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Domingo, 7 de marzo de 2010
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PERSONAJES > SASHA GREY, DEL PORNO A SODERBERGH

Sasha y el círculo de baba

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No es la primera actriz del porno que se pasa al cine mainstream, aunque quizá sí la primera en hacerlo para seguir haciendo de sí misma. En ese salto a la pantalla vestida que se llama crossover ya la precedieron verdaderas estrellas XXX como Marilyn Chambers, Nina Hartley, Traci Lords y Jenna Jameson. ¿Y qué deja a sus espaldas la ascendente y candente Sasha Grey? Ni más ni menos que protagónicos en títulos marginales como The Girl Next Door, Superslut, Sex Toy Teens, Bitchcraft 4 y la flamante Malice in Lalaland. ¿Y qué la espera por delante? The Girlfriend Experience, nueva película de Steve Soderbergh, que acaba de salir directo a DVD con un título bastante menos ambiguo: Confesiones de una prostituta de lujo.

Sasha es Chelsea, una “escort” neoyorquina cara y bastante sofisticada, que ofrece un servicio muy específico: proveer, junto con el acto sexual si el cliente lo requiere, toda la simulación de noviazgo: cine, cena, charla, intimidad. Como es un poco de esperarse, en The Girlfriend Experience Sasha apenas se quita la ropa, y sus desnudos se atisban sutil, parcialmente. Con una sugestión que el cine en el que se ha coronado a lo largo de los últimos tres años se empecinó en arrebatarle película a película.

La película de Soderbergh probablemente incomode o desconcierte un poco con ese estilo que por momentos parece buscar una textura documental, y no fue un gran éxito comercial, pero al menos un par de los críticos norteamericanos más exigentes la incluyeron en su top ten del año pasado. Eso contribuyó a darle a Sasha cierta publicidad entre el público no consumidor de porno. Para quienes se pregunten entonces quién es esta chica que parecerá haber salido de la nada, un vistazo a su entrada en Wikipedia (que se ganó gracias a su propio esfuerzo, mucho antes de Soderbergh) arrojará que su verdadero nombre no es Sasha Grey sino Marina Ann Hantzis, que nació en California hace 22 años (edad que cumplirá exactamente en una semana), que se crió en una familia proletaria, que fue abandonada por su padre, mecánico de ascendencia griega, cuando ella tenía 5 años, y que se fue de su casa a los 16 para no sufrir más a su padrastro. A partir de entonces se dividió entre trabajos como stripper para “no tener que trabajar demasiado” mientras empezaba la universidad, y como mesera, hasta que juntó 7 mil dólares y se mandó a mudar a Los Angeles. Ahí adoptó su apellido artístico como supuesto doble guiño a El retrato de Dorian Gray y a la “escala gris” de sexualidad del sexólogo Kinsey. Mal no le fue.

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