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Domingo, 11 de noviembre de 2007
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Arte urbano > La muestra de Andy Howell

Salir de la calle

Es publicista, animador, empresario y artista; mezcla en sus obras tecnología visual y acrílicos, y los soportes pueden ser una pantalla, una pared o una escultura. Pero Andy Howell comenzó su carrera como artista callejero y skater: ésa es su matriz y su orgullo, aunque ahora, heterodoxo, también muestre para galerías.

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Esperpento era el nombre técnico del género de la deformación, aquel que reproducía la imagen chanfleada, grotesca, extravagante e incluso pesadillesca. Algo de eso tienen las obras del Andy Howell, el artista que por una semana muestra a sus personajes eléctricos al borde de la asfixia en lienzos y en paredes del Centro Cultural Borges. Según cuenta en su visita por Buenos Aires, su intención es llevar a cabo una especie de “educación a las instituciones sobre el nuevo arte contemporáneo, como el arte callejero, el arte que se desprende de los deportes de acción, y todas las distintas culturas urbanas”. El mismo es un referente absoluto en el mundo de los skaters —desde ya, algo mucho más asentado en la cultura yankee, si bien hay explanadas que son lugar de reunión semanal entre los cultores locales— y ha creado un mundo a su alrededor. Esta inmersión en el skateboarding profesional vino de la mano de la afición por el cómic, el grafitti, las caricaturas y los dibujitos animados. Corrían los ‘80 y él admiraba a Basquiat y a Keith Haring, un personaje al que conoció de cerca, mientras se deslizaba por la ciudad sobre rulemanes. Pero su asumida nostalgia por ese hervidero no lo lleva a mirar hacia atrás, y dentro de una sensación muy ansiosa e hiperkinética —que puede observarse en sus excitados cuadros, con manos acaparadoras, narices inflamadas y detalles amplificados en sus rugosidades— fundó una marca de ropa y tablas de estética hiphopera y, después de ésta, otra y otra más, constituyéndose él mismo en una. Y no solamente: también, como artista plástico, dirigió Imagewerks, un emprendimiento mezcla publicidad y comunicación y luego de venderla y viajar por el mundo fundó Eggproject Brand Incubator and Hatchery (Incubadora y Criadero de Marcas): “Me encanta encontrarme con nuevos artistas que estén haciendo cosas nuevas y ayudarlos, distintos tipos de artistas contemporáneos”. Por si hace falta aclararlo: no, nada de purismos ni visiones estrictas o principistas de las tribus. No sólo pinta sobre lienzos y para galerías con un estilo que arrancó por y para la calle —cosa que él señala y de la que alardea, por cierto— sino que hace una bandera de la heterodoxia, como si en definitiva eso fuera lo más fiel para representar el pulso callejero presente: es publicista, animador, empresario y artista; mezcla en sus obras tecnología visual y acrílicos y otros y los soportes pueden ser una pantalla, una pared o una escultura: “Tengo un estilo y se me puede reconocer, pero lo que más me gusta es cambiar todo el tiempo. No hacerlo es algo que tiene más que ver con los coleccionistas, pero a mí me interesa innovar. Antes se creía que uno tenía un trabajo para toda la vida, y ahora uno puede tener como siete carreras conviviendo”.

Dr Lemon Street Art Icons: Andy Howell puede verse hasta el 15 de noviembre en el Centro Cultural Borges, Viamonte esquina San Martín. De 10 a 20 hs.

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