Domingo, 1 de septiembre de 2002
UNA LISTA SIN CONCESIONES, DE PURA BELLEZA
Los temas de una velada única
Por Eduardo Fabregat
El repertorio de Spinetta incluye suficientes páginas como para darles forma a varias listas posibles. A la hora de ocupar el templo clásico el Flaco eligió un clacisismo sin demagogia. A saber: en las diecinueve canciones elegidas hubo espacio para tres de Almendra y tres de Spinetta Jade, una de Dante Spinetta, otro cover ("Gricel") de su disco junto a Fito Páez y once de su extensa carrera solista, incluyendo una que su sello discográfico firmó como "Pescado Rabioso" para Artaud. "A Starosta, el idiota", precisamente, formó parte de un bloque inicial de pura poesÃa, que certificó todo lugar común sobre la emoción que podÃa enarbolarse de antemano. Ni el más esperanzado fan de Almendra podÃa imaginar que Spinetta entrarÃa al escenario del Colón, se sentarÃa y arrancarÃa con... "A estos hombres tristes", una de las perlas de ese disco debut de Almendra de 1969 que, una y otra vez a lo largo de la historia, ha sido elegido como el mejor del rock argentino.
El tema de Artaud --con sus cintas al revés originales incluidas-- y el tangazo de Mores y Contursi completaron ese primer tramo que erizó las pieles y dejó en claro que los clásicos no pueden ser explicados, simplemente suceden y se ganan su espacio por peso propio. Bien reformuladas en el doble andamiaje de teclados del Mono Fontana y Claudio Cardone (tan hábiles para el ruido ambiental como para el piano de cola), con la conocida sutileza y conocimiento de Javier Malosetti en contrabajo, los tÃtulos que Spinetta eligió para darle forma a su velada de gala lucÃan jóvenes. Treinta y dos años después de ser registrada en Almendra II, "Para ir" sonó tan delicadamente urgente como para convertirse en uno de los momentos más hermosos. "No lleves ni papeles/ hay tanta gloria ya, que al final/ nadie tiene un sueño con laureles/ que tu cuerpo al menos esté listo/ para ir", cantó Luis, y fue como una electricidad en el aire, una respiración colectiva contenida ante uno de los temas más bellos de aquel cuarteto que completaban Emilio Del Guercio, Rodolfo GarcÃa y Edelmiro Molinari.
El hecho de que el Colón imponga respetuoso silencio permitió, además, escuchar una lista que, en cualquier otra situación, despertarÃa un coro colectivo. Poner toda la atención en "Leves instrucciones", la tercera almendra del repertorio, o la dulcÃsima versión de "Maribel se durmió", aquel "hit" que Jade estrenó hace casi exactos veinte años, en un escenario tan diferente como el BA Rock de las canchas de rugby de Obras. El último Jade, aquel que comenzó a despedirse en la presentación de Madre en años luz del Luna Park, tuvo su espacio en la emocionante "¿No ves que ya no somos chiquitos?" y en ese final con "Ludmila" que provocó una larga ovación que exigÃa otro bis.
No lo hubo. Pero en la hora veinte de concierto (nunca más apropiado el término) habÃan sonado varias perlas, diferentes caras del Spinetta solista reflejadas en etapas como Tester de violencia ("Al ver verás"), Don Lucero ("Cielo invertido", otro acierto), Privé ("La pelicana y el androide") y Pelusón of milk ("Lago de forma mÃa"), su etapa más reciente con "Ekathé" y el tema-estreno del final, o el eterno inédito de "Luna nueva (mundo arjo)". Sólo podrÃa reprochársele que no sonara nada de Kamikaze, pero quizás es que Spinetta se decidió por la que serÃa la tercera o cuarta lista favorita de su fan más previsible. Lo hizo guiándose por climas antes que por balances --Pescado Rabioso e Invisible también estuvieron ausentes, y a la luz del resultado se entiende por qué--, por la belleza de las piezas antes que por su carácter de "número puesto", por la exacta ecuación entre la música y el imponente entorno. Al cabo, lo importante es la manera en que treinta y tres años de historia quedaron expuestos bajo la portentosa araña del Colón. Pura belleza.
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