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Domingo, 8 de abril de 2012
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Polémicas > ¿Una Barbie sin pelo ayuda a las nenas a sobrellevar el cáncer?

PELOS Y SEÑALES

Por Soledad Barruti
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El día que a Genesis Reyes se le cayó el pelo por la quimioterapia dejó de sentirse una princesa. Su desconsuelo recorrió los pasillos del hospital y llegó a los oídos de una madre que también tenía a su hija internada por un cáncer. No una madre cualquiera, sino una íntima amiga de la mujer del CEO de Mattel. Debían escuchar lo que decía esa nena, le dijo esa madre a su amiga. Así como cuando tenía sus rizos largos su Barbie la había hecho sentirse hermosa, ahora que no tenía pelo merecía que su muñeca le ocurriera algo igual. Princess Genesis llegó al hospital poco tiempo después. Vestida de rosa en una caja brillante y con una tiara sobre su cabeza calva. Desde su cama, la Genesis niña la recibió ataviada en un rosa igual de vibrante, la abrazó, tal vez sintió que sin pelo seguía siendo igual de hermosa, y enseguida ese deseo hecho realidad se convirtió en noticia y terminaría dando la vuelta al mundo.

Nueve meses después, otras dos mujeres tomaron la posta. Jane Bingham, una paciente oncológica, y Rebecca Sypin, madre de una niña con cáncer. “Nos gustaría ver una Barbie bella y calva hecha para ayudar a las pequeñas que sufren la pérdida de su cabello en el tratamiento contra el cáncer. También para niñas que tienen problemas para hacer frente a la pérdida del pelo de sus madres durante la quimioterapia”, escribieron en la cuenta de Facebook que inauguraron conjuntamente el 20 de diciembre de 2011: Beautiful and Bald Barbie! Ahí no sólo invitaban a todos los usuarios a marcar el clásico “Me gusta” sobre su propuesta, sino que abrían el espacio para que enfermos de cáncer o parientes subieran fotos. ¿El resultado? Miles de adhesiones y un álbum público cada vez más repleto. Familias que se pelean para acompañar a alguien en su tratamiento, chicos que murieron y hoy son recordados con sus mejores sonrisas, y otros que están en tratamiento, pero no por eso dejan de disfrazarse, pintarse, sentirse preciosos. Todas las imágenes transmiten una alegría poderosa mientras exponen cómo la belleza puede trascender estereotipos y renovar sus símbolos. Pero no alcanzó para conmover a la empresa. “Mattel no acepta ideas de fuentes externas”, fue lo que respondieron a las cartas que las madres siguieron enviando.

Fue nuevamente el despliegue mediático lo que hizo que el proyecto despuntara. Pero no sólo por la cobertura, sino porque al momento de escribir la noticia a algunos se les ocurrió recopilar alguito de la biografía pública de Barbie. Porque hace rato que Barbie no es una dulce princesa, sino más bien una rubia que de tan tonta se vuelve mala. Y ahí estaba para recordárselo Becky, su amiga en silla de ruedas que –¡ups!– no entraba en el ascensor de la casa de los sueños. Y la morena Oreo, “que divierte a Barbie”, pero ni un poco a los afroamericanos que saben que oreo es un insulto con el que aseguran que la gente puede ser negra por fuera, pero siempre blanca por dentro. También la Barbie que trabajaba en Mc Donald’s y servía hamburguesas a sus amigas, pero cuando se iba a dormir, entre sus accesorios encontraba un único libro: Cómo perder peso, con un único consejo: No comas. (Un dato que se suma: hay estudios que aseguran que si Barbie fuera una mujer no podría menstruar ni prácticamente mantenerse en pie, tal su delgadez.) Por último, el año anterior se supo que las cajas de la muñeca se hacían con madera talada ilegalmente en lo poco que queda de la selva virgen de Indonesia.

¿Puede el cáncer curar a Barbie?, fue una de las preguntas más lúcidas que se oyeron. Porque si bien con semejante historial uno piensa que lo mejor que podrían hacer las madres es mantener bien lejos a la muñeca de sus hijas, tal vez la propuesta podría humanizar un poco tanto plástico.

Pero si la situación iba a servir para ahondar en esas cuestiones (qué tipo de juguete es o quiere la sociedad que sea Barbie, por ejemplo), en medio de todo se alzó una voz tan inesperada como violenta que echó por la borda las sutilezas. Andrew Becker, el director de comunicación de la Sociedad Americana de Cáncer, posteó en su blog: “El cáncer infantil es raro. Y estas muñecas podrían acabar en manos de niñas que con fortuna no serán tocadas por el cáncer, así como tampoco lo serán sus madres. Por el contrario, podrían terminar aterrorizadas ante una imagen desproporcionada de sus chances reales”. Como era de esperar, las respuestas fueron de lo más virulentas: repudio, pedidos de despido, cartas de enfermos e incluso de colaboradores voluntarios (la asociación se sostiene con el aval de sus 3 millones de donantes) que amenazaban con dejar de colaborar. Hasta que Becker terminó eliminando la entrada y reemplazándola por un categórico pedido de disculpas.

En medio del revuelo, MGA anunció que fabricaría una serie de sus exitosas muñecas Bratz y Moxie Girlz calvas que saldrían a la venta en junio de este año; lo mismo Hasbro, que presentará una serie de G.I. Joe sin pelo para los niños en quimioterapia (Brave and Bald G.I Joe).

Así las cosas la semana pasada Mattel terminó por rendirse y finalmente producirá la muñeca. Aunque no una Barbie sino una amiga de Barbie que, para evitar sospechas, serán entregadas a las salas de oncología de algunos hospitales y no llegará a los negocios. Sin dudas, la noticia hizo felices las miles de niñas que como Genesis se identifican con sus muñecas y quieren sentirse hermosas también en ese espejo.

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