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Domingo, 13 de enero de 2008
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Música > Entrevista con Dave Holland

Voz de bajo

Tocó junto a grandes como Miles Davis, Thelonius Monk, Stan Getz y Pat Metheny, Herbie Hancock, Chick Corea o Jack de Johnette. Pero hoy su nombre tiene peso propio como gran leyenda del jazz y hombre de amplio criterio, que disfruta tanto del tango como del hip hop. En charla con Radar antes de tocar en el teatro Coliseo, habla de Nueva Orleans, Pepe Habichuela y el futuro del jazz en el siglo XXI.

Por Martín Pérez
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Cuando se habla de Dave Holland, parece casi obligatorio hablar de Miles Davis. “Así es”, se ríe el propio Holland al otro lado del teléfono, en su privilegiado hogar en las afueras de Nueva York, desde una de cuyas ventanas puede ver los árboles y bandadas de pájaros cruzando el cielo. “Y nieve, mucha nieve”, agrega. Casi todo lo contrario que encontrará en Buenos Aires el próximo sábado, cuando se presente con su quinteto en el Teatro Coliseo. “Esta es la cuarta vez que viajo a Buenos Aires, y cada vez me gusta más”, dice, y la frase suena a hecha, de compromiso. Pero agrega: “Porque cuando paso por Buenos Aires la gente me regala discos de tango contemporáneo, que pasan a formar parte de mi discoteca”. Conocedor entusiasta de las grandes tradiciones de la música, y escucha confeso de todo tipo de géneros, incluso rock o hip hop, Holland es toda una leyenda dentro del mundo del jazz, principalmente –cuándo no– por aquel encuentro con Miles Davis a la edad de 21 años, cuando el legendario trompetista lo vio tocando en un pub de Londres y lo invitó a viajar a Nueva York, para formar parte de su banda.

¿Qué fue lo primero que pensó cuando se lo presentaron?

–Nunca me lo presentaron: toqué con él antes de conocerlo. Porque cuando me escuchó tocar en Londres le dejó dicho al legendario baterista Philly Joe Johns que quería que yo tocase en su grupo. Pero cuando intenté ubicarlo en su hotel al día siguiente, ya había vuelto a Nueva York. Recién tres semanas más tarde recibí un llamado de su agente, que me preguntó si podía viajar a sumarme al grupo. Así que me fui a Nueva York y conocí a Herbie Hancock, que me mostró algunas partes de lo que estaban tocando. A la noche siguiente fui al club, y realmente ni siquiera tuve la oportunidad de hablar con Miles. Lo siguiente que recuerdo es que estaba sobre el escenario, saludó y empezamos a tocar. Así que no hubo ensayos ni nada. Me imagino que quería saber si me las podía ingeniar para tocar con él, y me probó de esa manera.

¿Le queda algo por decir sobre su relación con Miles?

–La verdad que no. Pero una de las cosas que cada vez me sorprende más con el paso del tiempo es su generosidad como artista, la forma en que compartía su música con los integrantes de su grupo. Le daba a todo el mundo la oportunidad de desarrollarse y tocar, crecer dentro del contexto de la música que interpretaba. Fue algo muy especial para mí y para toda la gente que tuvo la oportunidad de tocar con él.

DEL UKELELE AL CONTRABAJO

Primero fue el ukelele. Luego la guitarra. Y recién después llegó el bajo a la vida del británico Dave Holland. Criado en la zona de Birmingham, su primer instrumento lo heredó de un familiar, a la edad de 4 años. Aprendió música de manera autodidacta, y se pasó a la guitarra para poder tocar las canciones que escuchaba por la radio. Al pretender armar su primer grupo con algunos amigos, alguien debía pasar al bajo y le tocó a él. Comenzó con el bajo eléctrico y luego pasó al contrabajo. “Apenas empecé a tocarlo, me di cuenta de que había encontrado mi voz”, asegura. Aunque desde muy temprano tocó al lado de grandes del jazz como Miles Davis y Thelonius Monk, y luego Stan Getz y Pat Metheny, además de muchos de sus compañeros en la banda de Davis, como Hancock, Chick Corea, Jack de Johnette, su prehistoria dentro del género guarda sus secretos. “Cuando apenas estaba empezando era músico de sesión, y llegué a acompañar durante sus giras británicas a músicos como Johnnie Ray, Roy Orbison y Little Richard”, revela Holland. “Me gustaba mucho el rock: empecé a tocar a fines de los cincuenta y era lo que escuchaba por radio.”

