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Domingo, 7 de mayo de 2006
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Taras > El Parkour: el insólito deporte urbano que consiste en saltar de edificios

Si lo sabe, salte

Por S.R.U.
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Hablar sobre música es igual de absurdo que bailar sobre arquitectura”, dijo alguna vez Elvis Costello, para zafar de las preguntas de la prensa. Y aunque la frase mantenga su ingenio, está claro que Elvis no estaba teniendo en cuenta la existencia de David Belle, un muchacho que por entonces se preparaba para convertirse en nuevo tipo de superhéroe, alguien capaz de saltar de un edificio al otro, de una cornisa a la otra, como un hombre araña de verdad, pero sin siquiera telas de araña ni la ayuda de ningún dibujante. Bajo el nombre de “Parkour”, esta insólita actividad demuestra que, absurdo o no, hay gente capaz de considerar que la arquitectura y sus estructuras, sus cornisas, sus paredes, sus techos y ventanas pueden servir como plataformas para ensayar peligrosas y sugestivas danzas. Lo de danzas es un decir: el Parkour poco y nada tiene que ver con la danza clásica ni con la contemporánea, aunque en realidad tampoco tiene nada que ver con nada.

Correr, saltar, trepar y volver a saltar buscando un movimiento continuo que supere cualquier obstáculo artificial o natural (no faltan los árboles en este combo): todo eso es lo que define, a grandes rasgos, Le Parkour o Parkour, una actividad que sus cultores definen como “una forma de vida” y que requiere, efectivamente, una preparación que la conecta con los deportes extremos.

El Parkour tiene su propia terminología (con la que define el repertorio de movimientos que le permiten superar sus obstáculos, con términos como “Passe Muraills”, “Saut de Bras” o “Saut de Chat”) y requiere de ciertas condiciones físicas y mentales. Por un lado, es muy selecto: hay que ser un atleta para poder practicarlo, y además tener la suficiente dosis de locura para andar saltando de casa en casa a riesgo de ser capturado por la policía, por un vecino paranoico, por un perro o por la no menos temible ley de la gravedad. Pero, a la vez, es muy accesible: la única herramienta que se necesita es el cuerpo. Un cuerpo humano entrenado por un espíritu fuerte, con una necesidad imperiosa de escapar, de alcanzar la salida.

¿De dónde salió? En el 2001, Luc Besson estrenó Yamakasi-Los samurais de los tiempos modernos, donde contaba la fantasiosa historia de un grupo de ladrones que usaban sus habilidades acrobáticas para escapar de las manos de la policía, a la vez que robaban dinero para financiar el tratamiento de un chico que se había lesionado intentando copiar el entrenamiento de sus amigos “parkouceros”. El término Yamakasi proviene de la lengua Lingala del Congo, y significa “espíritu fuerte”.

Yamakasi era el nombre del grupo con el que David Belle y sus secuaces empezaron a convertir su obsesión por los ataques de fuga en el parkour.

En el 2004, Besson hizo actuar a David Belle en Bahlieve 13, otro de sus films. Claro que por entonces Belle ya era una celebridad mediática: la capacidad de Belle es tan espectacular que después de hacer algunos videos caseros exhibiendo sus habilidades, empresas como Nissan, Nike y BBC no dudaron en contratarlo para protagonizar sus publicidades. En la de la BBC, por ejemplo, Belle atraviesa la ciudad saltando de un edificio al otro para poder llegar a tiempo a ver su programa favorito (que es, por supuesto, de la BBC). Cuando se supo en los medios que en la secuencia no se había usado ningún cable ni tampoco ningún tipo de efecto especial, David Belle se convirtió en una especie de superhéroe. Algo que dentro de la familia Belle era una tradición familiar: nacido en 1939 en Vietnam cuando ésta era aún Indochina, Raymond Belle, padre de David, era un adolescente cuando se produjo en 1954 la división de Vietnam; en este contexto entrar a la Armada francesa fue como una suerte de salvación, o, por lo menos, de revelación vocacional. Antes de cumplir los 20, el padre de David había demostrado aptitudes físicas excepcionales. Raymond estaba más interesado en operaciones que pusieran a prueba su destreza física que en la guerra misma, por lo que antes de cumplir los 20 años ya era parte del regimiento de los “Saeurs-Pompiers”, los bomberos militares de la capital francesa. Así, David creció escuchando las hazañas de los actos de salvataje de su padre y los demás bomberos, como cuando papá Raymond participó de una operación en helicóptero en la que logró sacar una bandera del Viet Cong plantada al tope de la Catedral de Nôtre Dame, a 90 metros de altura, episodio que lo convirtió en un héroe nacional en 1969.

La breve historia del Parkour es bastante más compleja. Porque la verdad es que, aunque en el documental Jump London y en su continuación Jump British (que hicieron que Inglaterra se convirtiera en el país con más Parkour del mundo) ni siquiera se lo mencione, la historia del Parkour es básicamente la historia de David Belle: la obsesión por superar todo tipo de obstáculos, superar sus miedos y sus limitaciones lo llevó a prepararse para convertirse en un verdadero superhombre: nacido en 1973, en su adolescencia ya era un bombero loco y heroico que, lógicamente, intentaba emular a su papá. De hecho, el Método Natural de Cultura Física de George Hébert, de principios del siglo XX, fue una herencia de papá Raymond a su hijo David, quien pronto aprendió que la esencia de sus destrezas residía en un entrenamiento riguroso y constante, que buscara tanto la potencia de los saltos como la habilidad en el aterrizaje. Así que le dejamos el cierre a David, antes de que se vaya a seguir saltando por ahí: “Antes de ser un deporte, el Parkour es un método natural para desarrollar todas las cualidades que son naturales al cuerpo humano. Incrementar la fuerza, la agilidad, la velocidad y el poder fueron los primeros pasos en esta búsqueda. Como practicante de gimnasia, atletismo, artes marciales yo tenía ciertas habilidades básicas que encontraba limitadas por los deportes que practicaba. Así que decidí crear un deporte a mi medida, es decir, sin usar ninguna fuerza material más que la del cuerpo humano: un par de joggings, una remera, un buen par de zapatillas y yo mismo. Cuando estoy corriendo me fijo un punto para representar un objetivo y me digo a mí mismo: Voy a ir allá. Voy a ir directamente. Voy rápido. Y nada me va a detener”.

Se pueden ver videos de Parkour en
http://parkour.net/modules/articles/item.php?itemid=1
y en http://www.pawa.fr/

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