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Domingo, 26 de febrero de 2006
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Música > La Orquesta Típica Cerda Negra, el Sub-20 del tango

Es mentira que 20 años no es nada

Son once, y todos tienen menos de 20 años (salvo un jovato de 25). Tocan tangos clásicos respetados a rajatabla y empiezan a aventurarse con temas propios. Son parte de una generación que llegó al tango sin pasar por el rock y cosechan elogios a granel entre los tangueros de treinta y pico. Y aunque los más ortodoxos los critican porque les falta sufrimiento, ellos responden que al tango lo llevan bajo la piel y que todo llega. Con ustedes el debut más sorprendente del Festival de Tango: la Orquesta Típica Cerda Negra.

Por Cecilia Sosa
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La Orquesta Típica Cerda Negra son
Agustina Guerrero (19). Violín
Esteban Casati (18). Violín
Agustín Guerrero (17). Piano y dirección
Emiliano Guerrero (15). Bandoneón
Nicolás Tognola (17). Bandoneón
Federico Palmolella (25). Contrabajo
Malena Medone (16). Violoncello
Jimena Ramírez (19). Voz
Carlos Castro (19). Violín
Joaquín Chiban (19). Violín
Federico Santiesteban (18). Bandoneón
(de gira en Alemania)
Marco Antonio Fernández (17).
Bandoneón (suplente)

La Orquesta Típica Cerda Negra se presentará el martes 28 a las 23 en el Parakultural, Scalabrini Ortiz 1331. Entrada: $ 7.

Cuatro bandoneones, tres violines, viola, violoncello, contrabajo y piano y voz. Una típica orquesta de tango al mejor estilo de los ’40 y ’50. Sólo que sus integrantes tienen entre 15 y 20 años, más un “abuelo” de 25 (“contrabajos jóvenes no son fáciles de conseguir”). La Orquesta Típica Cerda Negra es una verdadera rareza adolescente: hormonal, cándida y estremecedora. Once músicos (ocho varones y tres chicas) tocando tangos clásicos, arreglos, composiciones propias y hasta algún gato. Sin ninguna impostación: una nueva raza de adolescentes iniciados en la música popular sin haber pasado por el rock. El martes debutarán para un público internacional. Será dentro del VIII Festival Internacional de Tango de Buenos Aires, en el baile del salón Canning (Parakultural), acaso la milonga más entendida de la ciudad. Que prometen hacer volar a puro candor y talento.

Sobre el escenario son conmovedores: informales, potentes y delicados a la vez, sonrisas enormes de tan contentos. Tocan como si jugaran. Jeans, remera, ojotas, alguna camisa. Sin adornos. Hablan suave y hasta tímidos. Chicos y chicas normales. Y se llevan elogios de película.

“Con ellos pasa algo raro: forman parte de una generación bisagra que se inició en la música popular sin pasar por el rock. Y esa pureza se les nota. Es algo que no sucedía desde hace más de 50 años”, dice Manuel “Popo” Gómez (30 años), contrabajista de la Orquesta Color Tango. “Para bailar suenan como un caño”, dice Luciana Valle, bailarina y profesora de El Motivo, que los convocó para animar la milonga del Club Malcolm. “Ellos son buenos de verdad. Tienen futuro”, dice Bruno Giuntini (29 años), violinista de la aplastante Orquesta Típica Fernández Fierro, la hermana mayor, que no para de girar por el mundo.

¿El repertorio? Tangos clásicos, respetando a rajatabla versiones originales (“La yumba”, “A fuego lento”, “Quejas de bandoneón”, “Danzarín”, “María”, “Trenzas”); inquietantes arreglos para “A los amigos” y “El pintao”. Y hasta componen tangos propios: el instrumental “El flaco” (inspirado en un asesinato cercano), “Cuando” (dedicado a los que se fueron a probar suerte al exterior) y “Pies rotos” (extraña oda a un bailarín borracho). Las letras son de Esteban Casati (18), y la música, del pianista Agustín Guerrero (17 años), director y compositor en jefe de la orquesta.

La OTCN nació oficialmente en el 2005. Pero cinco de sus integrantes se conocen desde que tenían sólo diez años, cuando a Emiliano (ahora 15 y rulos al viento) no le alcanzaban el largo de los brazos para rodear el bandoneón y tocaba con una mano por encima del fuelle.

A principios de 2003, el pianista Julián Peralta (ex director de la Orquesta Típica Fernández Fierro y actual Astillero) los reunió en una Orquesta Escuela. El grupo se depuró, asumió la conducción y ganó impulso propio. El nombre es un homenaje a las cuerdas del ex contrabajista (“no encontramos nada mejor”), pero ahora van con la bandera de la chanchita a todas partes. Son puro entusiasmo y viajan bajo una buena estrella.

En menos de un año tocaron en el Palais de Glace (en el Festival de Tango Joven), en la Quinta Trabucco (“en un escenario tan grande que parecía que iba a salir La Renga”), en atípicas fiestas autogestionadas, en centros culturales de aquí y allá, en la plaza de Glew en medio de una ronda de cumbia, y hasta en el Café Tortoni. Llegan siempre con hinchada propia, a veces más chicos que ellos.

Todos toman clases individuales y en verano ensayan seis veces por semana (algunos tienen que volver al colegio). Viajan de Burzaco a Martínez, alternando ensayos, ping pong, asados y pileta. Duermen y siguen. “Habitación 103, adeuda cuota”, colgó una madre en la puerta de un cuarto.

En un recreo junto al piano de cola de la Universidad Maimónides dicen:

“No nos interesa entretener a los viejos. Ni tampoco eso que llaman tango joven, gente de entre 30 y 40. Queremos levantar público joven. Que puedas ir con un amigo a ver una orquesta típica, que los pibes descubran el tango como nosotros”.

Algunos tangueros entendidos dicen, burlones, que la orquesta suena bien, pero que les falta melancolía o, al menos, un par de desilusiones. En especial a la dulce voz de Jimena Ramírez (19 años). Ellos contestan fuerte: que ésos son estereotipos, que Troilo emocionaba a los 16, que el tango no es cuestión de edad, que sólo hay que sentirlo y quererlo. “No sé si sufrimos o no, pero tocamos con todo lo que tenemos”, cierran.

Pero, aunque no lo digan, se jactan del mito de orquesta adolescente. Dicen:

Que en la Orquesta hay quienes todavía no tocan mujeres y tocan tango. Que de 5 a 7 de la mañana también tocan cumbia.

Que el tango es la única manera de abrazar a una mina en menos de un segundo. Y sin necesidad de hablar.

Que hay uno que busca novia. Que sepa jugar a la Play Station.

Que ya tienen manager (el padre del pianista), que tiene un fondo orquestal que destinan a la compra de equipos. Que ellos sólo se quedan con los viáticos. Que la plata no es un fin.

Sueñan con tener disco propio, pero esperan a sumar más temas propios para lucir a la Orquesta. Adelantan que serán tangos y arreglos atípicos de folclore (gatos, zambas y hasta algún remixado).

Para el martes anuncian el estreno de un nuevo hit: una versión propia de “Malambo”, un tema para piano de Ginastera. Un fuego.

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