Cambió mi vida por completo, y la recuerdo más que a mi maestra de quinto grado –de quien olvidé nombre y rostro–. Mi primera videograbadora. Una Hitachi gris, bastante grande, pero que de ninguna manera podrÃa calificarse de armatoste: un diseño elegante, con una suerte de lengüeta donde se ubicaban los botones de funciones, y un sistema de expulsión del casete muy contundente, sin nada de suspenso (cosa que permitÃa saber al instante si la cinta se habÃa quedado enganchanda adentro, grandÃsimo problema de las videos). Me la regalaron para un cumpleaños. Me cambió la vida. Esas pelÃculas que hasta entonces sólo podÃa ver en la reproductora –puaj las reproductoras– ahora podÃan ser mÃas gracias a un casete virgen y un cable que unÃa a ambos aparatos. Los cables no eran tan fáciles de conseguir y muchÃsimo menos en los años ‘80, pero se encontraban eventualmente. Una vez hechas las conexiones correctamente empecé a armar mi videoteca, copiando las pelÃculas del videoclub –la piraterÃa es cosa vieja– o grabando desde la televisión. ¡Ya no estaban atrapadas allÃ! ¡Y cuando llegó el cable, hasta tenÃan subtÃtulos! Recuerdo las primeras gemas conseguidas: Las alas del deseo (un plomo, pero en esa época habÃa que hacer como que a uno le gustaba, y además estaba Nick Cave en toda su gloria juvenil); Angel Heart (qué gloria ver una y otra vez la tremenda escena de sexo entre Lisa Bonet y Mickey Rourke sin tener que pagar); Cuenta conmigo, para enamorarse temprano de River Phoenix. Y videos, claro: en los albores de MTV se podÃan hacer verdaderos compilados, lástima que la pausa no funcionaba a las mil maravillas y cortaba después, quedaba la cinta temblando, grababa fragmentos de comerciales y separadores.
Toda esa videoteca ya está perdida. Pero no por la llegada del DVD: la perdà antes a manos del moho, de ese hongo blanco que ataca a la cinta y la mata. No sé si le pasa a todo el mundo, si es mi culpa por dejada, si el VHS tiene una vida útil o si guardaba los videos en un lugar húmedo. Cuestión que se pudrieron. Y que muchas pelÃculas y videos todavÃa son irrecuperables. Y el DVD tampoco está tan bueno, salta y pixela y se traba y ya mismo tiene que llegar tecnologÃa superior, no sea cosa que empiece la nostalgia por la cinta tembleque.
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