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Domingo, 15 de junio de 2008
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Casos > El incendio de los estudios Universal

Lo que el fuego se llevó

La semana pasada, un pequeño espacio de los noticieros estuvo ocupado por el enorme incendio que devoró parte de los estudios Universal de Hollywood; el estudio detrás de los Drácula y Frankenstein clásicos, de Los pájaros de Hitchcock, de Tiburón. Aunque la palabra oficial es cauta, se cree que unos 40 o 50 mil títulos clásicos se han perdido, y también grabaciones clásicas del sello Decca, que se conservaban en una de las bóvedas. Aquí, un recuento de daños y un poco de la historia.

Por Alfredo Garcia
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Donde hay cenizas, ¿cuántas películas clásicas se quemaron? En lo que respecta al incendio acaecido hace dos semanas en Universal City, Hollywood, California, no se sabe bien, y probablemente nunca lo sabremos. Pero los amantes del cine clásico irán notando lo grave del asunto a medida que los títulos clásicos que esperaban ver resurgidos de la cripta cual monstruo de Universal sigan remoloneando en las bóvedas sin ver la luz, y ni hablar de que los vean.

Hollywood tiene una vieja tradición de renacer de sus propias cenizas, y el ejemplo más perfecto puede ser la impactante escena del incendio de Atlanta de Lo que el viento se llevó, fogata épica lograda prendiéndole fuego al magnífico set de la muralla que contenía al clásico King Kong en la isla de la Calavera en el film de comienzos de los años ’30. Al menos, nadie puede negar que lo filmaron con más colorido esa segunda y última vez.

Universal no tuvo nada que ver con ese incendio de producción independiente –sí, Gone with the wind era una producción indie–, pero su segundo incendio digno de la era del cine catástrofe ya logró reducir a cenizas al muñeco asustaturistas basado en la ahora también vieja remake de los ’70 con Jessica Lange.

El incendio anterior fue en 1990. Se quemaron 3 acres de la firma, incluyendo áreas destinadas al parque de diversiones, soundstages, decorados y algún que otro archivo de cosas viejas, rubro menos espectacular que cualquier otra cosa que largue grandes columnas de humo y catastróficas llamaradas al estilo Irwin Allen.

En todo caso, 28 años después de aquel incendio accidental olvidado del siglo pasado, en nuestro siglo XXI la idea de patrimonio cultural y preservación de archivos, la idea de que una obra de arte se pueda perder de vista para siempre entre las cenizas resulta casi tan aterradora como una noche en el cementerio desenterrando cadáveres al estilo Universal. Pero ojo, el estudio no sólo fue, es y será la Casa de Drácula, Frankenstein, el Hombre Lobo, el Monstruo de la Laguna Negra, la Momia y tantas otras criaturas inmortales. Directores como Lubitsch, el mejor Douglas Sirk y Preston Sturges, el Hitchcock de Los pájaros y el Lewis Milestone de Sin novedad en el frente son sólo una punta del iceberg del legado de Universal Pictures, el estudio que en la década de 1970 cambió la manera de hacer cine al apoyar a un joven Spielberg que de Duel y Loca evasión pateó el tablero con Tiburón, y para bien o para mal Hollywood nunca fue el mismo.

En cambio, parecería que, luego del incendio espectacular que ocupó brevemente los canales de noticias el otro fin de semana, no pasó nada, y que está todo bien. Después de todo, según las primeras declaraciones oficiales del gran jefe de Universal, Ron Meyer, apenas se quemaron unos viejos juegos mecánicos (la flamante atracción de los Simpson que costó 40 millones de dólares estuvo abierta al público inmediatamente), unos decorados, algún soundstage y los archivos de video o, textualmente, “The video library”.

En un primer y último informe oficial se dijo que las pérdidas incluyeron el superclásico decorado de las calles de Nueva York –reconstruido luego del incendio de 1990–; al menos un estudio de filmación completo, el animatronic gigante de King Kong, el set de Volver al futuro (conocido como the courthouse area, donde filmaron obras maestras como Matar a un ruiseñor, de Robert Mulligan, y films recientes como Transformers y Spiderman 2) y las abstractas “video vaults”, donde en un primer momento nadie recordó que también se almacenaban masters de grabaciones musicales del sello Universal, incluyendo gemas de Decca y AM Records. En este sentido, el vocero de Universal Music Group (subsidiaria de Vivendi SA), Peter LoFromento, explicó que se supone que los masters de jazz de Decca perdidos en el fuego aparentemente tendrían backups digitales almacenados en otro sitio. Reconoció no poder precisar si lo que se quemó eran o no originales.

