
CONTEGO MULTITUDES 
 Se lo ha llamado pintor unas líneas más arriba, aunque el 
joven que nació en José C. Paz en 1966 es también escritor, 
cineasta, inventor de técnicas pictóricas y cinematográficas 
(la primera data de sus cinco años, pero computa en su curriculum), de 
un idioma embrionario, y de un género teatral, la caprela, 
suerte de poema dramático que toma su nombre del artrópodo, debido 
al esqueleto externo. Como su obra, sus antecedentes también son abigarrados 
y en exceso. Él mismo dice que no distingue entre arte y vida: No 
diferencio mi vida de lo que pinto. Como en la vida, acorde a la temática 
que elijo para mis cuadros, no me prohíbo nada, explica el hombre 
que viste de riguroso oscuro, tanto en su saco de cuero largo, su uña 
pintada de negro, sus pantalones, su cabello, con fuerte reminiscencia punk 
y sus alhajas. Tal como dice no privarse de nada, sigue sumando actividades 
y estudios: estudia pintura, música, literatura, filosofía, historia 
de las religiones, restauración de pintura al caballete y réggisseur. 
A su precocidad infantil, le corresponde una acelerada carrera artística: 
en 1982 exhibió sus dibujos y pinturas en Buenos Aires, París, 
Berlín, Amsterdam y Nueva York; 1987 realizó, formando parte del 
grupo Gomorrita, los videos Rap de las hormigas, de Charly García 
y Noche de Paz, de Sumo; en 1997 hizo una retrospectiva de sus películas 
en el MAMBA; en el 2000 una de sus obras se codeó con las de Dalí, 
Miotte y Oliver en la exhibición Kaleidoscopies: Arrabal et les artistes, 
sólo por mencionar algunos hitos de su trayectoria. Además, encontró 
tiempo para escribir un manifiesto, dos novelas y exposiciones individuales 
y colectivas. 
¿Con cuál, de todas las cosas que es, se define mejor?
Pintó porque no hay más remedio. Pero mejor te contesto 
que todo lo que hago es por simple desesperación, por buscar y conocer.
MI BELLO GENIO 
 Por todo esto, quienes lo conocen dicen que es un genio. Milan Kundera 
le escribió una carta para disculparse por no asistir a su presentación 
en Buenos Aires y lo invitó a ilustrar el libro que estáescribiendo 
con Arrabal; este último es un gran admirador y difusor de la obra de 
Charif y se los presentó a Dario Fo, Umberto Eco y Baudrillard; a su 
vez ellos lo invitaron a participar del Colegio de Patafísica, como invitado 
de honor. A esta cantidad y calidad de relaciones, se le van sumando otras a 
lo largo de su charla. Parece que en sus 36 años ha conocido a mucha 
gente y trabado sólidas amistades. Eso sí, como en todo, empezó 
muy temprano. Según cuenta, por ejemplo, a Federico Peralta Ramos lo 
conoció a los 15 años y mantenía conversaciones muy extensas. 
También Adolfo de Obieta y hasta Borges fueron interlocutores suyos. 
¿Cómo lo trataban habiendo tanta diferencia de edad?
Nunca me lo hicieron sentir. Nunca me consideré como un discípulo 
con sus maestros. Siempre me trataron como un par. Hoy, con Arrabal tengo esa 
misma relación.
¿Qué tal se lleva con el mote de genio?
Que lo digan, pero preferiría que me dijeran santo.
COSTUMBRES ARGENTINAS
 Gustavo Charif se define como apátrida. Lejos de quitarle el problema 
de la nacionalidad, lo sumerge en las tenebrosas aguas del chauvinismo de los 
que quieren ahogarlo: Tengo una educación universalista y no me 
siento argentino. O mejor dicho, me siento tan argentino como inglés 
o alemán. No sé por qué muchos argentinos tienden a sentirse 
agredidos. Sin embargo, como dice Arrabal: Charif en la Argentina se define 
como apátrida, pero en otro lado se siente argentino. Puesto a 
conversar, Charif produce un dejá vu. En él se condensan y comprimen 
casi todas las prácticas evidentes de vanguardia: multidisciplinarismo, 
relaciones personales y artísticas, manifiesto, golpes de efecto y, por 
supuesto, su propia estética. 
Casi todo lo que usted hace está relacionado con la tradición 
de la vanguardia.
Sí, en un sentido soy muy tradicional. Me interesa mucho el humor 
pero no el chiste sino el humor negro, que es el verdadero sentido.
¿Qué pasa cuando la vanguardia pierde su efecto provocador?
No me interesa el efecto subversivo. Me interesa ser sincero, aunque esta 
es la mejor forma de subversión para este tiempo. Digo lo que pienso 
y todo lo que hago, lo hago por mí.
Sin embargo, su actitud puede ser interpretada como una actuación o un 
intento de provocar. Cuando se define como apátrida, por ejemplo.
No soy actor y me resultaría muy tensionante estar pensando en 
los otros. Por y para los otros, no hago nada.
¿Por qué expone, entonces?
Porque es más lindo vivir de la pintura que ser mozo, o cocinero, 
como he sido.
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