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Domingo, 20 de mayo de 2012
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> Adiós a Donna Summer (1948-2012)

Así era el calor

Por Alberto Fuguet
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Donna Summer ha muerto. Ha muerto la reina del disco. Last dance tonight. No fue director o actriz, pero está ligada al cine y al cine de los ’70 (que personalmente es el cine que me interesa por estos días) y al cine ambientado en los ’70, o a películas donde el baile o las discos o el camp y lo retro es clave (Zoolander). Cintas tan diversas como Buscando a Mr. Goodbar (un descenso al lado más oscuro de la cultura urbana de los ’70) o el inolvidable comienzo de cuatro amigas de secundaria (entre ella Jodie Foster) durmiendo juntas mientras sale el sol y suena “On The Radio” en Foxes (Zorras), una cinta de 1980 de Adrian Lyne que claramente se adelantó a su época (¿alguien dijo Girls de HBO?). Los temas de Donna Summer eran largos (los 16 orgásmicos minutos de “Love to Love You Baby”, el primer maxi single), pero dos o tres acordes de uno de sus temas les sirvieron a muchos directores para contextualizar en forma perfecta una escena. Decenas de comedias como Splash o The Full Monty no serían lo que son sin el apoyo de los hits disco de la Summer.

Donna Summer actuó en una sola película y lo hizo ahí no más a pesar de hacer más o menos de sí misma (quizá lo hizo pésimo porque Donna Summer era demasiado grande incluso para la misma Donna Summer). Gracias a Dios que es Viernes, de Robert Klane, de 1978, es acerca de una exitosa cantante que va a una disco a cantar, pero hoy esa cinta de explotación de una moda sorprende por la manera como capta una era y una época y, claro, se vuelve trivia clave pues –según muchos– es la peor película de la historia que haya accedido a un Oscar: estatuilla a la mejor canción de 1978 por el tema “Last Dance”. Este “triunfo”, claro, cae por su propio peso (¡El artista este año ganó mejor película!) pero durante años hizo que esta cinta disco (con Debra Winger partiendo su carrera) se elevara de entre miles de toneladas de basura juvenil por este Oscar musical que le daba al pedestre film kitsch un morbo extra.

Donna Summer estará por siempre intrínsecamente asociada al disco, a los ’70, a la estética Giorgio Moroder y a sus sintetizadores y la irrupción del sexo como mercadería e instrumento de marketing. Pero no sólo eso: es parte vital de un cierto cine norteamericano de los ’70 (películas bisagras que unieron el realismo de los ’70 con la fantasía y el glam, y la fantasía ochentera ligada al VHS). La Summer no hizo mucho cine (en rigor, esa sola película), pero a diferencia de, por ejemplo, Whitney Houston, que hizo un par de atrocidades, sí marcó una época no sólo en la moda y en lo pop, sino que se volvió un sinónimo de un estilo de vida y, lo que quizás es más impresionante, su música potenció una serie de películas tanto de los ’70 como posteriores.

Pero la razón por la cual estoy escribiendo este obituario en este día frío es por Abismo. Cuando el director Peter Yates y sus productores decidieron llevar al cine The Deep, la novela trash de Peter Benchley (el autor de una novela algo superior llamada Tiburón, que al pasarse al cine se volvió un hito sin precedentes), tenían claro que no había mandíbulas. Algo había que hacer para hacer una cinta de verano acuática que superara lo débil del guión: la idea fue brillante, notable, inolvidable. Juntaron a Jacqueline Bisset en su mejor momento (1977), el mar Caribe y la idea de que una mujer pudiera bucear sólo con una polera blanca, sin un sostén o traje de baño abajo. La polera, claro, se mojó. Y ése fue el afiche. Para aumentar aún más la lubricación, Yates llamó a Donna Summers para erotizar el tema compuesto por el gran John Barry. Compusieron un tema con el título de la cinta como leit-motiv, pero la palabra deep (profundo) no remitía al guión en sí (bucear en sitios profundos), sino que intentaron darle otra acepción (eh... bucear en sitios profundos). Bisset, su polera, sus pezones, el agua celeste y Donna Summer cantando down, deep inside y lo que se armó ante millones de espectadores adolescentes del mundo entero fue –en efecto– algo extremadamente mojado pero no debido al Caribe. Donna Summer sumó un nuevo éxito, la Bisset inventó la camiseta mojada y la cinta, siendo bastante básica y hasta mala, se transformó en un éxito y un evento sexo-cultural.

Adiós Donna. Nos diste un Verano que duró años y que seguirá vivo en una memoria colectiva, esté uno o no de acuerdo. Nos diste disco, nos diste hot stuff, imágenes con tus canciones entre camp y cursis, sudadas y nocturnas, que no se olvidan aunque uno quisiera borrarlas del disco duro. Quizá por no ser tan grande, no ser tan importante, terminaste siendo más importante que muchos artistas supuestamente importantes.

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