Mientras tanto, en todos los foros de Internet de amantes de estas obras de arte perdidas, la gente empezó a mostrarse gravemente preocupada. Los amantes del jazz hasta recordaron el proceso judicial contra un tal Hoffman, ingeniero de sonido que hace años intentó preservar en su domicilio masters de jazz de Universal, debido a su suposición de que no estaban bien cuidados en su lugar de origen. Según estos rumores, los hechos estarían demostrando que de haber seguido en su casa hoy existirían en perfecto estado.

Por otro lado, los mismos voceros de Universal reconocen que la pérdida de los 40 o 50 mil títulos convertidos en cenizas hace 15 días conspira seriamente contra las programaciones de ciclos de cine museos y cinematecas que esperaban la gentileza del estudio para redescubrir –o sea, a esta altura, ver por primera vez– films clásicos olvidados simplemente porque nunca se volvieron a ver desde su estreno. Un film de los ’40 protagonizado por Charles Boyer y Olivia de Havilland, Hold Back The Dawn, supuesta obra maestra hoy casi olvidada, dirigida en 1941 por Mitchel Leiden con guión de Charles Brackett, estaba programada en la cinemateca de California, pero ahora seguirá en la oscuridad dado que la bóveda incendiada incluía el material menos comercial entre los clásicos del estudio, es decir aquel destinado casi por obligación para exhibiciones culturales de instituciones cinéfilas. El área de programación del estudio mandó un e-mail oficial explicando que debido al siniestro todos los alquileres y préstamos de títulos clásicos estaban congelados hasta nuevo aviso.

La pregunta que también queda pendiente es cual será el criterio para renovar los masters en tapes de alta calidad que se perdieron en el incendio. Obviamente, aun en el mercado clásico, el catálogo incluye títulos que siguen siendo notablemente comerciales, como por ejemplo todas las películas de los monstruos que le dieron gloria al estudio, mientras que otros films antiguos, que también incluyen las películas de Paramount Pictures (por algo la Mansión Bates de Psicosis es parte del parque de diversiones) seguirán lejos de la vista del público, incluyendo películas que no han vuelto a circular en décadas y que ahora verán demorada su salida por un buen tiempo, o incluso indefinidamente. Sin entrar en círculos más elitistas como los de las cinematecas, simplemente aquellos amantes del cine que esperaban ver en DVD un buen master de films de Ernst Lubitsch o Preston Sturges, en algunos casos simplemente deberán seguir esperando.

Fundada en 1912 por el alemán Carl Laemmle, la Independent Motion Picture Company fue rebautizada Universal un par de años más tarde. Aunque un porcentaje muy alto de sus producciones del período mudo están perdidas sin ningún incendio de por medio (lo mismo se aplica a toda la producción de Hollywood de esa era, simplemente por el desorden, la desidia, y el carácter autocombustible del nitrato, material que precedía al actual y más estable celuloide) todo cinéfilo recordará la primera superproducción muda del estudio, El jorobado de Nôtre-Dame, con Lon Chaney. Hoy Universal es una subsidiaria del grupo General Electric, que aunque afirmó extraoficialmente que el incendio de este junio de 2008 puede significarle pérdidas por “decenas de millones de dólares”, derivó toda declaración formal a los voceros de NBC Universal, que han manejado el desastre con eficacia relativa: la semana pasada un artículo de Los Angeles Times se titulaba “Copias de films clásicos se pierden en el incendio” mientras que el New York Times, mas condescendiente, afirmaba: “Ningún clásico se ha perdido para siempre en el incendio de Universal”. Algunos foros de melómanos en Internet son mucho más pesimistas sobre los masters de viejas grabaciones de jazz del sello Decca archivados en la bóveda quemada: “Se perdió casi todo” es la noción más repetidas en los blogs del ramo.

También se confirmó la destrucción de todos los sets del nuevo film de Clint Eastwood con Angelina Jolie, The Changeling. Oportunamente no había ningún rodaje en producción durante el fin de semana del incendio, que sí complicó el cronograma de varios largometrajes en etapa previa a la filmación, ahora todos haciendo cola en los estudios de la Warner.

En cuanto a Universal como atracción turística estilo parque de diversiones, nada está perdido: el editor de la revista especializada Park World, Paul Ruben, explicó a Asociated Press que el fuego podría traerle ganancias al estudio: “De un modo un poco perverso, el incendio puede servir como promoción al publico, si la gente de Universal es inteligente, y agregan un ticket adicional para ver los decorados convertidos en ruinas y cenizas”.

Aparentemente, esta afirmación no es ningún chiste: simplemente otra confirmación de que “there’s no business like show business”. En ese caso, no cabe duda que una de las atracciones más solicitadas en estos días debe ser una de las irónicamente no tocadas por el fuego: Llamarada, sobre el taquillero film Backdraft de Ron Howard, debe estar en su máximo nivel de popularidad.

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