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Domingo, 16 de enero de 2011
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Arte > Babel seg煤n Gabriel Valansi en YPF

Apocalipsis, de nuevo

Se llama Babel, es atravesada por la sombra de Auschwitz y reflexiona sobre el presente. Con teclados y plaquetas de computadoras inservibles, Gabriel Valansi mont贸 una muestra escalofriante en la que el descarte tecnol贸gico se convierte en la maqueta del mundo despu茅s de un apocalipsis, donde la humanidad s贸lo sobrevive en la memoria de los chips.

Por Gustavo Nielsen
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Y dijo Dios: 鈥淗e aqu铆 que el pueblo es uno, y todos estos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les har谩 desistir ahora de lo que han pensado hacer. Pues descendamos y confundamos all铆 su lengua, para que ninguno entienda el
habla de su compa帽ero鈥.
G茅nesis 11:1,7.


La muestra se llama Babel. Es un grupo de obras que el fot贸grafo y artista pl谩stico Gabriel Valansi viene desarrollando desde hace algunos a帽os. Trabaja en una especie de arqueolog铆a de anticipaci贸n, la mirada de un posible experto del ma帽ana analizando los restos de nuestro planeta despu茅s de una explosi贸n nuclear. La pregunta que Valansi se hace es qu茅 podr铆a reconstruirse de unos restos as铆.

Esto es lo que se ve.

LA MEMORIA DE TODAS LAS COSAS

Casi toda la exposici贸n est谩 realizada con desechos de teclados de computadora, parte de la tecnolog铆a dom茅stica actual. En Internet le dicen scrap. Valansi les mat贸 el dato del color uniformando las plaquetas de un tono neutro con gusto a quemado, las puso una al lado de otra y arm贸 una maqueta gigante, donde los peque帽os vol煤menes electr贸nicos parecen edificios a escala uno en mil. Hay plazas, canales, diques, antenas, estadios, f谩bricas, galpones y torres. El muchas veces dice 鈥渙minoso鈥 al describir el panorama. Cree que nada bueno podr谩 deducirse de estos restos. 鈥淭oda esta energ铆a que subyace en los fen贸menos que terminar谩n con nuestra civilizaci贸n la pod茅s encontrar en los pliegues mismos de la tecnolog铆a en ciernes.鈥

La tecnolog铆a que se utiliz贸 ac谩, sin embargo, no es destructiva. Cuando uno desarma un teclado o una licuadora ve circuitos integrados parecidos: Valansi dice que los circuitos son comunes tambi茅n a las bombas y a todos los sistemas de destrucci贸n masiva con los que hoy cuenta nuestro planeta para desaparecer del Cosmos.

El proceso de un arque贸logo es interesante: tiene que encontrar un orden social en un pedacito de cer谩mica. Un simple rasgu帽o en el esmaltado lleva a suponer que esa civilizaci贸n a lo mejor utiliz贸 el metal, lo que implica cierto grado de evoluci贸n en el pensamiento y cierto dominio de los materiales. Como los detectives: pocos datos, mucha imaginaci贸n, algunas conclusiones.

Entre una monta帽a de teclas inertes y la ciudad devastada hay una plataforma de observaci贸n con unos binoculares enormes. Subo por la escalera y me pego a ellos para acercarme al paisaje. No se ve como a trav茅s de lentes, sino como por c谩maras, con el pixelado latente de los videos. Lo primero que pienso es en una gran desolaci贸n. Ac谩 hubo gente y ya no hay. Pero tampoco hay cad谩veres. No hay cuerpos. Todo est谩 limpio, y tambi茅n todo acaba de suceder.

Valansi corrige: 鈥淐laro que hay gente. Por lo pronto est谩 toda la memoria de los chips. Los m贸dulos de desechos tecnol贸gicos tienen un reservorio residual. Cuando uno tira una computadora normalmente ni siquiera alcanza a borrar lo que escribi贸: la tira porque se le apag贸 mal. Pero en lo que tir贸 hay un cach茅 que dice todo acerca del usuario. Y ese cach茅 no se apaga jam谩s鈥.

Si uno se tomara el trabajo podr铆a extraer de esta muestra la memoria escrita de cientos de los habitantes de Buenos Aires: los tendr铆a negociando, chateando, chusmeando, construyendo di谩logos y cartas, sumando cifras en planillas, prometiendo banalidades, buscando noticias y novelas, bajando pel铆culas y m煤sica, escribiendo cuentos, dibujando con vectores. Los tendr铆amos tecleando todas las palabras de una vida. Pero no est谩n. Y el silencio el茅ctrico se deja sentir en las calles de esta ciudad muerta. 驴Qu茅 clase de castigo divino esperaremos de una nueva Babel?

EL MAPA DEL MUNDO ARRASADO

Hoy el teclado de computadora representa al idioma escrito, como antes lo hicieron las m谩quinas de escribir, y aun antes las plumas y los tinteros. La Babel del G茅nesis fue la confusi贸n de los lenguajes hablados, del di谩logo oral. La Babel de Valansi es la confusi贸n del idioma impreso en la pantalla o en papel. Para su producci贸n se utilizaron teclados 煤tiles y teclados in煤tiles. Los 煤tiles sirvieron para dise帽arla y calcularla. Los in煤tiles fueron desmembrados. La pila de teclas rotas y vac铆as de uso es la imposibilidad de los textos que vendr谩n. Toda la escritura moderna se hace en base a teclados. Los ni帽os pierden el sentido de la cursiva. Es un cambio, no sabemos si para bien o para mal. Pr贸ximamente, ni teclas habr谩. Ser谩n todos touchpad.

