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Domingo, 27 de junio de 2010
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Televisi贸n >Party Down, la mejor sitcom del momento

Somos actores, queremos actuar

Mientras reina en la televisi贸n norteamericana la serie de una hora, de la mano del 茅xito de Lost, 24 o Dr. House, las comedias de treinta minutos fueron quedando en un segundo plano. Pero, en ese relativo paso al costado, a veces se encuentra lo mejor de la pantalla. Como Party Down, que estrena su segunda temporada en el cable local, sobre un grupo de j贸venes que se mudaron a California para triunfar en Hollywood pero, mientras tanto, trabajan en una empresa de catering.

Por Mariano Kairuz
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Si la vida es eso que pasa mientras estamos ocupados haciendo otros planes, a los protagonistas de Party Down 鈥搇a extraordinaria comedia que acaba de empezar su segunda temporada en I.Sat鈥 eso que pasa parece estar pas谩ndoles por arriba como un tren. Sus otros planes tienen que ver con triunfar en la industria del espect谩culo; lo que les sucede mientras tanto es que tienen que trabajar de otra cosa. Como le pasa a tanta gente. Y en particular, como les pasa a tantos que, como ellos, llegan a California para convertirse en estrellas de cine y mientras tanto trabajan en el servicio gastron贸mico, como empleados de una compa帽铆a de catering llamada, justamente, Party Down. Producida por el canal de cable norteamericano Starz desde el a帽o pasado 鈥揷ondici贸n que le habilita cierta libertad para la incorrecci贸n pol铆tica que, en general, est谩 restringida en las series hechas por las cadenas de televisi贸n abierta鈥, Party Down echa una mirada impiadosa pero casi nunca c铆nica sobre las ambiciones, frustraciones, mezquindades, resignaciones y resentimientos de sus protagonistas, ri茅ndose alternativamente de y con ellos.

No es poca cosa; y ahora que, con Lost, 24 y la estela que dejaron a sus espaldas, sigue quedando claro que este momento televisivo pertenece a la serie dram谩tica de una hora (como los 鈥90 fueron de la comedia de 30 minutos), Party Down se ha ido instalando con un perfil bajo, discret铆simamente, como la mejor y m谩s at铆pica sitcom de la actualidad.

Y no deja de ser sugestivo que para dedicarse a Party Down el productor y guionista John Enbom hiciera una jugada arriesgada, al menos en t茅rminos 鈥減rofesionales鈥: dej贸 de lado uno de esos programas nacidos del 鈥渞einado鈥 de la serie dram谩tica y de aventuras, la irritantemente mala Las cr贸nicas de Sarah Connor, eslab贸n menor e incoherente de la saga Terminator. Enbom cambi贸 la aventura por la desventura junto con sus coguionistas Dan Etheridge, Rob Thomas y el actor Paul Rudd; y si bien el nombre de este 煤ltimo (Rudd) parece clave por su lugar central en la nueva comedia norteamericana (la del productor Judd Apatow, la de compa帽eros generacionales muchas veces salidos de Saturday Night Live, como Adam Sandler), las desventuras de Party Down parecen abrevar tambi茅n en el esquema de algunas de las mejores comedias televisivas inglesas de los 煤ltimos a帽os. Lo que equivale a decir The Office y Extras, las dos grandes creaciones de Ricky Gervais.

Los parecidos se hacen evidentes desde el minuto uno del primer episodio, cuando conocemos a Ron (el actor Ken Marino, de Veronica Mars, pero todav铆a un desconocido por ac谩), el motivado, forzadamente entusiasta team leader de la compa帽铆a. Ron se toma demasiado en serio un trabajo que cada uno de sus subalternos padece como una condena, con una capacidad tal para caer sistem谩ticamente en el rid铆culo, una torpeza a la hora de tratar de granjearse confianzas y complicidades que recuerda autom谩ticamente al inolvidable David Brent que compon铆a Gervais en The Office, uno de los personajes cat贸dicos m谩s insoportablemente inc贸modos de todos los tiempos. Sin embargo, el sue帽o que abriga Ron es el m谩s terrenal de todos: a fuerza de una abnegaci贸n pat茅tica, ha reunido parte de los ahorros necesarios para adquirir la franquicia de una cadena de comidas r谩pidas, presunto trampol铆n al empresariado millonario y m谩s all谩.