Pero, claro, su nombre estará asociado eternamente a la figura de Miles Davis, y más por el momento en que formó parte de su banda: los revolucionarios tiempos que forjaron la obra más polémica del trompetista, Bitches Brew, un disco del que el año pasado se cumplieron 40 años. “Creo que es un disco que aún suena fresco, nuevo y contemporáneo. No suena como si hubiese sido editado 40 años atrás. Y esa es una gran cosa sobre Miles, que su música haya permanecido tan moderna, incluso su obra más temprana. Aquel disco era una idea que se fue desarrollando todo el tiempo en el estudio. Todos éramos parte de ese descubrimiento, tratando de escuchar hacia dónde quería ir la música que podíamos hacer con las ideas que nos estaba presentando.”

En aquellas sesiones estaba Joe Zawinul, que falleció el año pasado...

–Estamos muy tristes por haber perdido a Joe. Era un gran músico, y un gran espíritu. Un personaje muy especial. Tenía gran energía, trajo mucha visión a la música. Lo extrañamos mucho.

TRADICION Y FUTURO

En una de las reseñas que se pueden leer de Critical Mass, el último trabajo del quinteto de Dave Holland –el disco que estará presentando en el Coliseo, de hecho–, la palabra con la que el periodista Jeff Tamarkin lo define es “generosidad”. Un término que hace referencia a la forma en que Holland recuerda a Miles. “La música siempre es sobre compartir. Compartir con el público, pero también con los músicos. Aun yendo bien atrás, a los primeros años del jazz en Nueva Orleans, era una música de comunidad. Así que para mí esa es la verdadera esencia de tocar junto a otra gente. Crear esa sensación de comunidad, de compartir la música y su creación. Es la parte más satisfactoria de todo este asunto para mí.”

Justamente, en Critical Mass hay un tema dedicado a Nueva Orleans.

–Es que cuando estaba componiéndola sucedió la tragedia del huracán Katrina. Y además algo en esa canción me recordó el espíritu de la ciudad. Por eso la llamé “Easy Did It”, porque uno de los sobrenombres de Nueva Orleans es The Big Easy. Por eso el título: Easy lo hizo.

Al anticipar su inminente show porteño, Holland adelanta que además de los temas de Critical mass, el grupo estará tocando nuevas composiciones que formarán parte de un nuevo trabajo. Pero antes de un nuevo disco del Quinteto, aclara, Holland ya tiene listo un disco que saldrá a mitad de año, de su Sexteto. Y está trabajando en un proyecto flamenco, junto al legendario guitarrista Pepe Habichuela, y un grupo del que participan algunos miembros de su familia. Con ellos se reunió Holland el año pasado en Sevilla para algunos shows, y en mayo volverán a reunirse, con la idea de tocar y entrar a grabar un disco. “Para mí es muy importante haber sido bienvenido por Pepe y su familia, que tienen una gran tradición musical, muy orgullosa y con una gran dignidad.”

Cuarenta años atrás tocó en un disco que para muchos definió el futuro del jazz, Bitches Brew. ¿Se imaginó entonces que el jazz sobreviviría hasta el sigo XXI?

–Creo que el jazz perdurará. Lo que no sé es en qué forma. Pero creo que es una de las grandes tradiciones de música improvisada en el planeta. Hay otras grandes tradiciones, por supuesto. En India, en Africa, en los países árabes, donde la improvisación es parte esencial de la música. Pero el jazz es ciertamente una de esas grandes tradiciones, y pienso que va a continuar porque es una parte importante de las posibilidades creativas que los músicos tienen, la de aprender esa tradición y desarrollarla.

Dave Holland toca el sábado 19 de enero a las 22 en el Teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1225. Entradas desde 50 pesos.

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