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Domingo, 20 de abril de 2008
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Fan > Un músico elige su canción favorita

Un mundo de sensaciones

Por Bernardo Baraj

Hay muchos temas que me gustan especialmente, muchos que vienen del tango y que hablan mayormente de la ausencia. Pero una de las canciones que abrieron un mundo para mí tiene que ver más con el romanticismo, y con lo que había de nuevo para mi generación a fines de los ’60 y principios de los ’70. “Muchacha (Ojos de papel)” fue de alguna manera un tema revelador de una posibilidad expresiva diferente. Por ese entonces yo venía del jazz, y de pronto tuve la sensación de que ahí se alojaba un tipo de expresión muy fuerte y que pasaba por otro lado, bien distinto de lo que yo más escuchaba y conocía y estaba haciendo. “Muchacha...” es una canción que pone de manifiesto la perfecta conjunción entre letra y música, belleza y profundidad; expresa un sentimiento que tiene que ver con una mirada muy primera, quizás adolescente del amor, de un amor apasionado y potente. Con la sensibilidad y una poesía dignas del Flaco y de Almendra, además: me cuesta mucho pensarla en boca de otro intérprete; la tengo muy asociada a esa voz, a esa manera de cantarla y expresar la vida.

Yo escuché “Muchacha...” por primera vez en la radio, una noche, en la cama. Por eso llegó como una sorpresa, y por eso digo que fue una revelación y una inspiración. Me permitió ver algo que se estaba gestando dentro del panorama del rock argentino, que era una cosa que me pasaba por la periferia, que yo no tenía en cuenta en ese momento. En esos años yo estaba muy emparentado con el jazz, escuchaba a Miles Davis, a John Coltrane. Pero apareció “Muchacha...” y enseguida me dije: “Esto es impresionante”. Algo me conmovió, y sé que en parte era descubrir que esa poesía tan reveladora de una sensibilidad humana podía hacerse en castellano. “Muchacha...” no es exactamente una canción roquera; el rock y todo lo que se le acercaba en ese momento era cantado en inglés y la aparición de esta canción del Flaco fue para mí poder pensar en esa posibilidad nueva, que después canalicé en el grupo Alma y Vida; fue a partir de “Muchacha...” que pude pensar en armar un grupo con canciones en castellano, con una expresión con la que me sintiera identificado, con temas y sentimientos inherentes a mi entorno. Me abrió la cabeza en una dirección distinta de la del jazz, que es tan elitista; la posibilidad de comunicación con un público más amplio.

Creo que nunca se lo dije a Spinetta, aunque toqué con su banda, la Banda Spinetta, en el año ’78; aunque sí sabe de mi admiración. En esa época, una vez fuimos a tocar con esa banda al Teatro Avenida, y en pleno recital se cortó la luz. Entonces, como estaban ahí, de visita, como espectadores, Rodolfo García y Emilio del Güercio, que habían formado Almendra con el Flaco, decidieron hacer en vivo, ahí mismo, una interpretación acústica de “Muchacha...”. Y entonces el teatro se vino abajo.

Por estos días el sello Cisne sacó a la calle el cd Desde el alma, en el que Bernardo Baraj y Mirta Braylan interpretan un repertorio de tangos clásicos de todas las épocas.

Muchacha (Ojos de papel)
Almendra (1969)
Letra y música: Luis Alberto Spinetta

Muchacha ojos de papel,
¿a dónde vas? Quédate hasta el alba.
Muchacha pequeños pies,
no corras más. Quédate hasta el alba.
Sueña un sueño despacito entre mis manos
hasta que por la ventana suba el sol.
Muchacha piel de rayón,
no corras más. Tu tiempo es hoy.
Y no hables más, muchacha
corazón de tiza.
Cuando todo duerma
te robaré un color.
Muchacha voz de gorrión,
¿a dónde vas? Quédate hasta el día.
Muchacha pechos de miel,
no corras más. Quedate hasta el día.
Duerme un poco y yo entretanto construiré
un castillo con tu vientre hasta que el sol,
muchacha, te haga reír
hasta llorar, hasta llorar.
Y no hables más, muchacha
corazón de tiza.
Cuando todo duerma
te robaré un color.

“Muchacha...” fue el primer tema de difusión del disco Almendra, grabado en 1969 (con Spinetta, Emilio del Güercio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García) y editado a principios del ’70. La banda estrenó en vivo la canción en un recital en el Coliseo, a mediados del año de la grabación. La muchacha de la letra –un poema de amor erótico– era Cristina Bustamante, una vecina de Emilio del Güercio en el departamento en que vivía en Belgrano, a la que Spinetta definió más tarde como el primer gran amor correspondido de su vida. En una entrevista de 1984, Spinetta le contó al periodista Víctor Pintos: “El día que estrené ‘Muchacha...’, por una pelea que habíamos tenido con Cristina, ella se retiró en la mitad de la canción. Yo cantaba y veía que se iba por el pasillo del Coliseo hacia el fondo. Ese tipo de cosas bien de pubertad, de 18 años. Amor. Cristina se dio vuelta. Ella la conocía de antes, yo se la había cantado en forma personal. Pero cuando le arreglamos todos los coros y la estrenamos en vivo, fue tremenda la emoción que sentí. Imborrable. Yo lloraba arriba del escenario, porque sentí que toda la gente se conmocionaba con eso. Al instante. ‘Muchacha...’ traspasaba la gente. Con Almendra me cansé de ver chicos y chicas llorando, de emoción o de felicidad”.

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