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Domingo, 3 de julio de 2011
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Teatro > Carlos Casella reestrena Random

Canción animal

Mientras estrenaba Corazón idiota, con Carla Peterson, Griselda Siciliani y toda la pompa mediática, Carlos Casella también presentó un espectáculo de danza contemporánea que la gripe A y la pompa mediática sobre la otra obra eclipsaron. Ahora, el ex Descueve vuelve a estrenar Random, en la que despliega su peculiar lenguaje de la danza.

Por Natali Schejtman
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Mientras en 2009 craneaba y ensayaba Random, la obra de danza contemporánea que creó para el Centro de Experimentación del Teatro Argentino y que se presenta hasta fin de julio, Carlos Casella se ocupaba de otro desafío: un espectáculo de danza, teatro y música para el complejo La Plaza que tenía como protagonistas a dos heroínas bien mainstream como Carla Peterson y Griselda Siciliani y toda la pompa mediática puesta a su servicio. Corazón idiota hablaba de amor y despechos de mujeres con los ingredientes del humor, el cuero y el empacho de la noche. Mientras Random, la obra que ensayaba por las mañanas, en cambio, es una propuesta centrada en la danza, más bien despojada y subterránea: una especie de contracara apaciguada del griterío. Finalmente, el estreno de la obra debió posponerse en ese momento por el brote de la gripe A, por lo que siguió su recorrido silencioso hasta emerger un año después; mientras, las chicas de fucsia recorrieron la tevé y decoraron la calle Corrientes.

Entre esos dos escenarios divergentes, se recorta la figura ecléctica de Carlos Casella, coreógrafo, actor, bailarín y cantante, uno de los creadores de El Descueve, que hace de la transversalidad en escena una de sus preciadas marcas autorales. Casella estudió en el taller de danza del San Martín, mientras entraba en contacto con quienes serían luego sus compañeras de El Descueve, como Mayra Bonard o Ana Frenkel (con ella tiene una especie de sociedad artística que trabajó en varios espectáculos posteriores al Descueve). El, además de bailar, cantaba en una banda; las chicas también venían relacionadas con la música y el grupo tenía inquietudes que los vinculaban muy fácilmente con un afuera de la danza. Ya en las primeras muestras del grupo, a comienzos de los ‘90, hacían espectáculos que estaban basados en la danza pero se permitían gritos, palabras y otros elementos expresivos del teatro, que se potenciaron con las relaciones que fueron entablando con grupos como La Organización Negra y, después y por varios años, De la Guarda (de hecho, Gaby Kerpel hizo la música de su primer espectáculo, Criatura). En sus espectáculos de danza pop –como Todos contentos o el hit Hermosura– el estruendo y la noche dialogaban –y se gritaban– con la delicadeza algodónica de la danza, y el grupo fue generando un escenario de mujeres poderosas, canciones melodramáticas y voces políglotas. Una forma de producción independiente que basaba sus puestas en el contraste fogoso y los lenguajes cruzados.

Aunque sin palabras, Random guarda algo de ese espíritu con puro movimiento y música. En escena, tenemos a tres mujeres imponentes que van de la asexualidad al erotismo, de robots a gatúbelas, y a tres figuras que se deduce masculinas, aunque están cubiertas por un traje indescifrable que los vuelve genéricos. La presencia femenina y las interacciones entre ellos son el tema de la obra, que propone una puesta con destellos retrofuturistas (subrayado por la música de Alejandro Terán), una especie de alunizaje en un living onírico color arena. Las mujeres (Leticia Mazur, Noelia Leonzio y Margarita Molfino) son transparentes e imponentes, pero se muestran en sus fortalezas y debilidades. Se arrastran arriesgadamente, entre vasos de vidrio que tintinean; oscilan entre no dejarse tocar y asistir una y otra vez al manoseo y a la misma calesita masculina que las deja exhaustas. A veces cada chica es muy individual, a veces forma parte del colectivo femenino, y a veces se juntan y son otra cosa, distinta.

“Empecé con una pequeña idea que era trabajar con cuatro personajes que representaban una versión muy personal de las cuatro estaciones, alteradas internamente y en su orden. Cuatro mundos, cuatro universos, cuatro géneros. Por eso apareció esto de Random, como que la primavera podía ser algo suicida en vez de ser esperanzadora.”

Es inevitable tratar de encontrar algo del pasado en el trabajo presente de Carlos: cuando El Descueve se detuvo, él necesitó reconocer cuál era su “estructura creativa”, su individualidad después de 17 años de trabajar en grupo. A juzgar por Random, esa estructura es la experimentación constante.

Random se presenta los jueves de junio y julio a las 21 en el Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543.

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