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Domingo, 29 de octubre de 2006
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Hallazgos > La biografía no oficial del subte

Bajo el asfalto

Desde hace un año y medio, alguien sube imágenes del subte porteño a su fotolog. Allí están las nuevas estaciones de la línea H, obras de mantenimiento, pintadas de los graffiteros, los únicos que saben ingresar después de hora, o túneles cerrados y fantasmales. Muchos se preguntaban por la identidad de este espía: hasta fue citado por el jefe de prensa de Metrovías pidiendo explicaciones. Radar habló con él y se encontró con un entusiasta que, pronto, fundará la Asociación Civil Subterráneos de Buenos Aires.

Por Cecilia Sosa
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Un fotolog que es casi una afrenta a la tradición egocéntrica y narcisista que domina la web: www.fotolog.com/subtes. Ninguna huella personal, ni marca de autor. Sólo aquello que tiene que ver con un bien común: el subte. Los flamantes vagones de la línea H, pintadas de indignados anónimos, misteriosos bocetos digitales de futuras reformas, el interior de obras tapiadas a los ojos del pasajero común, y la caminata de azorados pasajeros evacuando los vagones en un día de “desperfectos técnicos”.

El diseño del flog es simple: una foto por día y unas pocas líneas a modo de comentario. “Pozo de ataque de la construcción del túnel inter-estación Villa Urquiza-Echeverría”; “Comenzaron hoy las pruebas del material rodante en la futura línea H”; “Desde hoy habrá policías en todos los subterráneos”; o “Un nuevo concepto en mantenimiento que colocó a los subtes en el primer lugar del mundo”. Una extraña combinación de información, denuncia e ironía.

El fotolog recibe más de 1300 ingresos diarios. Más de 3 mil bloggers lo tienen entre sus favoritos. Entusiasma a adolescentes en busca de rarezas, azuza catarsis de usuarios descontentos y hasta alimenta fantasías paranoicas de autoridades, funcionarios y empleados de las vías. ¿Hackers de los subsuelos? ¿Espías de las vías? ¿Una suerte de monitor cívico gestado en las entrañas de la tierra? ¿Una pequeña utopía de control ciudadano de los servicios públicos? ¿Meras e inconducentes fantasías de encierro intrauterinas?

Las fotos llaman la atención por su calidad: nítidas, vibrantes, indiscretas, sorprendentes. Una cueva en los subsuelos bañada por luz natural, tenebrosos túneles, una siesta de obreros bajo las catacumbas, Telerman visitando una misteriosa estación Inclán, un vagón volando hacia el taller, un graffitero perpetrando su obra ante las narices de un empleado que mira sin ver, y hasta un gato perdido en un andén. Los comentarios llueven y se reitera una pregunta: ¿quién es el misterioso hacker de los subsuelos?

Radar dio con él y lo entrevistó: Martín Machain, 22 años y ningún freaky: estudiante de Gestión de Sistemas y Negocios en la Universidad Caece, fotógrafo profesional, empleado de una empresa privada, asiduo paseador de los subtes del mundo, atento, reflexivo.

¿Por qué la obsesión con el subte?

–Desde chico me gustaron los transportes y los subtes en particular. A los 9 años me encantaba subirme al primer vagón del B con mi viejo y mirar los túneles. Siempre me interesaron los sistemas: la ingeniería, los sistemas eléctricos, los informáticos; y un poco de todo eso es un sistema de transporte. El subte es un servicio público extraño. El primer vagón empezó a funcionar en 1913 y a diferencia de los hospitales o los colectivos, no hay información de ningún tipo.

Muchas de las fotos parecen haber sido sacadas en lugares a los que no tienen acceso los pasajeros comunes.

–Es difícil sacar fotos en el subte. Las condiciones son particulares: movimiento y oscuridad. Y en realidad está prohibido por una disposición de Metrovías. Nunca entré al subte fuera de horario de apertura. Y todas las fotos las saqué con permiso. Pero también publico fotos que me mandan los graffiteros. Ellos son los únicos que aprendieron a entrar al subte después del cierre. Pero sí tengo conocidos en Subterráneos de Buenos Aires y tengo acceso a las obras. Cada vez que subo una foto de la línea H, el blog se llena de comentarios.

El blog mantiene un equilibrio extraño: reúne información casi institucional y también otra cercana al espionaje. ¿Cuál es tu relación con Metrovías?

(Se ríe) –Todo el mundo se pregunta lo mismo, quién es, de dónde sale. La gente del subte se lo pregunta; me contactó el jefe de prensa de Metrovías pidiendo explicaciones y nos encontramos en una cabina del Premetro. Los graffiteros llegaron a amenazarme: pidieron que les jurara que no era empleado del subte para publicar alguna foto. Tengo contabilizados al menos 10 intentos de robar la clave de ingreso. Una prima escuchó hablar del blog en su colegio secundario y hasta Aníbal Ibarra visitó el blog.

¿Y...?

–No, no tengo nada que ver con ninguno de ellos. Escucho a todos y me ocupo de juntar información. Hay un público interesado y curioso que le preocupa el subte y que quiere saber cosas. ¿Por qué? No tengo la menor idea. Pero el flog ya es de ellos.

Del espionaje a la asociacion civil

Cuando el 8 de febrero de 2005 Machain posteó la primera foto, no tenía cámara propia. Hoy son muchos los que recorren los subsuelos con el trípode en mano. Y van por más: Machain tiene todo para crear la Asociación Civil Subterráneos de Buenos Aires, un movimiento cívico interdisciplinario integrado por jóvenes de entre 18 y 30 años. “Somos cerca de 15. Todos me contactaron a través del flog. Hay estudiantes de arquitectura, abogados, artistas, fotógrafos, periodistas. Cada uno armó su subsecretaría”, dice Machain.

El portal reunirá información técnica sobre los subtes, curiosidades históricas, una sección dedicada a las “gente del subte” (los que piden, los artistas, los que trabajan), promoverá actividades culturales en andenes y vagones, realizará investigaciones especiales sobre estado de rieles y durmientes. Hasta patrocinará querellas y denuncias. “Durante este tiempo tuve acceso a mucho material y quiero hacer algo. Son casos que no salen en los boletines oficiales de los delegados; llamados a licitación inconclusos, asignaciones presupuestarias fraudulentas, manipulaciones electorales. Tengo los números”.

El portal no renunciará al romanticismo: tendrá también una sección dedicada a historias de amor. “Es increíble la cantidad de gente que me escribe diciendo que conoció a su novio/a en el subte”, dice el hacker institucional.

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