España, un país en el que la mayoría del público no conoce la voz original de ningún actor angloparlante, ya que –resabio franquista– prefieren sus películas dobladas, no había nada más alternativo que cantar en inglés. Entre los pocos y memorables grupos de esa generación que insistieron en cantar en castellano se destacó siempre un grupo de Zaragoza, de nombre ridículo y canciones aún más lisérgicas. Se llamaban El Niño Gusano, y le cantaban al hombre bombilla, propiciaban abrir tu mente al sol y se preguntaban “si tuvieras que comerte, ¿qué parte comerías primero?”. Como es dable suponer, el grupo liderado por el cantante y letrista Sergio Algora nunca tuvo altas cotas de popularidad, aunque ahora se lo homenajee aquí y allá. “Somos como El Cid: ganamos batallas estando muertos”, explica Algora desde España, que desde hace un par de años forma parte del que tal vez sea el grupo de culto por excelencia del más reciente pop español. Con cuatro discos en menos de dos años, el primero de los cuales ostenta el irresistible título de Déjese querer por una loca, La Costa Brava es uno de esos grupos llenos de canciones y ganas de tocar, escuchar música y luego volver a tocar, esos que no se olvidan para qué era que tocan lo que tocan y escuchan lo que escuchan. Que no se olvidan que el mundo puede caber en tres minutos de canción, que el lujo es un acorde bien puesto y un estribillo pegadizo, que la melancolía es también una forma de cantar y de ser felices y que lo mejor es, claro, que todo el mundo se haga rico. Así hay tiempo de cantar más canciones sin culpa, qué tanto.

“Más que un grupo, La Costa Brava es un metagrupo que, aparte de pasarlo bien, intenta poner en evidencia algunos de los clichés más evidentes de la industria musical y mantener viva la llama de la cultura pop y el arte considerado como un lenguaje que nos pone en contacto con lo inefable, la faceta instintiva e irracional del mundo”, escribió Fran Fernández, nativo de Gijón, el otro referente del grupo junto a Algora. En aquel furor alternativo de la década pasada, Fran formó (y aún forma) parte de la banda que tal vez mejor cantó en inglés durante aquella época: Australian Blonde. Ultimos sobrevivientes de la escena indie española de la década pasada, entonces, Sergio y Fran se reunieron por primera vez casi por casualidad, y casi de la misma manera –junto a Dani Garuz y Eloy Casares– han ido componiendo y editando sus discos, dignos salmones prolíficos, a lo Calamaro. “Si fabricas lapiceros, fabricas lapiceros. Y si haces canciones, haces canciones”, intenta explicar Algora. En aquel texto, incluido en el sobre interno de uno de los discos de La Costa Brava, Fernández continuaba así: “Cuando hablamos de estas cosas (normalmente borrachos en un bar, un día por semana), yo siempre digo que nos encontramos ‘en misión divina’, como decían en la peli de los Blues Brothers, mientras que Sergio, con una mayor habilidad para las metáforas, prefiere llamarlo ‘el desembarco de Normandía’. Soldados que buscan su playa. Gentes así son la luz del mundo. Puede sonar muy presuntuoso, pero es lo que pienso”.

Las que no suenan para nada presuntuosas son sus canciones, que son siempre frescas y generosas con quien las escuche. Sí, generosas, esa clase de canciones que no pretenden demasiado, pero lo logran todo. Que le sacan una sonrisa de complicidad, de esperanza e incluso de vergüenza ajena a su ocasional oyente. “Son como los Beach Boys a la española. O sea: en barca de pedales en vez de tabla de surf”, se ha podido leer en alguna reseña publicada en la prensa española. También se puede escuchar por ahí, pero de manera algo despectiva, que son algo así como los Belle and Sebastian españoles. “Que te digan eso de manera despectiva es como decir de manera despectiva que tal o cual chica se parece a Brigitte Bardot de joven”, se enorgullece Algora, que cuando se le pregunta qué cosas han cambiado en su trabajo desde sus comienzos con El Niño Gusano, responde que es inevitable hacerse más viejo. “Pero si eres listo, en el camino también te haces más sabio. Además, es necesario no perder la inocencia ni la pasión. Y nosotros seguimos teniendo esa ilusión que nos hace escuchar discos y pasarnos canciones.” Con un primer disco grabado en siete días y apenas dos tomas por tema, otro EP que terminó siendo un álbum de media hora (Los días más largos), y un repertorio de covers para un recital que terminó grabándose y siendo disco (Se hacen los interesantes), La Costa Brava es ya un grupo hecho y derecho, cuyo último álbum (Llamadas perdidas) terminó de hacer que los tomen en serio. En este verano español acaban de editar un EP (Costabravísimo) que, como ya parece ser costumbre, ha terminado incluyendo diez temas. Ninguno de ellos, lamentablemente, se consigue por estas pampas. Aunque ya va siendo tiempo que vayan apareciendo. Se podría empezar por sus covers, tanto de The Flaming Lips como de Mecano. Y después pasar a canciones propias, cuyos títulos lo delatan todo, como “El cumpleaños de Ronaldo”, “Canción para Beyoncé Knowles” o “Las chicas guapas no cuidarán de ti”. “Para nosotros, la clave del arte es engañar a la vida: que de seguro es cruel, necia y absurda”, se puede leer en el sobre interno de otro de sus discos. “Por eso siempre es verano en nuestras canciones, aunque han nacido para ser canciones de un día.”

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