La semana pasada se volvieron a entregar los Premios MTV, en una ceremonia muy aburrida pero, sobre todo, deprimente porque el estado del pop es bastante calamitoso, e incluso artistas que hace algunos a帽os resultaban atractivos (Kanye West, Lil Wayne) acaban nivelados con la falta de inspiraci贸n y, m谩s grave, la falta de onda generalizada. Hasta Beyonc茅, siempre al menos impactante, arruin贸 todo haciendo una coreograf铆a vestida de trajecito y, al final, mostrando su panza embarazada mientras su marido Jay-Z, el superproductor Jay-Z, era felicitado. Pocas veces se ha visto una puesta en escena de la domesticaci贸n tan obscena. Y esto sin tener en cuenta artistas incomprensibles por su total falta de talento y carisma como Katy Perry o Bruno Mars 鈥搎uien, para colmo y para que el contraste dieran ganas de morirse, fue el encargado del homenaje a la extraordinaria Amy Winehouse鈥-.
Hubo una 煤nica excepci贸n: Lady Gaga, que abri贸 el show travestida como su alter ego Jo Calderone con su canci贸n 鈥淵ou And I鈥 en compa帽铆a de Brian May de Queen. Gaga se qued贸 toda la noche en personaje, haciendo de Jo, que es una mezcla de Fonzie con personaje de Grease con italiano de New Jersey; todo el mundo esperaba que repitiera un impacto como el del vestido de carne, o el del huevo 鈥揳s铆, dentro de un huevo, lleg贸 a los Grammy a principio de a帽o鈥, o el del vestido rojo con una corona que le cubr铆a la cara, o cualquiera de los magn铆ficos looks que gusta vestir. Como Gaga es inteligente y sabe que no hay mucho m谩s que pueda hacer en t茅rminos de alto impacto, se decidi贸 por el minimalismo del alter ego masculino que hab铆a presentado hace unos meses en una edici贸n de Vogue Jap贸n. Y caus贸 un considerable revuelo: de las organizaciones LGTB que se alegraron hasta los que se burlaron y reflotaron aquel mito de que Gaga es intersexual, una muestra de lo dif铆cil que resulta aprehender a alguien que es raro, especialmente a una mujer, m谩s a煤n a una mujer que es joven pero no es bella.
El show en los VMA fue bastante bueno e intenso, un poco descontrolado, Gaga se cay贸, se dio el gusto de tocar con May as铆 como en el disco Born This Way invit贸 a Clarence Clemons (de la E-Street Band) y, sobre todo, trajo algunas ideas a esa fiesta tonta: experta en cultura pop, reina del pastiche, Lady Gaga le encontr贸 la vuelta a su alter ego, que no es de otro planeta como Ziggy Stardust ni es un veh铆culo para decir lo indecible, como Slim Shady: Jo es vulgar, es bruto, es molesto porque, justamente, no dice nada bueno sobre el lado masculino de Gaga 鈥搊 dice, en todo caso, que el lado masculino es bastante horrible鈥. Eso, posiblemente, haya molestado tanto y se oculte atr谩s de las cr铆ticas de medios como Entertainment Weekly o el LA Times, que consideraron aburrida y repetitiva la performance, incluso 鈥渦n poco demasiado鈥 鈥撀縟emasiado despu茅s de un vestido de carne, demasiado despu茅s de que Gaga interpretara su muerte sobre el escenario en un ba帽o de sangre?鈥 molestos porque la diva de 25 a帽os decidi贸 dejar de lado lo m谩s predecible, la extravagancia, el glamour.
Hace unos meses que se percibe una resistencia de la cr铆tica a Lady Gaga, despu茅s del primer enamoramiento, que dur贸 sus primeros discos, The Fame (2008) y The Fame Monster (2009). Siempre la acusaron de falta de originalidad, de ladrona; ella nunca hizo m谩s que afirmar que su trabajo de nutre de la cita, que s铆, toma y recrea ideas y puestas de Queen, Madonna, Whitney Houston, Michael Jackson y hasta Marilyn Manson. El deporte de buscar a qui茅n se parece es est茅ril, porque las semejanzas con los modelos son enteramente buscadas. El tema es qu茅 hace con eso. La verdad es que Gaga resulta absolutamente hipn贸tica e inteligente: el zombie chic del video de 鈥淏orn This Way鈥 es una insolente actualizaci贸n de la Danse Macabre en clave pop; Gaga comprende que ser muy famoso es ser un monstruo 鈥揳lgo 煤nico, algo incomprensible para los dem谩s, algo morbosamente rico y poderoso y lejano; Madonna, por ejemplo, no se da cuenta de esta monstruosidad, y entonces insiste en ser madre adoptiva y escribir cuentos para chicos mientras se sienta en un sill贸n digno de Darth Vader y tiene piernas de robot; esa incomprensi贸n la vuelve irrelevante y provoc贸 que Gaga la jubile鈥. Gaga como sirena en una ba帽era en el video de 鈥淵ou And I鈥, donde tambi茅n es una dama sure帽a que regresa al pueblo destrozada, lastimada, recauchutada como una m谩quina; Gaga como una celebridad cuadripl茅jica en 鈥淧aparazzi鈥, una cita a la nueva carne de Ballard; Gaga, finalmente, forzando tantas ideas en su trabajo, algunas buenas, otras no tanto, pero al fin la 煤nica artista que trata de salvar al pop de la 帽oner铆a de Katy Perry, la nada misma de Justin Beiber, la horrible Selena Gomez, el conservadurismo del hip hop (con su machismo, su homofobia, sus mujeres en pelotas, su culto a los fiolos), el rock sin alma de Foo Fighters o Maroon 5, los hits mec谩nicos de Black Eyed Peas, el 茅xito vacuo de Justin Timberlake. La 煤nica que dice no, el pop tiene que ser m谩s que este rejunte de millonarios esponsoreados por Disney.
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