A Marino lo acompa帽a un reparto s贸lido y parejo como pocos: la encantadora Lizzy Caplan es la perseverante aspirante a stand-up comedian que no se arredra ante los infinitos rechazos acumulados; Ryan Hansen es el gal谩n descerebrado y despreocupado; Martin Starr (de la malograda pero imperdible serie Freaks & Geeks, y revelaci贸n de Adventureland) es el anteojudo nerd que espera que Hollywood descubra sus guiones de ciencia ficci贸n y finalmente retribuya su genio; y Adam Scott es el ex actor cuya suerte qued贸 sellada (para mal) cuando su cara se vi贸 pegada a un popular slogan publicitario. Henry es el 煤nico que ya abandon贸 toda esperanza; el 煤nico del grupo que no dice que 鈥渆n realidad yo no soy camarero, yo soy actor鈥. El 煤nico que ya no tiene otros planes. El reparto estaba originalmente coronado por la presencia de ese prodigio todav铆a no suficientemente descubierto que es Jane Lynch, lun谩tica comediante de varias de las pel铆culas de Christopher Guest, mujer de una estatura imponente que por estos d铆as cumple 50 y que en los primeros episodios de Party Down interpret贸 a Constante Carmell, secundaria y extra veterana de cientos de series y pel铆culas que, a pesar de todas las pruebas a la vista, se caracteriza por un buen humor y un esp铆ritu imbatibles. La mala noticia es que Jane Lynch abandon贸 la serie antes de terminar su primera temporada, porque su popularidad un poco under y de culto le garantiz贸 un lugar (seguramente m谩s duradero y mejor pago) en otra comedia, Glee, y las limitaciones de producci贸n de Party Down no les permiti贸 a sus responsables asegurarse la permanencia del elenco. En eso, tal vez a la fuerza, tambi茅n se emparienta con una de las m谩s saludables caracter铆sticas de The Office y otras comedias inglesas: su brevedad. Cada uno de los dos programas de Gervais marc贸 un hito a nivel internacional, con apenas una docena de episodios distribuidos en dos temporadas. Party Down cuenta con diez en su primer a帽o y diez en el segundo, el que ahora se estrena ac谩 y esta noche termina en Estados Unidos. La f贸rmula perfecta para combatir ese desgaste que aniquila a casi todas las series norteamericanas.

La inteligencia de los guiones de Party Down tambi茅n arroja esa mirada ir贸nica que les dedica a los personajes principales sobre sus clientes. Que cambian en cada cap铆tulo y en general son gente rica de California, a veces miembros de esa industria a la que los atribulados camareros quieren pertenecer. Pueden ser ab煤licos y habitantes snobs de la vida suburbana, o empresarios que abren las puertas de sus mansiones en busca de inversores, o productores de cine porno, o ancianos vitalistas reunidos tras la consigna de una sospechosa gur煤 de la juventud eterna, o una exc茅ntrica boda gay de Hollywood, o un congreso republicano de muchachos triunfadores. Toda esa gente a la que Roman (Starr) desprecia por su burguesa decadencia, mientras Henry empieza a verlos con un poco de sana envidia, pensando que despu茅s de todo tal vez no est茅 tan mal la idea de abandonar sus absurdas ambiciones art铆sticas y abrazar la comodidad de las profesiones liberales de ingresos estables. De empezar a ajustar un poco los planes para que se parezcan a todo eso que nos pasa por encima mientras estamos ocupados planificando.

Party Down se da los lunes a las 23 por I.Sat.

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