Valansi es un hombre progresista, librepensador, tiene ideas altruistas y elevadas como cualquiera de nosotros, pienso, y ha tenido que utilizar esta tecnolog铆a para construir su muestra. Desde los dos puntos: el de la creaci贸n, con programas de modelizaci贸n cuyo hardware ser谩 un pr贸ximo desecho en el futuro, y desde el punto de la materia, con hardware que ya mismo es un desecho. Por ejemplo: adem谩s de la ciudad a vuelo de p谩jaro desde quinientos metros de altura hay un cartel a tama帽o normal. El cartel no tiene aviso alguno, es simplemente una estructura, como esas que se oxidan a los costados de las rutas. Pero no est谩 oxidada, sino pulida. Y, adem谩s, retorcida sobre s铆 misma. Es un diente sacado de la gran dentadura. Un fragmento a escala uno en uno del rompecabezas.

Cuenta el artista: 鈥淓l cartel est谩 colapsado. En archivos desclasificados de la Guerra Fr铆a se ve el resultado de las experiencias nucleares sobre los objetos y viviendas. Son filmaciones reales. Hoy todo eso se hace con medios de simulaci贸n 3D. Sometimos una maqueta virtual a un viento de 300 km por hora y a una temperatura de 250 grados. La diferencia de temperatura y la torsi贸n dej贸 al cartel as铆. Yo pens茅 que quedar铆a negro, pero la situaci贸n es parecida a los cascos de las naves espaciales cuando regresan a la Tierra y est谩n sometidas a grandes esfuerzos de calor y velocidad: quedan brillantes, plateadas鈥.

El mirador provee una distancia de observaci贸n. Valansi recoge una plaqueta del piso y afirma que esa es la verdadera distancia del objeto, para lo que ese objeto fue dise帽ado. As铆 se lo ve en su tama帽o real, como cuando estaba adentro de un teclado sobre el que inclin谩bamos la cabeza, a cincuenta cent铆metros, para escribir. Puesta en el piso, y multiplicada por cientos, forma esta especie de urbanismo apagado. A trav茅s del mirador uno se vuelve a acercar a la plaqueta, pero nada de lo que vemos recupera su sentido original. A partir del mirador vemos otra cosa. Tampoco hay 谩rboles, ni siquiera quemados. No cualquier objeto mirado con una lente macro da otra cosa. Una mosca mirada en macro es una mosca enorme. Un humano en macro es un detalle de un humano. Doy vuelta la plaqueta hacia el lado sin pintar. Los circuitos son las ca帽er铆as de un mundo invisible. Pero... 驴qu茅 tipo de mundo?

La realidad de esta Babel es urbana y dantesca, aunque al mismo tiempo prolija. Barridita. 驴Por qu茅 una plaqueta, cuya misi贸n espec铆fica es la rectificaci贸n de corriente, tiene la misma forma que un campo de concentraci贸n, con sus barracas, sus exteriores para desfilar, sus crematorios, su ordenamiento ortogonal? Valansi enfoca la c谩mara sobre un sector de la maqueta y me muestra, al mismo tiempo, una foto a茅rea de Auschwitz. Se pregunta: 鈥溌縀s una casualidad?鈥. No s茅 qu茅 contestarle. Da miedo.

FANTASMAS EN MINIATURA

Hay un momento en que las cosas no se pueden ver de otra manera, dice Valansi. Ya est谩. Hay un di谩logo objeto-artista que se provoca al estudiar detenidamente, concentradamente las cosas, durante meses y meses.

El mirador contiene una c谩mara infrarroja. La tecnolog铆a infrarroja detecta informaci贸n, pero tambi茅n la inventa. Complementa datos deducidos uniendo puntos imaginarios. Valansi jura que de noche, aguzando el ojo, se pueden ver fantasmas caminando por las calles en miniatura.

El mirador lleva el concepto de la 煤ltima fotograf铆a impresionada en la retina de un muerto: lo 煤ltimo que se ve. El arma del asesino, un auto de frente, la familia reunida alrededor de la cama del hospital, el cemento duro y fr铆o, del piso.

El mirador tambi茅n es un objeto que tiene que ver con el turismo, con la contemplaci贸n de un paisaje. Mucha gente cree que la apertura de los lugares de la memoria con colecciones de objetos del horror termina formalizando un Show de la Memoria, en un discurso pol铆ticamente correcto. El problema es el regodeo. El arte de verdad lo que hace es montar una energ铆a, sublimarla. La pregunta sobre la memoria sobrevive cuando el arte la eleva, no cuando la hace pesada. Coincidimos con Gabriel en que nos molesta la denuncia directa, para eso est谩n los medios. El arte debe darnos un insight, debe hacernos pensar.

Un mirador tur铆stico es un objeto feliz para ver cosas felices. Normalmente uno paga por ver, pone una moneda en la ranura. Ac谩 es gratis, y el que mira es un sobreviviente a la hecatombe. A pesar de que todo muri贸, la mirada sigue funcionando, y necesitamos este mirador para acercarnos y saber.

Babel
Gabriel Valansi
En el hall de la planta baja del edificio de la Fundaci贸n YPF, Macacha G眉emes 515, Puerto Madero.
Lunes a viernes de 10 a 19.
Hasta el 18 de febrero.

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