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Domingo, 8 de junio de 2008
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El libro

Por Mariana Enriquez

The Mist, la nouvelle, se publicó originalmente en 1980, dentro de la colección de relatos Dark Forces. Ahora acaba de reeditarse a propósito de la película, por separado, y sin retoques. Cuando la publicó por primera vez, Stephen King estaba en los comienzos de su carrera, y era uno de sus iniciales intentos con el terror apocalíptico post-nuclear, bien años ’50, de paranoia, militares y monstruos. Tiene varios trabajos más sobre el género, los más notables son la hercúlea novela The Stand (Apocalipsis, 1978, reeditada en 1990, para muchos su mejor trabajo) y la reciente Cell (2006), un notable ejercicio sobre el gore, el humor y las relaciones humanas. The Mist es breve e impactante: King conjuga su notable poder de observación para los personajes de pueblo chico –como el grueso de sus relatos, transcurre en una localidad muy pequeña, casi aislada, de Maine–, y le deja el protagonismo a una pareja de padre e hijo (David y Billy), combinación que suele manejar de manera letal (pensar en El resplandor o Cementerio de animales). El director Frank Darabont sigue la nouvelle casi al pie de la letra, incluso en los diálogos; hasta reproduce con fidelidad los monstruos descriptos, que son de típicos tentáculos lovecraftianos y voracidad esperable. Pero cambia el final de una manera brutal. The Mist apareció en un momento en que Stephen King –norteamericano demócrata típico, esencialmente progre– estaba pensando en una niebla política real: el neoconservadurismo que se convertía en paradigma en Estados Unidos, el fin de la Guerra Fría (que le servía de contexto ideal a sus monstruos) y la era Reagan en ciernes. Pero la última palabra de la nouvelle era “esperanza”, y el final era abierto. En cambio, la película ofrece un cierre de alto pesimismo y un comentario político explícito totalmente negativo, que no deja lugar para la redención. Si King suele verse edulcorado en su paso a la pantalla, aquí se da el fenómeno opuesto: la adaptación que hace Darabont en el guión deja a la nouvelle apenas en un lugar de relato inquietante. The Mist, la película, se atreve al horror pleno más de lo que el maestro del terror lo había planeado. Una verdadera rareza.

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