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Domingo, 27 de mayo de 2007
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Los monstruos de Richard Fleischer

Adentro, afuera y abajo

Por Alfredo Garcia
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Luis Palomares, uno de los tipos que más sabían de cine en la Argentina, insistía en la necesidad de prestarles más atención a las películas de Richard Fleischer. Dada la cantidad de géneros por la que transitó Fleischer, un recorrido por los monstruos del cine sin sus films de terror y ciencia ficción se vuelve imprescindible. Si estuviera entre nosotros, el gran cinéfilo Palomares aprobaría este recorrido...

20 mil leguas de viaje submarino (1955) Pulpos eran los de antes...

Casi como una ironía, cuando Walt Disney decidió encarar su primera producción no animada, contrató al descendiente de sus grandes rivales en el mundo del cartoon, los hermanos Dave y Max Fleischer. Richard no quiso aceptar el trabajo hasta estar bien seguro de que Walt conocía quiénes eran su padre y su tío. En el film actuaba Peter Lorre, que se mostró feliz de ver cómo su rol maligno de siempre era reemplazado por el horrible monstruo marino gigante que ataca el Nautilus en el momento culminante de la película. En esa época no había efectos digitales, y Disney no iba a permitir que un monstruo no animado dejara mal parada a su firma. La lucha fue tan grande en el set como los arponazos que arroja Kirk Douglas en la pantalla, y el mismo Fleischer confesó haberle consultado a Disney cómo filmar la escena, retomada sucesivas veces hasta que, con el agregado de una tempestad y tentáculos más agresivos, logró el mejor calamar gigante de todos los tiempos.

La película recibió un Oscar a los mejores efectos especiales y, durante un buen tiempo, en el Disneylandia original el público podía ser atacado por el mismo pulpo durante un viaje en el submarino Nautilus.

Viaje fantastico (1965)

O cómo convertir en monstruos a los glóbulos blancos y demás anticuerpos del organismo humano.

Varios años le demandó a Fleischer producir su obra maestra más audaz en lo conceptual y visual. Viaje fantástico es algo único, una odisea dentro del cuerpo humano con un submarino diminuto navegando en el torrente sanguíneo de un científico en coma al que hay que efectuarle cirugía cerebral “desde adentro”.

La estética psicodélica de los años ‘60 tiene en estos diseños del interior del cuerpo humano uno de sus momentos más altos (ni en la Factory de Andy Warhol se vieron las cosas increíbles elaboradas por el maestro Fleischer)... Raquel Welch hizo casi en seguida este film y Un millón de años antes de Cristo (la producción de la Hammer con efectos de Ray Harryhausen donde se la veía más ligera de ropas con su bikini jurásica). Aquí tiene una escena muy graciosa, en la que, ahogada por anticuerpos, debe ser liberada por sus colegas masculinos (Stephen Boyd, Donald Pleasence y Arthur Kennedy a la cabeza), un poco reacios a sacárselos de su generoso busto...

Hasta 1968, y el 2001 de Kubrick, esto fue lo más serio y riguroso en lo que tenga que ver con el diseño minucioso del universo imaginario de un film de ciencia ficción.

Conan el destructor (1984)

¡Arnold contra el mito del Cthulhu y los monstruos de Lovecraft!

Al final de su carrera, Fleischer hizo dos excelentes sword & sorcery (films de espadas y hechiceros): éste y Guerrero rojo, ambos protagonizados por Schwarzenegger. En su Conan, el director le dio al héroe de Robert Howard el tono de cómic que necesitaba, metió a Grace Jones en el reparto, y por sobre todo puso en escena un momento antológico en el que Arnold combate contra un amorfo y espantoso dios lovecraftiano realmente digno de esta antología de monstruos, y mucho mejor que el Alien diseñado anteriormente por el mismo FX-man, Carlo Rambaldi.

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